No me lograba siquiera imaginar lo que debía estar sintiendo mi pobre gatita, entre esa multitud de personas, sabiendo que cualquiera de los presentes podía ser la persona que nos vio en el depósito de la cocina del chef Gordon Ramsay. Cuando pasé al frente, para dar una breves palabras introductorias o, más bien, de agradecimiento a los productores, organizadores, director, miembros del equipo de rodaje, jueces, participantes, en fin, a todas las personas que habían hecho posible este proyecto, no quise ni pensar en que, entre alguno de esos pares de ojos que me observaban, podía estar la persona que hacía solo unos minutos me había visto metido en la cocina, con los pantalones abajo, teniendo sexo.—... sin más qué decir, salvo un inmenso gracias —concluía, conteniendo la vergüenza que experimentaba—, quiero dar paso al primer episodio del programa. Espero que lo disfruten.Siguió un gran y bullicioso aplauso, al que poca o ninguna atención presté porque ahora lo que quería era acer
Pese a las señales de Héctor para que me tranquilizara, la verdad era que seguía bastante preocupada por lo que había pasado en el depósito de la cocina. Todavía me parecía increíble que algo así me hubiera sucedido Y Pese a que el primer episodio del reality estaba bastante entretenido, mi cabeza seguía puesta en el Mesón sobre el que estuvimos a solo unos segundos y hacer el amor. No podía dejar de mirar a las personas a mi alrededor, sospechando de cada una de ellas y esperando a que cualquiera se me quedara mirando, o lo hiciera con un brillo diferente en sus ojos, para al menos darme una pista de quién había sido el que nos había vistoPor mi cabeza también rondaban uno y mil nombres, A excepción del de Rubí y Teressa porque estaba segura que de haber sido cualquiera de ellas dos, ya me lo habrían dicho, O al menos sugerido mediante alguna seña, pero parecían tan tranquilas y hasta divertidas con las ocurrencias del primer episodio, que pronto las descarté como sospech
Después de que terminara el primer episodio del programa, vi salir a Esmeralda tomada del brazo de Anthony, el mismo hombre con el que había llegado al restaurante de Ramsay y al evento de inauguración. No sabía que me resultaba más doloroso, si el hecho de verla con otro hombre o saber que no podía hacer nada para evitar y aunque daba mi vida confiando en Esmeralda, que seguía siendo la dulce joven de la que estaba enamorado, me mortificaba el solo hecho de verla sonreír con otro que no fuera yo.—Se hará a continuación un brindis, señor —dijo Gerardo al abordarme—. Después se repartirán algunos pasabocas y unas palabras de agradecimiento de parte del anfitrión, el señor Gordon Ramsay. ¿Se quedará hasta el final, señor, o desea que llame a la limusina antes?—Nos quedaremos hasta el final Gerardo gracias deberías aprovechar lo que nos quedamos aquí para averiguar algo sobre lo que te he mencionado.—De hechom señor —me dijo Gerardo—, ya he averiguado algunas cosas.Me sorprendió
Teníamos, una vez, más día de prueba y yo había pasado una noche terrible con la idea siempre fija en mi cabeza de que en cualquier momento golpearían a la puerta de mi habitación para decirme que ya no seguiría participando en el concurso. Lo peor de todo fue tener que pensar no tanto en mi carrera como chef, sino en el hecho de que mi salida del certamen, al ser deshonrosa, afectaría la promesa que le había hecho a Verónica de permanecer, sino de forma definitiva, sí por lo menos un tiempo más en Las Bahamas.Con el corazón oprimido u después de alistar a Vero para que asistiera al centro educativo, desayuné en el Boca Canoa con Rubí, Teressa y Filip Pese a que consideraba que seguíamos siendo amigos, creo que todos sentíamos el mismo ambiente tenso al pensar que quizá, ese día, tendríamos que enfrentarnos unos contra otros y que del resultado de ese enfrentamiento dependía que alguno de nosotros quedara por fuera del concurso .—¿Saben? —dijo Teresa cuando ya estábamos por termin
