Vale, debo admitirlo. Creí que estar lejos de él sería fácil, pero llevo tres días sin verlo y ya lo extraño como una loca. « Basta Gianna... deberás acostumbrarte, es cantante y lo normal es que viva viajando más de la mitad del año.» Con solo pensar en eso un nudo se apodera de mi estómago. ¿Estaré preparada para cuando no tenga que verlo por meses? Respiro profundamente, y sigo ordenando el desastre que han dejado anoche en esta barra. Quise irme más temprano para poder hablar tranquila por teléfono con él y tanto Mauro como Leo, no han sabido dejar las cosas listas para hoy. Estoy muy ocupada en mi tarea cuando la puerta del bar se abre. ¿Quién la ha dejado abierta a esta hora? Miro a la entrada y no puedo entender qué hace aquí nuevamente. Camina hacia mí y solo quiero pedirle que se vaya.—¿Qué quieres aquí Oscar?— Le pregunto cuándo se apoya sobre la barra. —Hola, ¿no?— Dice de manera sarcástica.—Hola, ¿Qué quieres aquí?— Vuelvo a preguntarle.—¿Eres feliz con él?— Me preg
La extraño demasiado, necesito verla ya. «Solo tres días más…» Me digo a mí mismo, pero no sé si funcione para dejar de echarla de menos. Me recuesto sobre el sofá de mi piso después de un largo día de reuniones y tomo mi móvil. Sin dudarlo, marco su número y dejo que suene. «Tarda mucho en responder; eso es extraño»—Hola.— Escucho finalmente del otro lado. Su voz suena extraña, ¿ha estado llorando?—Gianna, cariño, ¿Qué sucede?— Pregunto alarmado. El silencio se hace presente. —¿Cómo te has dado cuenta?— Me pregunta con un hilo de voz.—Te he aprendido a conocer en este tiempo. Tu voz no suena como siempre. Además, siempre me respondes con entusiasmo.— Le explico y me encantaría poder verla a la cara para ver su reacción.—Es increíble.— Dice y escucho su suspiro.No entiendo, ¿Qué pasa? —¿Me dirás que sucede?— Insisto.—Es que me he dado cuenta qué todo esto no funcionara.— Pronuncia en un susurro.«¿De qué habla? Debe de estar bromeando…» Pienso preocupado. —Cariño, no entiendo.
Días despuésUna vez que estaciono el auto enfrente de su edificio, le envió un mensaje por WhatsApp tal como habíamos acordado.MATT:Cariño, ya estoy abajo.Su respuesta no tarda nada en llegar.GIANNA:Ya bajo guapo.Sonrió al ver su mensaje y me pregunto si sentirme así de feliz es normal. La he extrañado tanto que las ansias por verla me consumen.Me bajo del auto y me quedo parado allí esperándola hasta que de repente la veo salir y me quedo con la boca abierta, luce peligrosamente hermosa. Vestido corto color azul pegado a su cuerpo con tiras laterales que a medida que se acerca a mí me dejan ver su preciosa espalda al descubierto. Lleva zapatos del mismo color y su pelo completamente liso. «Es tan perfecta...»Me sonríe y al llegar frente a mí; no desaprovecho la oportunidad y la tomo por la cintura mientras que ella lleva sus brazos por encima de mis hombros. —Buenas noches mi amor. Te ves increíble.— Digo sin dejar de mirar esos ojos azules que me cautivaron desde el primer
Abro la puerta del auto para ayudarle a bajar, y antes que se pueda escapar la acorralo entre mi cuerpo y el auto. —Parece que a mi familia le ha encantado que seas mi novia.— Le comento con una sonrisa de lado. —Eso parece, ya te lo había dicho antes; pero, son muy buenos.— Me responde sonriente y me encanta verla así. Llevo mi mano a su cabello y acomodo un mechón de cabello detrás de su oreja.—Creo que el que le contaras cómo nos conocimos ha hecho que sumaras muchos puntos.— Bromeo y se ríe.—¿A quién no le hace gracia que tú te hayas escondido de tus fans detrás de una barra de bar?— Me pregunta sarcásticamente y al ver que se ríe en forma de burla, decido callarla con un beso.—Tú síguete burlando, que yo te seguiré callando así.— Le advierto y ambos sonreímos.Sus manos viajan hasta mi cuello y se enredan en este. —Que sepas que me gusta mucho, que me calles así.— Comenta de manera sugerente y esta vez me besa ella.—¿Puedo subir?— Me atrevo a preguntar tal como si fuese un n
