Mundo ficciónIniciar sesión
Capítulos relacionados
XXVIII. Merezco un castigo, Sr. Wilde
- Creo que esa es una pregunta, que yo personalmente puedo responder- dice Ethan, caminando lentamente, pero con confianza y elegancia hacia mi lado, en el estrado.El traje ejecutivo de corte italiano, se ciñe a sus músculos trabajados y le da una aura superior que dice a gritos “no se acerquen a mí simples mortales”. Estoy embobecida y asombrada, porque haya aparecido aquí cuando lo dejé en la cama del hospital esta mañana.Me recupero rápido de mi conmoción cuando me mira por un segundo, antes de dirigir su atención a los periodistas y no sé por qué tengo la sensación de que ahora mismo está muy molesto conmigo.- Hola a todos caballeros, me presento para los que no me conocen, mi nombre es Ethan Wilde Walker, actual CEO del Grupo WW y esposo de esta hermosa mujer que está aquí a mi lado- dice fríamente- ¿eso responde una parte de su pregunta?- agrega dirigiéndose al periodista que había hablado hace poco y lo veo que está visiblemente pálido, al parecer entendía la metedura de pata
XXIX. Quiero cuidarte en la palma de mi mano
Tomo aire y decido que independientemente de lo que haya pasado hace unos minutos, es necesario aclarar las cosas entre Ethan y yo. Con decisión me giro para enfrentarlo, pero no tengo tiempo de abrir la boca cuando veo que suspira con frustración y me dice, aún sentado en el mismo sitio: - Alexa, solo tú tienes la capacidad de desesperarme tanto- comienza diciéndome y la verdad es que no puedo responder a eso- No sé qué ideas disparatadas estarán pasando por esa terca cabecita tuya, pero puedo adivinar casi cien por ciento seguro, de que es todo lo contrario a mis pensamientos- lo escucho decir y dejo que continúe con su idea, más que todo porque ahora mismo me siento aún más confundida. Se levanta del mueble y camina nuevamente hacia mí, yo me quedo parada como estaca en el sitio y no sé por qué de repente tengo el anhelo, de poder seguir por donde lo dejamos antes de ser interrumpidos. Ethan se detiene frente a mí, esta vez está cerca, pero no tanto como me gustaría. Toma mi ro
XXX. No me dejaré arrebatar a mi hombre
- Esas maldit@s escorias, solo estaban esperando una oportunidad para destrozar a cualquiera- me dice Carlos enojado mientras esperamos sentados en la sombra en el hermoso jardín, a la estilista personal que viene hoy para ayudarme con el outfit, ya que hoy iremos en la noche, al cumpleaños de abuelo de Ethan.- Si, ya vi como me defendiste con uñas y garras en las redes sociales, ¡eres el mejor!- le respondí dándole un dedito arriba que le hizo mucha gracia- Como debe ser- dice con naturalidad para luego volver a despotricar- ¡esa desgraciada de Elena me las va a pagar! No fui al departamento que le compró su amante, a armarle un escándalo porque mi padre me detuvo- confiesa- me dijo que eso solo te perjudicaría más y que esa zorra podía filmarlo y subirlo, para seguir haciéndose la víctima del acoso por un hombre.- Gracias al cielo que todavía puedo contar con el Sr. Marcos para controlarte- respondí, porque lo menos que quería era que Sisi se volviera también el blanco de las crí
XXXI. Mandaré a que corten tu lengua venenosa
Exactamente como me temía, convirtieron mi habitación en un salón de belleza y luego me hicieron modelar varios outfits hasta el cansancio. Juro que la próxima vez, me pondré lo que sea y ya. El más emocionado era Carlos, que no paraba de dar sugerencias y hacerme cambiar de prendas una y otra vez ¡Lo odio!, solo por hoy. Ya casi a la hora de irnos a la cena, fue que pude despedirme de todo el equipo de “Nuestra Belleza Latina”, como los nombró Carlos y por supuesto del propio Sisi, que hoy estaba hiperactivo. La Sra. Pembroke tocó la puerta del cuarto, para avisarme que ya Ethan me esperaba abajo, miró mi atuendo y asintió al parecer satisfecha, con el resultado. Caminé por el pasillo en dirección a la escalera y me puse un poco nerviosa por si le agradaría a Ethan mi atuendo. Hoy no lo había visto en todo el día, primero, porque él estaba trabajando y después, porque yo estaba ocupada acicalándome. Llevaba un elegante vestido de Versace en seda negra con detalles de encajes y pe