El estado de ánimo de un chef siempre se verá reflejado en sus preparaciones. Lo mismo ocurre con cualquier creación, ya sea una pintura, una escultura o un relato escrito, el ánimo del creador quedará plasmado en su obra y ese día, cuando me enfrentaba a la chef Anne, el mío era el peor que jamás hubiera tenido desde que llegué a Las Bahamas.—A continuación, voy a explicarles en qué consistirá la prueba de hoy —dijo Michelle después de que los contendientes hubiesen sido definidos—. Como les había anticipado, el día de hoy también serán juzgados, en primer lugar, por el público que probará sus platos y será con sus votos que se definirá el ganador de cada pareja, igual que el único ganador del trío. —Michelle se tomó una pausa para repasar las reglas y después de algunas consultas con el equipo de producción, continuó—. Hoy tendrán que preparar bocadillos, pasabocas y snacks con un presupuesto de tan solo cuarenta dólares estadounidenses, para un mínimo de cien personas. Si consigue
No pude dormir en ningún momento de la noche y aunque lo intenté, no conseguí que mis párpados se mantuviesen cerrados por más de 30 segundos. Me levanté en varias oportunidades, hasta que me decidí a servirme un vaso de whisky e intentar discernir por los medios que tenía a mi disposición quién era la persona que salía por la puerta del depósito de la cocina, en el instante en que el video se detenía. Hice varias ampliaciones de la captura, incluso intenté realizar un dibujo aproximado de la persona que salía, pero todo fue en vano. Apelé a mi memoria para hacerme una imagen de la silueta oscura que vi en ese instante en que me supe descubierto. pero no conseguí mayor cosa de lo que ya tenía. Cuando iba por el tercer vaso de whisky vi que ya estaba amaneciendo y me rendí. Solo me restaba esperar a que Gerardo tuviera mejor suerte que yo y consiguiera averiguar la identidad de esa persona, para así al menos tener la oportunidad de acercarme a ella y neutralizar lo que fuera que pud
Desde mi stand en la playa, y luego de haber probado ese terrón de sal que ofrecía como si fuese un dulce de fruta, escuché lo que las personas que probaban mis caramelos decían a las cámaras y no me fue necesario entender inglés para comprender que hablaban muy mal de lo que habían probado. Era la primera vez en mi vida, como cocinera, que casi podía sentir el desprecio de quienes habían probado alguna de mis preparaciones. Estaba deshecha, no podía siquiera creer lo que estaba ocurriendo y mientras intentaba disimular que no me estaba desmoronando por dentro, aparentando una sonrisa que a cada segundo me costaba más sostener, repasaba todo lo que había hecho en la cocina, tratando de acordarme del momento en que había vertido tanta sal sobre la pulpa de fruta, pero no se me ocurría otra explicación que el más tradicional y tonto en los errores de cocina: haber confundido el azúcar blanca con la sal.Ya podía imaginarme cómo habían disfrutado los camarógrafos al captar el momento en
Contaba con muy poco tiempo para tener algo que me permitiera mejorar mi posición en la negociación que estaba por sostener con Anthony, el amigo sudafricano de Esmeralda que vino a fijarse en ella en el peor momento posible, porque faltando solo una hora para las cuatro de la tarde, Gerardo regresó a mi oficina y lo primero que me dijo fue que mi gatita estaba en la lista de participantes amenazados de ese día de prueba.Quise preguntarle a Gerardo por los detalles de esa información y saber las razones por las que mi chef favorita había entrado a esa poco honrosa lista, pero el tiempo apremiaba y era mucho más urgente que Gerardo me comunicara qué había logrado averiguar sobre el hombre que ahora se atrevía a chantajearme.—Me temo que no es mucho, señor, aunque si hubiera forma de que usted pudiera ganar algo de tiempo, quizá podría averiguar algo más sustancioso.—Tendré que arreglarmelas con lo que has conseguido, porque no creo que este tipo esté dispuesto a darme mucho tiempo —