Helado

En este momento me siento como un cuaderno nuevo, “todas las hojas en blanco”, el remordimiento o ya sea dolor lo he dejado a un lado, hace un instante llamé a mi madre y su voz me hizo volver a mi realidad.

Me considero un alma sensible, pero reconozco mis errores y cuando mi mayor aliento me dice que se encuentra bien por la ayuda que he estado enviando me hace doblegar y levantarme del pozo de estiércol en el que me había metido.

Terminé de hablar con ella prometiéndole que no la desampararía y que daría todo de mí para que mi padre recibiera buena atención para su salud. Me trago mi bendito orgullo y vuelvo a recoger el papel que había botado, todo lo que me rodea no puedo extrañarlo porque jamás fue mío, lo mío es tener el dinero que Adal me había prometido.

Esta vez no decidí encerrarme en la habitación, he venido a ver al par de cocineras que están afanadas, cocinando y horneando. Les prometí que no las interrumpiría, hasta me senté en un lado de la cocina donde ellas no me c
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