A la mañana siguiente cuando el sol se filtró por la ventana, los rayos de este despertaron al joven de cabellos oscuros, y al abrir los ojos fue el contacto del azul con el cielo, como dos viejos amigos dándose la bienvenida. Se levanto. Miro a su alrededor confundido tratando de recordar que había sucedido ayer. No lo recordaba del todo. Cayo enfermo, seguro. Lo último que recuerda fue a Tessa dándole una pastilla. Tessa… Tessa… ¡Claro! Miro a su alrededor, y de repente una sensación de pesadez se apoyó en su pecho. La habitación estaba vacía. ¿Acaso estaba decepcionado por eso? ¿sorprendido? ¿Por qué ella se quedaría de todas formas? Después de todo tenía su propia vida. Ya había hecho bastante cuidándolo ayer. Se levanto de la cama y fue directo a la habitación del baño. Se pego una ducha y luego se vistió. Había visto su celular varias veces por si acaso llegara algún mensaje de ella. Pero su bandeja de entrada estaba escasa de conversaciones informales. Y por el contra
Al final, cuando llegaron al hospital, Julian no entro. Tessa prefirió por el momento no informarle nada a James. Julian no se sintió mal por ello. Entendía que, para Tessa, su hermano era una parte esencial de su vida, por no decir la pieza más valiosa dentro de su mundo. El aun no encajaba en eso. Asi que, por mas que quisiera incluirse, cualquier acercamiento no podía hacerlo por la fuerza. Por eso, el solo dejo que ella hiciera lo que creía más conveniente. Pero lo que si pudo hacer Julian fue observar al chico por unos momentos a través del cristal de la habitación. Sin darle tiempo al joven de darse cuenta de su presencia, Julian se retiro rápidamente, y se dispuso a esperar afuera. Se quedo sentado en la estancia del hospital observando a su alrededor. Era extraño estar en uno. Gente corriendo de aquí para allá. Sonidos de emergencia, la urgencia de la gente que llegaba herida, otros que salían. De alguna forma comprendía que la muerte revalorizaba la vida. Y estar rodeado d
¿Julian y Tessa estaban enamorados? Cuando el reloj marco las nueve el señor White caminaba por su gran mansión con gesto impasible. A ojos de cualquiera definirían al tipo como alguien de la vieja escuela, sereno, pero con voz firme cuando hablaba. Le gustaban los temas como política, finanzas, exportaciones, macro- economía, ganadería entre otras. Un gran hombre de mundo que pertenecía a eso. Bastante ajeno al apego físico. A sus hijos nunca les falto nada, sin embargo no era del tipo de persona que daba besos o abrazos. De joven, tenía días fijos donde sacaba a sus hijos al cine, lugar donde con unos audífonos el prefería ponerse a escuchar la radio o las noticias, mientras sus hijos miraban la pantalla. Por esa razón, Romina White creció con una idea falsa de lo que era el mundo, no tenía inconveniente en creer que todo le pertenecía, y tampoco mucho apego por las personas. Sin embargo, siempre creyó que la emparejarían con él. Todo de cuanto siempre estuvo segura en su vida fue
Ella seguía con sus ojos fijos en el —Y-yo... yo no sé... no sé de qué hablas... ayer...La miro desolado — mentir no es aceptable.Eso la callo de golpe, y desvaneció cualquier tipo de excusa—Pero habías dicho que no lo recordabas...—No lo hacía. —confeso —No lo recordé hasta esta tarde.Las cartas del juego habían sido colocadas y ella solo esperaba el siguiente movimiento. ¿Pero como iba a ganarle a Julian Anderson? Él era el chico listo, el estratega, la cabeza en todo, si ella manejaba los remos, era el quien daba las órdenes. Por qué en su barco, Julian era el capitán.No sabía que decirle. Por primera vez, ella no encontraba las palabras correctas. En otro momento, Julian le hubiera dicho que no tener las palabras correctas era algo inaceptable, sin embargo, en este momento ella no era el experto "James". Ahora mismo ella no era su leal asistente que sabia sobre todo, pues el tema esta vez no trataba de numero o cálculos. Se trataba de lo que sentía. Y... ¿Qué sentía ella? ¿Y
