ENTRENAMIENTO

Por fin es tiempo de salir del trabajo, con Anto quedamos de juntarnos con Larissa. Nuestra querida amiga trabaja como recepcionista, es una bella brasileña de cabello rojo y piel pálida, con unas nalgas tan perfectas que jurarías que son operadas ¡una hermosura de mujer! Mientras la esperamos, vemos salir al bus de los jugadores que van a entrenar a la cancha ubicada cerca de la playa. Con las chicas decidimos que era el momento perfecto para llevar a mi sobrino, la mejor excusa que tienen ellas para acercarse a esos tipos.

Vamos por Benjita al colegio, él muy emocionado corre hacia mí y de un brinco me abraza, siempre es tan tierno conmigo, es una dulzura de niño y no lo digo sólo porque sea mi sobrino. En el camino le contamos hacia donde nos dirigimos y estalla de felicidad por tener la oportunidad de conocer a los protagonistas de su equipo favorito.

Llegamos al lugar y por supuesto no somos los únicos, había una multitud afuera cantando y tocando el bombo, banderas flameaban y los canticos no paraban. Para nuestra suerte, Larissa conoce al administrador de las canchas, por lo que nos dejaron pasar y ver el entrenamiento.

Ingresamos a las graderías, ¡hubieran visto la expresión en la cara de mi sobrinito!, esa emoción indescriptible hasta yo la percibí y es de esperar si son sus ídolos deportivos, aunque para mí sólo son una manga de engreídos pateando pelotas de aquí para allá. Bueno, tengo que cambiar ese pensamiento ya que realizaré mi práctica profesional como Relacionadora Pública en el área de comunicaciones de Club Deportes La Serena, uno de los mejores equipos y punteros del campeonato nacional.

- Mira Andrea, ahí está el galán del pantalón mojado – dice Larissa mientras me da un codazo en el brazo.

No podía creer que se viera tan sexy corriendo 😳🔥, veo la magnitud de su musculatura, esas piernas exquisitas y el sudor corriendo por su cuerpo. Justo en el momento en el que estoy admirando su escultural figura y como si supiera que lo estamos observando, se quita la polera dejando al descubierto esos pectorales y abdomen increíblemente perfectos.

- Pero que ganas de morder ese trasero - exclamó Anto.

- Hay niños presentes mujer – le digo, mientras tapo los oídos de Benjamín.

- ¡Dios mis hormonas! - exclama Larissa mientras observa que se acercan los jugadores.

Saludan y firman camisetas, Benjita me pide que bajemos de las graderías para quedar cerca a ellos y lograr una foto. Saca su cuaderno del colegio y un lápiz.

- ¡Diego! ¡Diego! ¡Aquí! ¡Aquí! – dice mi sobrino con ímpetu.

¡Súper! Ahora resulta que su ídolo es Diego Álvarez, lo bueno es que estoy con el pelo suelto y ropa informal por lo que no creo que me reconozca en lo absoluto. A medida que van avanzando los jugadores, se sacan fotos con sus admiradores como artistas de cine.

- ¡Vaya! nunca pensé que tuvieran tanta fama estos tipos – dije con desdén.

- Tienen fama de todo Andrea, DE TODO - dice Larissa.

- Mira, ahí viene Diego, ¡viene Diego! – repite Anto con nerviosismo.

Al llegar a donde estamos nosotras esboza una gran sonrisa, es como si me conociera de toda la vida, me observa con sus bellos ojos.

- ¿No traes agua contigo esta vez cierto? – dice mientras toma el cuaderno de mi sobrino para firmarlo.

- Únicamente vine porque mi sobrino es un gran hincha de este equipo – contesté escondiendo la mirada, me sorprendió que me reconociera.

Las chicas le piden una foto, a lo cual accede sin problema. Inesperadamente, Benja recibe de regalo la camiseta de entrenamiento de Diego, ¡mi sobrino esta tan emocionado! su gesto amable me dejó sin palabras. De pronto mi celular suena, es una notificación de I*******m, así que me alejo para revisar quien me ha escrito, estoy tan concentrada que no sé cuánto tiempo pasó. De pronto siento una presencia detrás de mí que se acerca a mi oído.

- La próxima vez que te vea, seré yo quien te moje a ti - susurra Diego.

Una corriente recorre mi cuerpo, lo que me hace dar un pequeño brinco del susto, en realidad de la excitación que me da escuchar su voz tan cerca de mí. Quedé paralizada, volteé a ver como Diego se va mientras me mira con una sonrisa pícara en su rostro.

- Pero ¿qué se cree este tipo? - dije molesta.

Mis amigas están con la boca abierta mirando lo que acaba de ocurrir.

- Y ni siquiera le pediste entradas para ver el partido, inconsciente mal amiga- bromea Anto.

- No sé qué le pasa, sólo nos vimos una vez, y más encima lo arruiné todo, la verdad no sé por qué me molesta de esa forma, además mírenme, no soy del gusto de un futbolista – digo buscando alguna explicación.

Y es que, a pesar de no tener una apariencia de modelo, al parecer le interesé al hombre que dicen que es gay.

- No entiendo nada, no soy tan delgada, estoy pálida, tengo senos y trasero normales, nada ostentosos, además uso ropa suelta y mi cabello es largo, sin gracia – digo mientras arreglo mi ropa.

- Amiga eres preciosa, amo tus pestañas y esos labios carnosos que tienes atraen a cualquiera ¿puedo Morderlos? – Anto me agarra la cara y se acerca a morderme.

- ¡Nooooo!, pero que tonta eres – digo entre risas.

Mi sobrino se sienta nuevamente en las graderías, no quita sus ojos de la camiseta ¡está realmente feliz!, la guarda en la mochila y me llama porque ya es hora de irnos, al parecer le dio hambre.

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