NinaVi a Enzo y Ronan pelear en un estado de horror absoluto. Ronan había intentado incitar a Enzo, y lo había conseguido. Enzo le propinó un cabezazo que hizo que el público jadeara al unísono, y luego empezó a asestar puñetazos a Ronan desde arriba. Su rostro se torció en una mirada de pura ira y
Nina“Solo vete a casa”, dijo Enzo. “Nos vemos en el partido final”.Sentí que mi ceño se fruncía. ¿Por qué se mostraba tan indiferente? Estaba claro para mí que Ronan tramaba algo, pero Enzo no parecía creerme. Vi cómo se alejaba hacia las duchas, luego me di la vuelta y me fui furiosa hacia la sal
Cuando salí corriendo, Enzo levantó la vista y sus ojos rojos brillaron al verme.“Te dije que te escondieras”, resonó su voz en mi cabeza.Pero le ignoré.Solté un grito salvaje y corrí hacia uno de los salvajes justo cuando estaba a punto de morder a un alumno. Extendí la mano y cerré los ojos al
Nina Dejé caer la silla plegable que tenía en la mano y corrí hacia Enzo mientras el salvaje seguía forcejeando bajo él. Enzo me miró y luego pareció asentir mientras sujetaba con fuerza al salvaje. Respiré hondo y me agaché. El salvaje se retorció bajo el peso de Enzo, pero fue inútil. Este salva
“Dios mío... ¡Retrocedan!”, gritó Enzo desde detrás de mí mientras apartaba la barricada. Me di la vuelta y vi que el chico sollozaba y se agarraba el costado. La sangre le empapaba la camisa y, al acercarme, vi que sus ojos empezaban a brillar. “Lo han mordido”, dijo Enzo, agarrándome y poniéndome
Nina Mientras corría por el campo hacia la hilera de árboles, el corazón me latía con fuerza en el pecho. Mientras tanto, las últimas palabras de Enzo resonaban en mi cabeza.“Corre tan rápido como puedas y vuelve aquí, sana y salva, Nina Harper”.Esas palabras se repetían una y otra vez en mi ment
Nina “Tres... Dos... ¡Uno!”. A la cuenta de uno, Matt y yo abrimos de un tirón las puertas del armario de suministros. El salvaje saltó, pero Enzo estaba listo en su forma de lobo y lo derribó al suelo. En un instante, Tiffany corrió hacia el salvaje y le clavó la aguja en el cuello. El salvaje c
Nina En un abrir y cerrar de ojos, Tiffany se acercó a mí y dejó su maletín médico en el suelo. De un tirón, me quitó el cristal de la pierna, me echó un montón de alcohol que me hizo llorar de dolor y luego me lo envolvió con una gasa y un vendaje. “Lo siento”, murmuró cuando terminó, poniéndose