Me casé el mismo día que mi novio
Me casé el mismo día que mi novio
Por: Paloma Estrada
Capítulo 1
—Mamá, acepto el matrimonio que concertaron.

En la penumbra de la sala, mi voz, apenas un susurro, resonó hueca, teñida de una resignación distante.

Mi madre se quedó atónita al oírme.

—¿Cómo que aceptaste? Pero si no querías saber nada de eso... ¿Qué pasó, Elena? Casarse es algo muy serio, hija. Lo del arreglo es lo de menos, yo solo quiero que tú seas feliz. Piénsalo bien, no vayas a cometer una locura.

Sus palabras me golpearon directo al corazón:

—Mamá, ya lo decidí. Pueden empezar con los preparativos de la boda.

Mi mamá percibió mi angustia. Hubo una pausa antes de que intentara consolarme:

—Ay, Eli... Tantos años con Ricardo y él nunca quiso sentar cabeza ni conocer a nuestra familia... Tu papá y yo siempre supimos que eso no iba a terminar bien.

Cada palabra suya era un pequeño pinchazo directo al corazón.

«Es increíble cómo desde fuera todo se veía tan claro. La única que no era consciente de la realidad era yo.»

—Este muchacho, Andrés Castillo, tu papá y yo lo hemos estado considerando para ti desde hace tiempo. Es de buena familia, un chico decente... te lo aseguro. Mi Eli se merece siempre lo mejor.

Respiré profundo, intentando contener la emoción.

—Gracias, mamá. Confío en el criterio de tú y papá.

—¿Quieres que organicemos algo para que en estos días se conozcan? —continuó ella.

—No hace falta. Ustedes empiecen con los preparativos del matrimonio.

Apenas colgué, Ricardo apareció detrás de mí, no sé en qué momento llegó. Traía una caja con un pastelito y me preguntó, confundido:

—¿De qué boda hablabas? ¿Quién se casa?

«Yo. Soy yo la que se va a casar.»

La respuesta se formó en mi mente, pero las palabras se quedaron atoradas en mi garganta, sin poder salir.

Negué con la cabeza, intentando parecer tranquila.

—Nada importante. Una amiga.

En cuanto lo dije, noté cómo se relajaba inmediatamente.

Sentí otra punzada de amargura.

«¿Por qué se puso tan tenso? ¿Pensó que iba a presionarlo para casarnos? ¿O será que él y su querida asistente, Verónica, tienen planes de boda y creyó que ya me había enterado?»

—Te traje un pastelito de tu lugar favorito. ¿Te paso una rebanada?

Antes, Ricardo solía llegar del trabajo con algún antojo para mí. Aunque muchas veces no fueran cosas que me encantaran, el gesto me hacía sentir especial, como si flotara en una nube de azúcar. La sensación de saber que pensaba en mí, que quería consentirme, era mucho más importante que la elección del postre.

Pero ahora, al ver esa cajita de pastel, solo podía sentir una ironía profunda y dolorosa.

Hacía apenas unos momentos, había visto que Verónica cambió la privacidad de su perfil de Facebook y hasta entonces me dejaba ver sus publicaciones. Bastó revisar unas cuantas para que el estómago se me revolviera y no pudiera seguir mirando.

Fue entonces cuando comprendí lo ridícula que había sido.

Resulta que ese pastel era el favorito de Verónica.

Y no solo el pastel. Todas esas nueces, los bocadillos que me traía... todo era lo que le gustaba a ella.

Lo más doloroso fue darme cuenta de que esa costumbre de Ricardo, la de traerme algo al volver del trabajo, había empezado justo cuando Verónica entró a trabajar con él.

«Entonces, Ricardo... cuando me traías esas cosas, ¿a quién veías realmente? ¿A mí... o a Verónica Méndez?»

Tragué saliva, intentando disimular la amargura que sentía.

—Ya no se me antoja lo dulce, me empalaga mucho. Mejor ya no los compres, por favor.

Ricardo pareció sorprendido por mi respuesta, me miró extrañado.

—¿De verdad? Pero si siempre los disfrutas...

«Tantos años juntos... si de verdad le importara, ¿cómo es posible que nunca se haya dado cuenta de lo que me gusta y lo que no?»

Hay cosas que una se cansaba de repetir. Al final, simplemente se daba por vencida.

Ya no quería discutir.

—Supongo que ahora tengo gustos distintos.
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
capítulo anteriorpróximo capítulo

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App