NinaLa suave luz de la mañana se filtraba a través de las cortinas, arrojando un cálido resplandor sobre el dormitorio. Abrí los ojos y sentí el peso familiar de los brazos de Enzo rodeándome. Su respiración era lenta y constante alrededor de mi cuello, una presencia reconfortante que nunca dejaba de tranquilizarme.Me acurruqué más contra él, disfrutando de la sensación de su cuerpo contra el mío. Los eventos de la noche anterior nos dejaron a los dos emocionalmente agotados, pero estar en sus brazos me hizo sentir segura y amada."Buenos días", susurré, con la voz apenas más que un suspiro al girarme hacia él.Enzo abrió los ojos y me sonrió somnoliento. "Buenos días, preciosa", respondió, con la voz ronca por el sueño. Se inclinó para besarme con ternura y, por un momento, el mundo fuera de nuestro pequeño capullo se desvaneció.Nos quedamos acostados un momento, abrazados. Los recuerdos de la noche anterior empezaron a invadirme y me sonrojé al recordar el éxtasis de todo eso
NinaDespués de desayunar té y tostadas, Enzo estaba ocupado preparando sus próximas llamadas telefónicas y mi madre no aparecía por ninguna parte, así que decidí dar un paseo por los terrenos de la mansión en busca de la piedra o la flor perfectas para el próximo Festival de la Diosa de la Luna.Mientras me dirigía afuera, me encontré riéndome de mis acciones. Nunca fui una persona supersticiosa ni remotamente religiosa, así que la idea de dejar una ofrenda a una diosa me parecía una tontería.Pero, al mismo tiempo, todo mi mundo se puso patas arriba el año pasado; no solo descubrí que lo sobrenatural existe, sino que yo también soy sobrenatural.¿Quién era yo para juzgar supersticiones aparentemente absurdas? Quizá la diosa de la Luna era real y bendeciría a mi bebé.O tal vez solo era un bonito gesto para ponerme en contacto con mis raíces y aliviar algunas de las preocupaciones que rodeaban mi embarazo.El sol de la mañana lo bañaba todo de un tono dorado, proyectando largas
NinaMientras Tyler y yo estábamos sentados en la cocina disfrutando de un helado e intercambiando horribles historias de exnovios y exnovias, por fin vi a mi madre por primera vez en todo el día. Llevaba el pelo alborotado y una caja en los brazos, y solo con mirarla me di cuenta de que estuvo de un lado para otro toda la mañana."Mamá", le dije, lanzándole una mirada confusa, "¿qué haces?".Resopló mientras dejaba la caja en el suelo. "¿No te enteraste?", preguntó. "El Festival de la Diosa de la Luna empieza con una fiesta este fin de semana. Estoy decorando".Tragué mi bocado de helado y fruncí el ceño. "Papá me dijo hace un rato", dije. "Pero sabes que no hace falta que te rompas la espalda por eso, ¿verdad? ¿Acaso sabe papá que andas corriendo por ahí tú sola?".Mi madre, intercambiando miradas conmigo y con Tyler, se encogió de hombros. "No me gusta sentarme y dejar que los sirvientes lo hagan todo", dijo. "Lo intenté cuando llegamos aquí, y no me parece... bien. Así que est
EnzoCaminaba de un lado a otro de la habitación, con los pensamientos revueltos. El peso del teléfono en la mano me pesaba cada vez más. Había ensayado la conversación con Tim una docena de veces, pero cada versión me parecía inadecuada."¿Qué quieres, Enzo?", murmuré para mí. "Solo dilo".Pero la duda me atormentaba por mucho que intentara inventar algo. ¿Me creería? ¿Pensaría que era débil por dejar que las acciones de Mila me afectaran así? Tenía que decir algo, hacer algo, pero las palabras se me escapaban.Justo cuando estaba a punto de pulsar el botón de llamada y decir 'a la mierda', unos golpes en la puerta me sobresaltaron. Levanté la vista y grité, "Adelante", mientras volvía a guardar el celular en el bolsillo.La puerta se abrió y Aldric, el padre de Nina, entró en la habitación. Tenía una mirada pensativa y, al mirarme, tuve la sensación de que necesitaba algo."Enzo", empezó, "tengo una propuesta para ti. ¿Considerarías ayudarme hoy con algunas tareas de Alfa?".P