[GIANNA]Qué hermoso es amanecer con él a mi lado, y si está desnudo y me deja ver sus lunares, mucho más. Observo detenidamente su espalda en absoluto silencio para no despertarlo, y juro que podría dibujar unas cuantas figuras geométricas uniendo cada uno de sus lunares con otro. Es sumamente sexy y tengo la fortuna de que sea mi novio. Estoy muy concentrada disfrutando del paisaje hasta que tocan el timbre haciendo que prácticamente salté de la cama. «¿Quién es a esta hora?» Me pregunto a mí misma al ver que son las nueve de la mañana. Me levanto de la cama sigilosamente y me coloco mi albornoz. Camino hacia la entrada y al abrir la puerta, mi hermano se me queda viendo diciéndome “¿con quién rayos estás?” «Siempre tan celoso…»—¿Qué hace aquí tan temprano?— Le pregunto dejándole entrar. —¿Estás con él?— Pregunta, serio y tengo ganas de reírme de él.—Sí, estoy con Matt y no empieces… yo no te digo nada cuando tú estás con tus amiguitas.— Le advierto.—Vale, asumiré que estás e
[MATT]Que me llame paranoico, pero su supuesto “hermanito” la está devorando con la mirada. No puedo culparlo, mi esposa es bella y ese bikini que deja ver sus atributos más de la cuenta no ayuda… pero, se supone que es como su hermano, ¿no? —¿Seguirás jugando?— Le pregunto lanzándole el balón, ya que se ha quedado estático. —Eh si… discúlpame.— Tartamudea encontrándose con mi fija mirada. —¡Mauro! ¡Ten!— Le exclamo y le lanzo el balón a mi cuñado. — Tú y yo tenemos que hablar.— Le dejo saber a Samuel y me alejo un poco para sentarme a orillas del mar.—Sé lo que me dirás.— Habla mientras se sienta a mi lado y resopla.—¿Hace cuanto?— Pregunto sin rodeos.Es más que obvio que está hasta los huesos por Gianna. —Desde siempre… Desde que éramos niños.— Responde con un hilo de voz. »Pero, no te preocupes tío. No intentaré nada…— Me aclara.—Samuel, yo te voy a ser completamente honesto.— Digo con mi mirada fija en el horizonte. »Yo a esa mujer la amo demasiado… Sé muy bien lo que es c
[GIANNA]El día en la playa ha sido increíble, pero él ha estado tan extraño… No entiendo qué le sucede. —¿Te quedas?— Le pregunto antes de bajar del auto. Muero porque pase otra noche conmigo. Me estoy haciendo adicta a sus brazos, o quizás es que necesito ir haciendo una reserva de besos y caricias para cuando él deba irse de viaje. Me mira pícaramente y sonríe —¿Quieres que me quede?— Pregunta de una manera muy seductora que me hace querer besarlo sin para aquí.—Sí… necesito tener una reserva de besos tuyos para cuando estés lejos.— Le admito y él ríe.—Mmm… me gusta mucho esa idea…— Dice mientras desabrocha su cinturón de seguridad e inclina su cuerpo hacia mí. —¿Es un sí?— Le pregunto cuando sus labios están a milímetros de los míos.—Es un muero por quedarme contigo esta y todas las noches… es un “pídeme lo que quieras”— responde y finalmente me besa con sus labios sabiendo a sal. —Besos de sal que saben a azúcar — comento sobre sus labios y ambos reímos. — Señora Magli
Volver a la rutina laboral después de estos últimos días junto a él antes de que tuviese que viajar es muy complicado. Es la sensación de creer que todo ha cambiado en mi vida desde que él ha llegado a ella hace más de cuatro meses, y si, las cosas ya son diferentes desde el día de nuestro acuerdo. La gente del bar ya no parece la misma y el hacer tragos no me hace sonreír como solía hacerlo.—Gianna, reacciona.— Me dice Leo al oído para que los clientes no lo escuchen.Sacudo mi cabeza y lo miro sorprendida —Lo siento, me quede pensando en no sé qué.— Miento y sigo con mi tarea.—Yo si sé en qué… Mejor dicho, en quien.— Replica entre risas.—No entiendo cómo pude enamorarme tanto así…— Comento y no sé si se lo estoy diciendo a Leo o es a mí misma.Me da tanto miedo la manera que siento que el aire comienza a faltarme cuando él no está conmigo… — El amor es así. Llega y nos provoca ese nudo en el estómago que te quita las ganas de comer. Hace que sientas tu corazón latir con una fuerz