EnzoPasé la semana siguiente ahogándome en nada más que hockey en un débil intento de mantener a Nina fuera de mi mente. Fio estaba furioso conmigo y apenas me hablaba, a menudo pasaba los días inactivo desde la última vez que Nina y yo nos acostamos.¿Cometí un grave error al alejar a Nina? Su olo
NinaMi corazón se rompió en mil pedazos cuando Enzo se fue.No supe exactamente cuánto tiempo pasé acurrucada en el suelo de mi habitación después de que se fuera. ¿Por qué se acostó conmigo si sabía que era una mala idea? ¿Por qué me rompió el corazón a propósito? No sabía ni entendía del todo las
NinaCuando desperté, lo primero que vi fue la cara de preocupación de Enzo."¿Estás bien?", preguntó, con los ojos llenos de preocupación.Gemí y miré a mi alrededor, dándome cuenta de que el resto del equipo de hockey también estaba inclinado sobre mí y parecían igual de preocupados. Tardé unos in
Enzo Mientras veía a Nina alejarse, sentí que mi corazón se rompía todavía más. Estar cerca de ella se sentía como la cosa más natural del mundo; estar separado de ella me hacía sentir como si apenas pudiera respirar. Pero no había nada que pudiera hacer al respecto – tenía que mantenerme alejado
NinaVi a Enzo y Ronan pelear en un estado de horror absoluto. Ronan había intentado incitar a Enzo, y lo había conseguido. Enzo le propinó un cabezazo que hizo que el público jadeara al unísono, y luego empezó a asestar puñetazos a Ronan desde arriba. Su rostro se torció en una mirada de pura ira y
Nina“Solo vete a casa”, dijo Enzo. “Nos vemos en el partido final”.Sentí que mi ceño se fruncía. ¿Por qué se mostraba tan indiferente? Estaba claro para mí que Ronan tramaba algo, pero Enzo no parecía creerme. Vi cómo se alejaba hacia las duchas, luego me di la vuelta y me fui furiosa hacia la sal
Cuando salí corriendo, Enzo levantó la vista y sus ojos rojos brillaron al verme.“Te dije que te escondieras”, resonó su voz en mi cabeza.Pero le ignoré.Solté un grito salvaje y corrí hacia uno de los salvajes justo cuando estaba a punto de morder a un alumno. Extendí la mano y cerré los ojos al
Nina Dejé caer la silla plegable que tenía en la mano y corrí hacia Enzo mientras el salvaje seguía forcejeando bajo él. Enzo me miró y luego pareció asentir mientras sujetaba con fuerza al salvaje. Respiré hondo y me agaché. El salvaje se retorció bajo el peso de Enzo, pero fue inútil. Este salva