Todos estaban en una pequeña sala con ventanas de cristal. Sus caras de aburrimiento observaban el exterior a través de aquellos cristales anhelando que no hubiera lluvia.
—Chicos, ¿por qué no ven una película? —el señor Mars les sugirió.
—¡Otra vez! —se quejaron al unísono. Habían transcurrido tres días de lluvia y ya habían visto todas las películas de la playlist.
—Ojos melosos, te propongo algo —Kevin la abordó haciendo que su corazón se disparara. Últimamente era así. Una mirada, un gesto, su voz o cualquier cercanía que proviniera de él hacía latir su corazón fuera de lo normal.
—¿Qué propones? Ya hemos revisado fotografías antiguas, famosas, profesionales, no profesionales, las que he tomado…
—Sí, sí
Después de la cena, Pablo, Kevin y Laura se sentaron en unas mecedoras que estaban en la galería de la gran villa, en frente del patio delantero. El sol se estaba poniendo y las luces crema de los faroles de aquel lugar se encendieron, embelleciendo aún más aquel escenario de suelo verde rodeado de árboles.—¿No les pareció raro cómo su tío le habló a mi tía? —Laura les preguntó saliendo de su ensimismamiento.—Mi tío siempre ha sido un atrevido… —Kevin contestó—. Pero esta vez se pasó de la raya.—A mí me parece que esos dos tuvieron su historia —Pablo especuló.—¿Tú crees? —Laura lo miró abriendo sus ojos. Ni siquiera podría imaginarlo.—Bueno, ese algo entre esos dos estaba condenado a no salir bien —Kevin afirmó. En
Todos estaban preparados para tomar su ruta. Ambas familias fueron abastecidas con sus armas y municiones. La familia Castillo con el color amarillo, la familia Gutiérrez el color rojo y los Mars el color azul. Todo el que tuviera tres disparos, estaría fuera del juego y tendría que ir a la torre. Y esto sin importar que fueran disparos de su mismo equipo.Los Gutiérrez tomaron su ruta sin ningún contratiempo. Todos estaban sorprendidos por el entusiasmo de Clara. ¡Hasta dibujó rayas rojas con pintura sobre sus mejillas! Nunca habían visto esa faceta de ella.—Estás muy motivada, hermanita. Me pregunto cuál será la razón. —Se le acercó Mico con intención de molestarla.—Será mejor que estés alerta —contestó con la mirada puesta en el camino sin permitir que ese comentario la distrajera de su objetivo. Las chicas ven&
El juego se volvió un caos y todos empezaron a disparar a diestro y siniestro, olvidando el objetivo de este. Claudia estaba cerca de la torre y quedó horrorizada al ver a Kevin acorralar a Laura. «¿Cuál será su intención?», pensó. La rabia la invadió. No podía entender por qué él la prefería a ella. Solo era una huérfana insulsa, una mosquita muerta que se hacía la víctima en todo. «¿Acaso ella lo hechizó? ¿Le habrá dado a beber algún brebaje?», sus pensamientos la mortificaban mientras subía las amplias escaleras a toda prisa. ¡Tenía que evitar a toda a costa que algo sucediese entre ellos! Suspiró al saber que llegó a tiempo y, con ímpetu, gritó su nombre. Su corazón aún latía por el gran esfuerzo y las ansias de llegar. De repente, un ardor, seguido
Ambos estaban de frente, en silencio, con la respiración agitada.—Lo siento… —Kevin rompió el silencio—. No cumplí mi promesa —dijo bajando la mirada. Laura acarició su mejilla y le dedicó una sonrisa pícara, obteniendo esa mirada verde devuelta, mirada que le encantaba.—No te preocupes. Nunca estuve de acuerdo con esa promesa. —Ambos sonrieron.—Ojos melosos… Yo… no… tú… —Su voz era temblorosa y quebrada—. ¡Rayos! ¡Soy pésimo para esto! —Ella no pudo evitar reírse. Él tomó sus manos y la miró con seriedad—. Laura Gutiérrez, no es un secreto que me vuelves loco. Desde la primera vez que ti vi me impresionaste, no solo este verano, me impresionaste cuando éramos unos adolescentes y, cuando volví a verte aquí… yo lo siento, sé
Habían decidido que solo permanecerían una semana más en el club, ya que las responsabilidades de las compañías les solicitaban de forma presencial. El padre de Pablo llamó a Cristian con tono serio, reclamando su falta de compromiso hacia el conglomerado. Si bien era cierto que Cristian medio se había retirado, su presencia aún era requerida en ciertas reuniones pese a que él, normalmente, hacía conferencia vía Skype. Los Castillos también tenían que volver a sus respectivas responsabilidades. Kevin tenía una exhibición de arte en unos meses y, aunque tenía a personas trabajando para él, como artista principal, debía encargarse personalmente de ciertos asuntos.—Hola, lindura. —Frank se acercó a Laura con una sonrisa de flirteo. Todos estaban en la piscina compartiendo. Laura se había levantado de su mesa para buscar una nuev
Se dirigía incrédula hacia el lago. Si aquello era una broma de Frank, era de muy mal gusto. Cruzaron un pequeño camino rodeado de árboles. Estaba anocheciendo y la luna resplandecía proporcionando un poco de luz. El lago brillaba con la luz de la luna y las pequeñas lámparas alrededor. El pequeño camino los condujo directo a la orilla del lago. Miró a su alrededor y su corazón empezó a latir con brusquedad. ¡No creía lo que sus ojos veían! El pasado se encarnó en aquel lugar, el dolor de aquella imagen la azotaba.—¡Laura! —gritó con desesperación al ver como Kevin la besaba. ¡Ese beso! La rabia la abordó, estaba temblorosa. Laura soltó un susurro que ella ignoró. Apretó el largo cabello con sus manos y empezó a abofetearla. Kevin reaccionó al instante apartándola de ella.—
Laura se sentó con recelo sobre la cama, sus manos temblaban y trataba de que su voz no delatara su miedo. La invitó a sentarse, pero Clara se quedó de pie cerca de la puerta.—Laurita —rompió el incómodo silencio—. ¿Nunca te has preguntado por qué nadie te ha hablado de tu padre?—Creí que no lo conocían. —Su voz era débil.—Pues sí lo conocimos. —Cruzó sus brazos y en su rostro se reflejó una mirada de dolor y rencor—. Su nombre es Gabriel, si es que aún vive el desgraciado. —Mencionarlo le afectaba más de lo que creía—. Te voy a contar una historia que te va a otorgar varias respuestas. —Laura asintió—. Tus abuelos siempre fueron personas de negocios, así como lo son los Castillos, trabajaron juntos para levantar el negocio familiar. Eran buenos amigos de los padre
EllaLos rayos del sol molestaban sus ojos, ojos que ardían con intensidad. Su cuerpo estaba débil y, por más que durmiera, no recuperaba fuerzas ni se sentía descansada. Tenía náuseas y un leve mareo, casi no comía, pues por más que lo intentara, su estómago le provocaba estragos y nunca tenía apetito. No hacía otra cosa que no fuera llorar, dormir y recordar el pasado. Su celular aún estaba apagado y no había salido de su habitación desde el día que regresó. ¡Dos semanas! Entonces, pensó que era momento de levantarse y seguir adelante. Claro, tendría que buscarse un empleo y mudarse sola. No soportaba estar allí. Todos la miraban de reojo y nunca faltaban los insultos, las críticas y las burlas de Claudia. Se dio un baño, se puso una ropa formal y salió a varias entrevistas de trabajo.<