- ¿Henry, qué haces aquí, este es el baño de mujeres y además, pensé que te habías ido? - le pregunto un poco nerviosa, pero tratando de aparentar seguridad- Mi guarda espaldas, ¿dónde lo dejaste? - Muchas preguntas querida Ana, pero la pregunta más importante aquí es ¿qué tiene Edward Harris que no tenga yo? - me pregunta y comienza a acercarse a mí, de una manera intimidante que no me gusta para nada. Miro con disimulo la puerta que cerró con el seguro al entrar y veo la posibilidad de correr hasta ella, pero el pasillo es muy estrecho y él está bloqueando la única salida. - Henry, estás muy borracho, por favor, hablemos de esto en otra ocasión, yo puedo… - ¡No más esperar Anastasia! - interrumpe gritándome y con dos o tres pasos largos se coloca justo frente a mí, intento retroceder, pero la pared, al lado de los lavabos, corta mi retirada y Henry me encierra completamente. - He estado esperando por ti, demasiado tiempo para que al final venga otro hombre y tú le abras las pier
- ¡¡Anastasia!!- lo escucho que grita casi en mi espalda y sin pensarlo más, me abalanzo a la puerta, que gracias a todos los cielos se abre dejándome entrar a un pequeño cuartito de limpieza y cierro la puerta casi en su cara. Paso el seguro con manos temblorosas y a los segundos lo siento como intenta forzar el pomo de la puerta para entrar. - ¡Voy a llamar a la policía Henry, te voy a denunciar por violador, vete ahora que todavía puedes escapar! - lo amenazo, pero él no escucha razones y solo golpea con fuerza la puerta llamándome puta, desgraciada, que soy una cualquiera y todo tipo de palabras ofensivas. ¿Qué hago? ¿Qué puedo hacer? Claro, tengo el móvil en la mano, puedo pedir ayuda. En la primera persona que pienso por supuesto es mi padre, comienzo a marcarle temblando y espero a que me responda. - Anastasia, ¿Qué sucede? - me asombro al escuchar la voz de Edward, por qué caraj0s me sale él. Entonces miro de nuevo el móvil y a través de mi mente confusa y excitada, me do
Punto de vista de Edward Harris - Espera Ana, tranquila, ya estamos llegando al doctor- le susurro a Anastasia que me tiene totalmente tenso con todos sus roces eróticos y la calentura que desprende su cuerpo. Sé que está drogada y que lo hace casi de manera inconsciente, pero yo estoy muy lúcido y tenerla lamiendo mi cuello de la manera que lo está haciendo ahora, me está llevando a la locura. - No quiero el doctor, te quiero a ti, no voy a ir al médico, compórtate como un hombre por primera vez y atiende a tu m4ldita esposa- susurra en mi oído y su aliento extremadamente caliente, hace que mi erección comience a humedecerse de manera incontrolable. Me está retando de todas las maneras posibles y estoy sudando frío y tragando saliva, porque mi límite está demasiado cerca. Conozco muy bien esa droga, en realidad no es que vaya a ocasionarle daños a su cuerpo, a menos que ese imbécil le haya dado una dosis para un elefante, pero aumenta demasiado el lívido y aunque la quiero llevar
Punto de vista de Edward Harris No sé ni como llegamos a la casa, solo sé que tuve que pasar por varias rondas para complacer a mi esposa. En realidad, no me quejo para nada, solo que por un momento pensé que ya no tendría más nada de soltar, si volvíamos a hacer el amor. Al final cayó exhausta y me las arreglé, con las piernas temblorosas, para manejar suavemente en la madrugada hasta la casa, llevarla a nuestra habitación y limpiar lo mejor que pude, los restos de sangre y otros fluidos, entre sus piernas. Aunque estoy seguro de que con el desastre que hice, tendrá que darse un buen baño a fondo, como el que me estoy dando yo ahora. Salgo de la ducha con una toalla puesta en mis caderas y camino hasta el borde de la cama donde está durmiendo, con cara de satisfacción. Acaricio su rostro con suavidad, beso su frente y la luz de la luna que se cuela por el amplio ventanal, me muestra lo bella que es Anastasia, la más hermosa e inalcanzable para mí. Siento como mi teléfono está v
