Capítulo 28
—¡No es nada! —continué comiendo sin expresión alguna.

Después de terminar, dejé el tazón vacío sobre la mesa y miré a Gabriel arqueando una ceja —Gabriel, ¿qué es lo que realmente quieres?

—¿Te divierte esto?

—Si vas a matarme, hazlo de una vez.

Gabriel soltó una risa amarga —María, ¿podrías dejar de ser tan hostil como un erizo?

Me quedé callada. Pero mi mirada lo decía todo. Fría, burlona, despectiva.

Gabriel mostró una expresión resignada, se levantó y tomó los tazones vacíos —Descansa un poco, voy a lavar los platos.

Observando su espalda mientras se alejaba, fruncí el ceño profundamente.

Una densa nube de dudas envolvía mi mente. ¿Qué diablos pretendía Gabriel? ¿Acaso se había golpeado la cabeza?

En ese momento, su celular, que estaba sobre la mesa, vibró.

Cuando la pantalla se iluminó, alcancé a ver el nombre "Isabella".

¿Isabella?

—¡Ja! —sonreí con frialdad.

Tomé el teléfono y contesté con desgano —Isabella, ¿qué quieres?

—Hermano... —la voz femenina se detuvo de repente— ¿Eres
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