Nina"Nina", dijo mi madre acercándose a mí justo cuando empezaba a subir las escaleras hacia mi habitación, "no olvides que vas a necesitar un vestido para la gala".Fruncí el ceño y me detuve en las escaleras. "¿No puedo ponerme el que llevé en la última fiesta?".Mi madre se rio, enlazando su brazo con el mío. Subimos juntas las escaleras mientras ella empezaba a explicarme. "Cariño, esta gala es algo importante", dijo. "Eres la hija del Rey Alfa. Necesitas algo especial".Cuando entramos en mi habitación, solté un suspiro y me senté en el borde de la cama. "¿Cómo sabes tanto de este festival, mamá?", me encontré preguntando. "Creía que estabas tan ciega como yo de todas estas tradiciones".Mi madre soltó un suspiro mientras abría de par en par las puertas de mi vestidor y empezaba a rebuscar en los estantes."Lo estaba", dijo. "Pero llevo seis meses viviendo aquí con tu padre. Aprendí un par de cosas".No pude evitar reírme. "'Viviendo aquí'", bromeé. "Admítelo, mamá. Tú y m
Nina"Nina... Creo que le entregaré el control de la manada a otra persona".Las palabras de Enzo me abrieron un hueco en el corazón. Di un paso atrás, con los ojos muy abiertos, mientras agarraba involuntariamente el extremo de una de mis trenzas, apretándola con fuerza. "Estás bromeando", dije con una risita irónica escapando de mis labios. "Tú no harías eso".Durante unos momentos, Enzo se me quedó mirando, con sus ojos marrones llenos de un cansancio resignado que nunca antes había visto. Verlo así era tan fuera de su carácter que casi esperaba que se echara a reír y admitiera que siempre estaba bromeando.Pero no lo hizo. Suspiró y se acostó en la cama, con los brazos extendidos y la mirada fija en el techo. Parecía estar absorto en sus pensamientos, atrapado en un mundo muy lejos del nuestro."¿Enzo?", repetí, frunciendo el ceño. "Estás bromeando, ¿verdad? Porque si es así, no es gracioso"."No estoy bromeando", admitió finalmente con un resoplido.Sentí que se me helaba l
Nina"No creo que sea buena idea traer a tus amigos aquí, al reino de los hombres lobo".La confesión de mi madre me dejó totalmente desconcertada, como un rompecabezas al que le faltan piezas y que se niega a encajar. La miré fijamente, con los ojos muy abiertos, mientras intentaba encontrarle sentido a lo que acababa de decirme."¿Qué?", pregunté, poniéndome de pie. "¿Por qué?".Mi madre suspiró pesadamente y se pasó una mano por la cara. "Cariño", empezó diciendo, "tienes humanos en tu 'manada'. Puede que no quede muy bien. Puede que sufras mucha discriminación. No creo que sea una buena idea"."Pero mamá", dije, intercambiando miradas con Enzo, que parecía tan desconcertado como yo, "tú y Tyler son humanos y están bien. ¿Cuál es el problema?".Mi madre levantó la mano, cortándome suavemente. "Mira", dijo, "desde que la última Luna empezó con su plan de erradicar a todos los humanos, atrajo cierta... atención"."¿Atención?".Mi madre asintió. "Algunas personas simpatizaban c
EnzoTome la decisión de volver a Montaña Vista y hablar con mi manada. Fue un día largo, lleno de revelaciones y decisiones, y necesitaba reunirlos a todos para hablar de nuestra próxima visita al Festival de la Diosa de la Luna.Era una idea absurda, y quizá un poco extraña, pero no podía negar que me intrigaba.O eso, o simplemente estaba buscando excusas para no tener que llamar a Tim por la debacle con Mila.Encontré a alguien que podía abrirme un portal, Henry, uno de los ayudantes de Aldric, y me paré enfrente del remolino azul y morado. Nina, muy a su pesar, tuvo que quedarse en el reino de los hombres lobo. Pero yo no estaría fuera mucho tiempo, así que, con un frasquito del perfume para Lori en la mano, atravesé el portal.Sin darme cuenta, estaba parado en medio del bosque justo afuera del campus. Reconocía bien el lugar; podía ver el sendero por el que solía correr por las mañanas detrás de los campos de atletismo.Era exactamente donde le pedí a Henry, que tenía expe