Tessa pudo haberse apartado. Hubiera sido tan fácil esquivarlo… o eso creía. Es decir… el cuerpo de su jefe estaba tapándole cualquier salida, pero… el estaba debilitado por la fiebre, seguramente un tambaleo lo haría caer, o mínimo apartarse.Pero no. Se quedo. Contra todo pronóstico se quedó. Experimentando asi una sensación de ansia, nervios, y anhelo. ¿lo anhelaba?¿Y porque Julian decía todas esas cosas? No lo entendía. Pero cuando sus labios tocaron los suyos simplemente dejo de pensar. Por unos segundos no importaba nada mas que el poco aire que estaban compartiendo aquellos dos en aquel espacio tan reducido.Julian tenia la boca caliente. Su tacto se sentía caliente. ¿eso se debía a la fiebre?Entonces ella intento apartarlo. No estaba bien. El estaba enfermo. Quizás ni siquiera era consciente de lo que estaba haciendo. Ella no quería esto asi.—Juian… estas enfermo, no sabes lo que haces. —murmuro con dificultad —Tu no quieres esto...—¿No me escuchaste... decir que lo quería
Dejarlo sin nada… ¿Qué se suponía que significaba eso?Entonces cuando sus labios bajaron de nuevo a los suyos, esta vez no hubo movimiento alguno. Julian se había desplomado a su lado. Suponía que semejante arrebato de energía le había pasado factura.—No lo puedo creer…—parpadeo tratando de ubicarse en la realidad¿Qué acababa de pasar?Como pudo, Tessa se movió un poco, tratando de sacarse el peso que cargaba encima. Hasta que por fin logro levantarse de la cama.Y sí. Julian se había quedado dormido.Su corazón aún seguía latiendo rápidamente debido a todo lo ocurrido. ¿La fiebre podía causar realmente todo eso?Claro que sí. Cuerdo y sano Julian jamás le diría ninguna de esas cosas a ella. El detestaba a las mujeres, y a ella la toleraba. Él lo había dejado muy claro aquel dia.Se tomo unos largos minutos para recomponerse y luego se acercó nuevamente a la cama y acomodo el cuerpo de Julian. Tomo el paño y lo remojo en el agua, para luego suavemente pasarlo por su frente.Julian
A la mañana siguiente cuando el sol se filtró por la ventana, los rayos de este despertaron al joven de cabellos oscuros, y al abrir los ojos fue el contacto del azul con el cielo, como dos viejos amigos dándose la bienvenida. Se levanto. Miro a su alrededor confundido tratando de recordar que había sucedido ayer. No lo recordaba del todo. Cayo enfermo, seguro. Lo último que recuerda fue a Tessa dándole una pastilla. Tessa… Tessa… ¡Claro! Miro a su alrededor, y de repente una sensación de pesadez se apoyó en su pecho. La habitación estaba vacía. ¿Acaso estaba decepcionado por eso? ¿sorprendido? ¿Por qué ella se quedaría de todas formas? Después de todo tenía su propia vida. Ya había hecho bastante cuidándolo ayer. Se levanto de la cama y fue directo a la habitación del baño. Se pego una ducha y luego se vistió. Había visto su celular varias veces por si acaso llegara algún mensaje de ella. Pero su bandeja de entrada estaba escasa de conversaciones informales. Y por el contra
Al final, cuando llegaron al hospital, Julian no entro. Tessa prefirió por el momento no informarle nada a James. Julian no se sintió mal por ello. Entendía que, para Tessa, su hermano era una parte esencial de su vida, por no decir la pieza más valiosa dentro de su mundo. El aun no encajaba en eso. Asi que, por mas que quisiera incluirse, cualquier acercamiento no podía hacerlo por la fuerza. Por eso, el solo dejo que ella hiciera lo que creía más conveniente. Pero lo que si pudo hacer Julian fue observar al chico por unos momentos a través del cristal de la habitación. Sin darle tiempo al joven de darse cuenta de su presencia, Julian se retiro rápidamente, y se dispuso a esperar afuera. Se quedo sentado en la estancia del hospital observando a su alrededor. Era extraño estar en uno. Gente corriendo de aquí para allá. Sonidos de emergencia, la urgencia de la gente que llegaba herida, otros que salían. De alguna forma comprendía que la muerte revalorizaba la vida. Y estar rodeado d
