NinaMis amigos y yo estábamos sentados alrededor del fuego, escuchando en silencio el crujido de los troncos y los sonidos del bosque que nos rodeaba. La oscuridad era tan absoluta que no podíamos ver nada más allá del tenue resplandor anaranjado que proyectaban estos troncos. Todo lo demás no era
NinaMis ojos se abrieron de par en par y la mandíbula se me cayó cuando vi a Enzo frente a mí. Sentí que el corazón se me subía a la garganta.Esto tenía que ser algún tipo de truco... Enzo estaba aquí de pie. De algún modo, nos había encontrado en la oscuridad. Tal vez mi intuición de quedarnos do
Nina"No podemos quedarnos aquí", dijo Enzo, con el brazo todavía firmemente envuelto a mi alrededor mientras le hablaba al resto del grupo. "Es demasiado peligroso".Enzo tenía razón. Si Selena y la bruja seguían buscándolo, era peligroso estar aquí en la oscuridad. Tal vez sería mejor volver a cas
NinaSabía que Enzo no quería continuar ahora que entendía la posibilidad de lo que estaba por venir. Pero no dijo nada. En lugar de eso, apagamos el fuego en silencio y comenzamos nuestro viaje hacia la mansión del Rey Alfa.De alguna manera, mi beso con Enzo hizo que el bosque se iluminara un poco
Nina"Ahí está la puerta lateral", dijo Enzo, señalando hacia una pequeña puerta de madera que se encontraba en un lateral de la mansión. "Los guardias deberían cambiar pronto. Cuando lo hagan, podremos entrar si corremos rápidamente. Pero no podemos entrar todos".Asentí. "Tienes razón. Sería demas
Finalmente, salimos a la oscura cocina. Había una claraboya que dejaba pasar la luz de la luna llena, iluminando la cocina con un tono azul pálido. Era una cocina bonita, muy anticuada, y normalmente me habría emocionado ver una casa tan bonita. Pero ahora me parecía un laberinto en el que podía hab
Nina"No dejaré que te vayas de mi lado", susurró Enzo. Su voz sonaba como un gruñido grave, y sus ojos brillaban con un rojo aún más intenso mientras hablaba. Sabía que hablaba en serio, y después de que casi nos atrapara lo que parecía un guardia, quizá tuviera razón. Quizá fuera mejor que nos man
Una vez fuera del alcance visual de los guardias, Enzo señaló en silencio otro largo pasillo. Éste estaba bordeado de grandes ventanas a ambos lados con diseños curvos grabados en el cristal, que hacían que la luz de la luna llena proyectara dibujos en el suelo. Los tres avanzamos rápidamente por el