Capítulo 338 Condiciones de Enzo
Nina

El silbido de la tetera me sacó del ensueño en el que me había sumido. Con un suspiro, dejé el libro y me dirigí a la cocina.

Era más de medianoche y en la casa reinaba un silencio inquietante que no hacía, sino aumentar mi preocupación por Enzo. Había dicho que saldría a dar una vuelta y que volvería pronto. Pasaron las horas y el "pronto" me pareció una eternidad.

Vierto agua caliente en la taza y añado una bolsita de té, dejando que el aroma de la manzanilla me tranquilice. Me tranquilizó un poco, pero seguía preocupada. ¿Dónde estaba?

Justo cuando pensaba en enviarle un mensaje de texto, el sonido de un coche entrando en la casa llenó el ambiente. Se me aceleró el corazón. Sentí alivio al dejar la taza y me apresuré a asomarme por la cortina de la puerta principal. Efectivamente, era la camioneta de Enzo.

Unos minutos después, salió de la camioneta.

La puerta se abrió y allí estaba él, con aspecto agotado pero aliviado de estar en casa. "Volviste", le dije, con la voz te
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