Laura estaba en el estudio cuando recibió una notificación de Lía. ¡La había olvidado por completo! Le respondió y quedaron en verse a la salida en cuanto terminara.
—Eres un potencial andante, Laura —Julián la elogió con una sonrisa—. Quiero explotar toda esa habilidad para convertirte en mi próxima revelación del año —dijo en broma. Laura rio entretenida—. Sé que serás muy buena y voy a hablar con Kevin para que te permita entrar en su equipo; así, podrás trabajar aquí como interna y, cuando salgas del período de prueba, tendrás todos los beneficios que tienen los fotógrafos de la galería. ¿Qué te parece? —Laura se estremeció al pensar que trabajaría para Kevin, pero esa era una oportunidad que no debía dejar pasar.
—Me parece muy bien —contest
Kevin abrió la puerta de su oficina con un portazo, lo que provocó que Johanny se espantara.—¿Qué sucedió? —ella preguntó preocupada por el estado de Kevin.—Cosas de hombres —Pablo respondió evadiendo la repuesta. Johanny miró a Kevin contrariada—. ¿Estás bien? —le preguntó mirándolo a los ojos.—Estoy bien —contestó más calmado.—¿Qué pasó? —insistió—. ¿No ibas a hacerle una pregunta a Laura? —Pablo rio. Kevin lo miró molesto.—¿Pasó algo con ella? —Johanny preguntó intrigada.—Pasa, Johanny —dijo posando su mano sobre el hombro de Kevin—, que camarón que se duerme, se lo lleva la corriente. —Soltó una carcajada y salió antes de que Kevin se desquitase c
El regreso fue silencioso, pero agradable. Sus palabras retumbaban en su mente y su corazón latía por cada una de ellas. Tenía ganas de decirle que lo amaba y que lo que más deseaba era estar a su lado, pero no estaba lista para dar ese paso aún. Por lo menos, contaba con su amistad y apoyo; por ahora era todo lo que necesitaba.Kevin aparcó el auto frente al complejo de apartamentos, el sol ya se había puesto cuando llegaron.—Descansa —le deseó con ternura cuando detuvo el auto.—Buenas noches —dijo ella desabrochando el cinturón.—¿Tienes hambre? —él preguntó de repente.—No.—¿Estás segura? Conozco un lugar donde la comida es exquisita.—Gracias, pero no tengo hambre. —Sonrió. Él respiró, pues no estaba listo para terminar el día, ya qu
Laura salió disparada de aquel lugar con la revista en mano. A pesar de que era imposible que todas las personas leyeran aquel artículo perverso, sentía como si todos la estuvieran mirando y juzgando. Llamó a Kevin y este sonaba tan sereno que ella se preocupó, al parecer no quería alterarla.Por otro lado, parte de las tres familias se reunieron en la mansión de los Mars.—¡No crean que nos van a perjudicar por cubrirse las espaldas! —el padre de Frank indicaba.—Lo que usted llama “cubrirnos la espalda”, es la mera verdad —Kevin se dirigió a él con rabia—. No me extrañaría que todo esto fuese obra de Frank.—¿Cómo crees que Frank va a hacer algo así?—Señor, si él se atrevió a mancillar a Laura, de esa lacra se puede esperar cualquier cosa. —Los ojos de Kevin
Los nervios la inundaron al entrar a la mansión. Cristian la había acompañado a buscar sus cosas al motel para irse juntos a la enorme casa de los Mars. La situación era un poco incómoda para ella, pero tenía que estar con él, tenía que ayudarlo a superar ese momento amargo que estaba atravesando. Cristian ordenó a uno de los sirvientes a subir las maletas de Laura y le dijo a María que le preparara una habitación cerca de la de Kevin.—¿Cree que quiera verme? —preguntó hecha un manojo de nervios mientras subían las escaleras.—Creo que eres la única persona que quiere ver. Aunque es posible que diga lo contrario. Pero no te desanimes, él está dolido ahora. —Laura respiró para relajarse. Cuando iban por el pasillo, se encontraron con Jillian.—¿Qué hace ella aquí? —pregunt&oac
EllaLaura estaba sentada sobre su cama cuando escuchó los toques en la puerta y esa vocecilla que le robaba la paz.—Laurita, abre la puerta —llamó su tía. No entendía cómo podía hablar como si estuviera cantando. Laura abrió la puerta y esta empezó a hablar como una cotorra. —Laurita, Frank está en la sala esperando por ti. ¿No te dije que él venía a visitarte hoy?«¡Lo que le faltaba! ¡Tener que atender a ese pedante!», pensó.—Lo siento, tía. Pero me siento indispuesta.—No me vengas con excusas. Arréglate y sal a recibir a Frank —le ordenó. Laura bufó con decepción y fastidio. Cerró la puerta tras de sí y se instaló en la cama de nuevo. «Que espere», pensó.Una sensación amarga la recorri&oa
La familia Gutiérrez y Mars siempre tuvieron buenas relaciones, en especial con los negocios. Cada cierto tiempo se reunían a compartir y empezar o dar seguimiento a nuevos proyectos. Incluso tenían un club campestre. Claro, tardaban años en reencontrarse. Kevin solo asistió una vez en su adolescencia, ya que cada vez que su padre tenía esas reuniones, casualmente, él estaba con su madre en el extranjero. Y cuando ella estaba en el país, no le gustaba asistir, puesto que no se llevaba bien con esa familia, en especial con Clara Gutiérrez (la tía de Laura).Las vacaciones de verano habían llegado y los preparativos para un nuevo viaje comenzaron.—En dos díasnos reuniremos en el club con los Mars —avisó Clara mientras desayunaban—. Pasaremos las vacaciones allá. —Las hermanas Gutiérrez gritaron de la emoción.—¿
Las chicas empezaron a murmurar entre ellas y a agitarse de la emoción. Laura permanecía sin moverse, observaba a los chicos, tratando de recordar dónde los había visto antes. El ama de llaves los saludó inclinando la mirada. Estos se detuvieron reparando en las chicas.—¿Nos recuerdas? —se apresuró a preguntar Claudia, dirigiéndose directamente a Kevin, pero manteniéndose en el mismo lugar junto a sus hermanas, detrás de Laura.—Por supuesto —contestó—. Ustedes son las hermanitas Gutiérrez, recuerdo que iban a visitarnos a la casa. —Ellas asintieron. El dirigió sus ojos a Laura. Sus miradas quedaron cruzadas por unos segundos, como si trataran de recordarse—. A ti… te conozco —apuntó su dedo hacia ella y se acercó, como tratando de recordar algo.De repente, sus grandes ojos miel se abrieron agrand
Todos se habían instalados en sus aposentos y disfrutaron de un tour por todo el lugar. Laura estaba impresionada con aquella villa, sentía un cosquilleo cuando pensaba en su habitación. ¡Era hermosa! Amplia, con su propio baño, con un vestidor, un cine y un pequeño estudio. Simplemente perfecta y elegante, con un toque campestre. Estaba totalmente encantada con aquel paraíso. Siempre le gustaron las casas de campo, esos lugares que te contactan con la naturaleza y el aire fresco, lejos del bullicio y contaminación de la ciudad. Tenía una pequeña cámara con la cual eternizaba fragmentos de la villa. Durante todo el recorrido sintió como dos ojos la seguían. Trató de ignorar aquello, pero cuando todos estaban en el comedor, pudo encontrar esos ojos que se aferraban a ella. Sintió que moriría de un infarto cuando se encontró directamente con los ojos verdes de