XXXII. Somos un matrimonio real
Por supuesto ese viejo era de armas tomar, Dylan era un niño de tetera al lado de este verdadero depredador. Sentado en un elegante sillón, subido en una plataforma, miraba todo el salón como si fuera el emperador, observando la corte.Estoy segura de que era una persona importante, pero también creo que el Sr. Henry Wilde, tenía algunos rasgos de megalomanía.- Abuelo, feliz cumpleaños- le dijo Ethan parado muy recto como una estaca. El aire a su alrededor comenzó a descender rápidamente.Yo, a su lado, también deseé rígida las felicitaciones por cumplir años. El secretario Conrad, que estaba detrás de nosotros, se acercó con una caja finamente envuelta y se la entregó al asistente al lado del señor mayor, que se encargaba de recibir los obsequios.- Hace tiempo que no me visitas Ethan, ni siquiera para presentarme a tu nueva esposa- respondió con voz áspera y firme- Nos vemos de nuevo Srta. Reed o mejor dicho, ahora tengo que decirle Sra. Wilde, tiene usted una capacidad asombrosa p
XXXIII. Necesito atrapar la cola del perro
Punto de vista de Ethan: - Presidente, ya encontramos al hombre que andábamos buscando. Es dueño de varios casinos en el exterior, pero descubrimos que es solo una fachada para el lavado de dinero- escucho sentado en mi escritorio el informe del secretario Conrad- ¿Encontraste alguna relación con mi abuelo?- le pregunto- Por ahora no, pero ya lo tenemos vigilado por todos lados, si hacen algún contacto lo sabremos enseguida- responde con seriedad y sabe lo importante que es este asunto para mí.- Bien, no podemos dejar esa pista, estoy seguro de que nos va a conducir directamente a atrapar la cola del perro- digo apretando los dientes, pensando en mi querido abuelo paterno y su participación en todas las desgracias de mi vida.La primera vez que escuché el nombre del tipo, que estamos rastreando ahora, fue a los diez años, cuando fui secuestrado con mi madre y encerrado en ese cuarto oscuro, que me ha atormentado durante toda la vida.La segunda vez que lo oí mentar, fue en este ú
XXXIV. Yo deseo a esa mujer
Punto de vista de Ethan: Llego a la casa en la tarde después de terminar los asuntos del trabajo, aunque siempre hay cosas que se quedan pendientes y tengo que darle seguimiento en el despacho. Creo que la Sra. Pembroke está muy feliz de que venga a cenar y a dormir todos los días a la mansión, porque en el pasado podía quedarme hasta una semana en la oficina, sumido en proyectos y más trabajo. Pero desde hace unos meses, cuando llega cierta hora del día, me dan unas ganas desesperantes de terminar todo el papeleo e irme para la mansión, donde sé que puedo ver a esa persona en cuando entre. - Bienvenido a casa, Señor- me recibe el mayordomo en la puerta y me ayuda a guardar el sobretodo. - ¿Cómo ha pasado el día la señora?- hago mi primera pregunta de todos los días cuando llego a casa. - La Sra. estuvo hoy en su empresa todo el día y llegó hace un rato muy animada. Actualmente, se encuentra en el gimnasio- me relata el Sr. Collins y seguro piensa en su interior que soy como un c
XXXV. Lo que cuenta es la actitud
Punto de vista de Alexa: Vaya, no sé como lo haría Freddie para dar un concierto entero, cuando yo he cantado dos canciones y siento la garganta como si me hubiesen pasado una lija. Pero claro, Freddie era increíble cantando y yo solo grito como puerco que llevan al matadero. De todas formas lo que cuenta es la actitud, o eso es lo que dice Carlos, cada vez que terminamos de asesinar un tema musical. Me dirijo a dejar la barra de pesas y tomar un poco de agua, al final no hice prácticamente ejercicios, entretenida en mi concierto imaginario y entonces es cuando lo veo a través de la puerta de cristal, mirándome con una sonrisa en sus profundos ojos. “¡No puede ser que me haya visto, haciendo totalmente el ridículo!”- grito en mi interior recordando todas las idioteces que acabo de hacer, pensando que estaba sola. Quisiera tener ahora mismo un súper poder para abrir de inmediato un hueco en el suelo y enterrar mi cabeza como los avestruces. - Sra. Wilde, me dijeron que estaba en e