Taylor dio media vuelta perdiéndose entre la multitud, recordando el brillo de sus ojos dorados cual oro. Una persona que valiera oro. No solo por su dinero, sino por dentro. Parecía un chico afligido, agotado de mantener las apariencias. Y ella sintió lastima. Pero... ella no era el reflejo de Taylor, ¿verdad?Cuando más personas se acercaron de alguna forma parecieron reconocerla, y algunas se unieron para platicar con ella.Las mujeres a su alrededor empezaron a atosigarla con preguntas.—¿Dónde conoció a Julian Anderson?—O yo...—¿Fue amor a primera vista?—interrumpía otra con la misma rapidez—No. Yo creo...—Oh, oh, ¿o quizás simplemente fue un arreglo matrimonial?Tessa trataba de responder a las dudas, pero pronto las voces de todas se mezclaban en masas de voces poco audibles. No sabía que tantas mujeres tuvieran tantas dudas—¿Y cuándo piensan casarse?Tessa abrió la boca por duodécima vez, pero antes de poder contestar nada, otra voz la interrumpió. La diferencia, era que
« Dime qué me amas Tessa. O dime que me odias. Pero dime algo. No me tengas con esta incertidumbre sufriendo porque no sabía que tenía un corazón hasta que tú apareciste. Y ahora mismo, —la miro — siento que este podría explotar dentro de mi pecho si te sigo mirando allí parada sin que digas una sola palabra »—Julian...« Solo dime algo »—Julian...« Rómpeme el corazón, destrózalo a tu antojo, ya no me importa. Ya nada importa. Ámame o déjame. Pero no te sigas quedando si al final vas a irte... »—Julian...« Miento. Miento todo el tiempo. Prefiero tenerte asi sea que al final me dejes. Es mejor tenerte ahora, que no haberte tenido nunca... No sueltes mi mano... no me dejes...»—Julian...Entonces, el joven Anderson abrió los ojos. Sus ojos azules brillaron por la luz de la mañana.—Tessa...—murmuro un poco adormilado.Ella estaba aquí. Había sido una pesadilla. Una maldita pesadilla. Había recordado la noche anterior cuando se habían confrontado, tan solo esperando que ella dijera
Para ser Julian alguien muy listo, Tessa habia llegado a la conclusión de que su solución no era nada práctica. —¿Dejaste la ropa en el lugar indicado?— pregunto el joven de cabellos oscuros —La deje en el baño, tal y como me lo pediste —Bien— se acomodó un botón del traje — Las cámaras de ese corredor estan apagadas. Podrás entrar y salir con libertad Ella asintió escéptica —¿Ya has desayunado? ¿comiste algo? Tessa sentio su estómago revolverse, y luego negó —Deberías comer algo.—sugirió el —Si como algo ahora, voy a vomitar.— dijo, y luego Tessa alzo la vista hacia él y su traje holgado se agito levemente —y esa propuesta viniendo de alguien que solo desayuna un café es algo audaz ¿no? El tomo asiento a su lado — que yo no coma no quiere decir que tu también debas hacerlo. No soy el mejor ejemplo a seguir. —Nunca imagine que tu desayuno siempre fuera un café. Eso también te puede hacer daño, ¿sabes? —Bueno, me traes uno todas las mañanas— se lo hace notar — no creí que no
—Un placer tenerlos de vuelta — sonríe Julian. Tessa más creía que estaba improvisando un buen saludo. Uno digno de ser el anfitrión de una gala Ellos dos asintieron. Y la joven Romina se acerco mas a el interesada. —Si esta solo este dia, puedo hacerle compañía — dijo mientras se auto invitaba a colgarse de su brazo desplazando lejos a James — noto que esta vez no esta acompañado por nadie, seria triste pasar un dia tan importante solo ¿no cree? Tessa puso los ojos en blanco. El interés de esta mujer por Julian era algo mas que evidente, y eso empezaba a molestarla. ¿Por qué le irritaba tanto? ¿presenciar un coqueteo tan descarado en sus propias narices? Iba a decir algo, lo que sea, inventarse cualquier excusa con la única intención de sacar a Julian de allí cuando el chico a su lado hablo — no es de asombrarse que su prometida no se presentara hoy Eso llamo la atención de Julian —¿Cómo ha dicho?— murmura desconcertado, pero algo en sus ojos siempre estan alertas. Julian estaba m