Punto de vista de Ethan Wilde Nunca en la vida me sentí tan indignado y tan engañado como cuando recibí los archivos de las atrocidades que este infeliz le había hecho a mi hija, en el poco tiempo que llevaban de casados y estoy casi seguro, de que hay cosas que faltan por descubrir. No sé ni como me he aguantado para seguirle su jueguito, cualquiera que sea que tenga en mente y no destrozarlo en el acto. Creo que solo los viejos sentimientos hacia sus padres, son los que me han detenido de mi furia extrema. Es cierto eso que dicen que cuando las personas van tomando más edad, se van volviendo más sentimentales, pero sea lo que sea que me quiera mostrar, no va a librarse de todas las deudas pendientes. Me pide que dejemos atrás todos los demás autos y que solo sigamos en el auto donde vamos. - No te voy a tender ninguna trampa ni estoy tramando nada, sé que no tengo ninguna credibilidad para ti, pero no pienso escapar, aunque no lo creas, iba a verte justo cuando llegaste a mi ca
Punto de vista de Anastasia Wilde Abro mis ojos y siento mi cuerpo completamente cansado, pero de una manera satisfactoria. Estoy un poco desorientada y mi cerebro dormido aún no se ha puesto a funcionar completamente, pero poco a poco fragmentos de las cosas locas que hice ayer comienzan a invadirme y me quitan de golpe la somnolencia. ¡Perdí mi virginidad, drogada, en el asiento de un auto trasero, con el indeseable de mi esposo, al cual casi violo! O sea, es demasiada información para digerir y me encuentro de repente sentada en la cama y revisando mi cuerpo desnudo y con claras marcas de que no estaba soñando, que todo era verdad. - ¡Oh santa mird4! - murmuro con los ojos abiertos como platos – ya pasé al bando de las mujeres experimentadas, pero eso no es lo más importante, sino que el imbécil de Edward se comió mi durazno, así como así ¡M4ldito infeliz! Comienzo a maldecirlo, pero la verdad es que no sé qué voy a hacer ahora, me ha entrado el pánico pos sexo. ¿Le reclamo p
Punto de vista de Anastasia Wilde: - ¿Edward? – salí asustada de la habitación, preparada para la próxima jugarreta de mi querido esposo, al menos esta vez había luz eléctrica en la villa. Sigo llamándolo en lo que me acerco a su cuarto, pero está vacío, incluso la cama hecha como si no se hubiese acostado a dormir, voy a su despacho y tampoco lo encuentro. Escucho voces y estruendos afuera, así que me ajusto el albornoz y salgo a averiguar qué ha sucedido. En la playa hay personas del servicio que igual salieron de sus casas cercanas y están mirando a un punto en el mar. Me voy acercando y cuando miro a lo lejos, veo con horror como algo se está incendiando en el medio del océano, incluso todavía con pequeñas explosiones. Tengo muy mal presentimiento y el corazón me está latiendo con pánico, dónde está Edward, eso que se incendia, ¿es nuestro yate…? - Disculpen… ¿qué sucede?, ¿qué es lo que se está incendiando, alguien ha visto al Sr. Harris? - le pregunto con apuro a los curio
Punto de vista de Darius Harris: ¡Crag! Escucho el vaso de whisky romperse contra el suelo, pero no puede importarme menos. Edward, cómo caraj0s te fuiste a morir así, dejando todos mis planes inconclusos. Incluso dudé que fuera cierto, había algo en toda esta historia que no me cuadraba muy bien, pero soborné a uno de los técnicos forenses para una muestra de ADN de lo poco que quedó y resulta que sí, eran los restos de Edward. Dudaba, porque mi sobrino no era alguien que se dejaba matar así tan fácil, lo había entrenado para ser mi heredero, pero en algún momento del camino, incluso me estaba arrepintiendo, porque a veces sentía que más que un aliado, tenía un cuchillo pegado constantemente en mi cuello. Debía encontrarle una debilidad para tenerlo controlado, porque con su madre no era suficiente. Cuando me di cuenta de que estaba enamorado de Anastasia Wilde, vi una oportunidad estupenda para tener un as bajo la manga, pero ahora, todo se fue a la mierd4. Su madre, mi querid