¿Julian y Tessa estaban enamorados? Cuando el reloj marco las nueve el señor White caminaba por su gran mansión con gesto impasible. A ojos de cualquiera definirían al tipo como alguien de la vieja escuela, sereno, pero con voz firme cuando hablaba. Le gustaban los temas como política, finanzas, exportaciones, macro- economía, ganadería entre otras. Un gran hombre de mundo que pertenecía a eso. Bastante ajeno al apego físico. A sus hijos nunca les falto nada, sin embargo no era del tipo de persona que daba besos o abrazos. De joven, tenía días fijos donde sacaba a sus hijos al cine, lugar donde con unos audífonos el prefería ponerse a escuchar la radio o las noticias, mientras sus hijos miraban la pantalla. Por esa razón, Romina White creció con una idea falsa de lo que era el mundo, no tenía inconveniente en creer que todo le pertenecía, y tampoco mucho apego por las personas. Sin embargo, siempre creyó que la emparejarían con él. Todo de cuanto siempre estuvo segura en su vida fue
Ella seguía con sus ojos fijos en el —Y-yo... yo no sé... no sé de qué hablas... ayer...La miro desolado — mentir no es aceptable.Eso la callo de golpe, y desvaneció cualquier tipo de excusa—Pero habías dicho que no lo recordabas...—No lo hacía. —confeso —No lo recordé hasta esta tarde.Las cartas del juego habían sido colocadas y ella solo esperaba el siguiente movimiento. ¿Pero como iba a ganarle a Julian Anderson? Él era el chico listo, el estratega, la cabeza en todo, si ella manejaba los remos, era el quien daba las órdenes. Por qué en su barco, Julian era el capitán.No sabía que decirle. Por primera vez, ella no encontraba las palabras correctas. En otro momento, Julian le hubiera dicho que no tener las palabras correctas era algo inaceptable, sin embargo, en este momento ella no era el experto "James". Ahora mismo ella no era su leal asistente que sabia sobre todo, pues el tema esta vez no trataba de numero o cálculos. Se trataba de lo que sentía. Y... ¿Qué sentía ella? ¿Y
Taylor dio media vuelta perdiéndose entre la multitud, recordando el brillo de sus ojos dorados cual oro. Una persona que valiera oro. No solo por su dinero, sino por dentro. Parecía un chico afligido, agotado de mantener las apariencias. Y ella sintió lastima. Pero... ella no era el reflejo de Taylor, ¿verdad?Cuando más personas se acercaron de alguna forma parecieron reconocerla, y algunas se unieron para platicar con ella.Las mujeres a su alrededor empezaron a atosigarla con preguntas.—¿Dónde conoció a Julian Anderson?—O yo...—¿Fue amor a primera vista?—interrumpía otra con la misma rapidez—No. Yo creo...—Oh, oh, ¿o quizás simplemente fue un arreglo matrimonial?Tessa trataba de responder a las dudas, pero pronto las voces de todas se mezclaban en masas de voces poco audibles. No sabía que tantas mujeres tuvieran tantas dudas—¿Y cuándo piensan casarse?Tessa abrió la boca por duodécima vez, pero antes de poder contestar nada, otra voz la interrumpió. La diferencia, era que
« Dime qué me amas Tessa. O dime que me odias. Pero dime algo. No me tengas con esta incertidumbre sufriendo porque no sabía que tenía un corazón hasta que tú apareciste. Y ahora mismo, —la miro — siento que este podría explotar dentro de mi pecho si te sigo mirando allí parada sin que digas una sola palabra »—Julian...« Solo dime algo »—Julian...« Rómpeme el corazón, destrózalo a tu antojo, ya no me importa. Ya nada importa. Ámame o déjame. Pero no te sigas quedando si al final vas a irte... »—Julian...« Miento. Miento todo el tiempo. Prefiero tenerte asi sea que al final me dejes. Es mejor tenerte ahora, que no haberte tenido nunca... No sueltes mi mano... no me dejes...»—Julian...Entonces, el joven Anderson abrió los ojos. Sus ojos azules brillaron por la luz de la mañana.—Tessa...—murmuro un poco adormilado.Ella estaba aquí. Había sido una pesadilla. Una maldita pesadilla. Había recordado la noche anterior cuando se habían confrontado, tan solo esperando que ella dijera