Entré a la oficina de mi hombre con una enorme sonrisa sin importar lo que me había sucedido durante el inicio del día.La revelación de Rebeca y el incómodo encuentro con Agatha, aún así, planeaba llevarme bien con ella puesto a que la vería seguido.—¿Pero qué ven mis ojos? ¿Es un ángel o un avión? Oh, no, es la diosa que ilumina mi corazón —bromeó Eric, estaba de pie en medio de la sala.Reí porque fue un poco cursi de su parte haberse inventado tal frase para conquistarme, más de lo que ya estaba.—Buen intento, Romeo —me acerqué y le pinché la nariz con mi dedo—. ¿Así le dices a todas?Él me sostuvo entre sus brazos, mientras nos mirábamos con ternura. Lo había visto el día anterior y todavía no superaba el hecho de que me hiciera sentir tantas cosquillas cada vez que nos encontrábamos.—¿Celosa, Ximena? No conocía ese lado de ti —me besó la nariz con delicadeza.Amaba lo tierno que era Eric conmigo. Me trataba como siempre deseé que lo hicieran.—Puedo ser muy celosa, de hecho.
Estaba en el comedor con Jeanniel, esperábamos a Eric ya que nos comentó que se uniría a nosotros. Los días pasaban volando y la noticia de nuestro compromiso no desaparecía.Siempre encontraba algún anuncio en Internet que lo recalcaba, eso me hacía pensar que a Eric le iría de maravilla. Todos los días solía almorzar junto a Jeanniel y Olivia, normalmente Eric no lo hacía en el comedor del edificio porque se ocupaba en su oficina y prefería comer ahí mismo.—Agatha me cae bien, deberíamos invitarla a comer con nosotros. Está sola en aquella mesa y me siento fatal porque me recuerda a mi yo de la universidad —mencionó el moreno, señalando el lugar apartado donde se encontraba la susodicha.Me giré en su dirección y tenía razón. La mujer estaba sentada en una mesa, sin ningún tipo de compañía y removiendo la comida con un tenedor. No estaba lejos de nosotros.Apreté los labios.—A penas lleva tres días en la empresa —respondí, devolviendo mi mirada hacia él.—La he estado supervisando
—Ahora necesito que transcribas los documentos que te voy a pasar al correo. Imprímelos desde la computadora que está en el almacén, por favor —indicó Eric.Estábamos en su oficina y el hombre andaba ajetreado porque ese día se confirmaría su alianza con Jax, de hecho, tenía que ir a dar una conferencia ante la prensa junto al CEO número uno, para corroborar que estaban juntos en esto.—Querido —reí, no me acostumbraba en llamarlo por apodos, me sentía avergonzada—. Tienes que calmarte un poco, ¿Por qué no te busco un café? O un té, lo que prefieras.Caminé hasta su escritorio en donde estaba sentado, lo menos que quería era verlo alterado. Como yo estaba de pie, su cabeza logró quedar en mi vientre y empecé a acariciar su cabello con delicadeza.Buscaba que se relajara.—Aprecio tu preocupación, contigo puedo ser yo mismo y te confieso que tengo mucho miedo —resopló, abrazando mi cintura con uno de sus brazos—. No sé cómo puedan salir las cosas. No pensé que saldría en televisión tan
Estaba en casa con mi madre, ambas nos sentamos en el sofá y ella preparó unas palomitas antes de que yo llegara del trabajo.El televisor estaba encendido porque le comenté que Eric saldría en televisión, mientras hacía la conferencia en donde le harían preguntas tanto a él como a Jax.Ellos dos estarían juntos, así que no me daba ningún tipo de miedo haberlo dejado ir solo, igual me explicó que lo mejor era no exponerme todavía, hasta que nos casáramos.—Que diferencia, pasaste de estar con un bueno para nada, a casarte con un hombre que saldrá en televisión —habló mamá, masticando las palomitas.Rodé los ojos. Esa mujer solía molestarme siempre con el mismo tema porque le parecía divertido. Lo dejé pasar, se trataba de mi madre y no iba a protestarle a gritos que parara, era algo que la mantenía contenta.Cada vez que llegaba a casa, me preguntaba por Eric, y pensar que al inicio no estuvo del todo de acuerdo con el compromiso en comparación a papá, el cual se encontraba de viaje.
—Los clientes han subido una barbaridad en los últimos días, no sabes cuánto le agradecí a Jax después del programa —habló Eric, con una amplia sonrisa.Estábamos hablando en su oficina y él no dejaba de verificar las gráficas en donde las ventas habían ido en aumento, al punto de que algunos hoteles se llenaban a tope.Me parecía increíble la capacidad que tenía el CEO número uno de convencer a todo el mundo en apoyar a alguien. Sabía que ya lo había hecho antes, pero ver a Eric feliz, me hacía sentir plena.—En serio, Jax Brown es un tipo digno de admirar, ya veo por qué no han logrado quitarle el primer puesto en años —respondí, mirando a mi hombre con anhelo.—Todo va excelente y los preparativos de la boda ya están en marcha —se levantó de su escritorio y caminó hacia mí para tomarme de la cintura con apuro—. Muero por casarme con el amor de mi vida, la mujer que nunca pudo salir de mi cabeza —confesó, en un susurró provocativo.—Vaya, ¿ni por que te hayas acostado con otras en e
—Olivia, primero tienes que tranquilizarte y explicarnos lo que sucedió con calma, si hablas muy rápido no te vamos a entender —habló Eric, tomando a la muchacha de los hombros.Olivia contrajo el entrecejo y miró a su jefe con impotencia y tristeza al mismo tiempo, pero hizo caso a sus palabras y respiró hondo hasta buscar la calma, aunque era obvio que le costaba si su celular tenía cosas importantes como el de la mayoría.—De acuerdo —suspiró, con pesadez—. No encuentro mi celular.—¿Y por qué crees que te lo robaron? —cuestionó el castaño, ya soltando el agarre que tenía sobre ella.—Espera —intervino, caminó hacia la puerta para cerrarla y asegurarse de que nadie estuviera escuchando—. ¿Puedo sentarme? —preguntó, las arrugas en su frente eran presentes.—Por supuesto —dijo Eric, señalándole su propia silla, la del escritorio—. Cuéntanos con calma cada detalle y por qué crees que te robaron. Luego verificamos las cámaras.Yo aproveché en tomar dos sillas de de plástico que estaban
Carajo.Sentí que el pecho se me apretujo de lo mucho que estaba pensando. Agatha me miraba con angustia, entendía lo que yo estaba sintiendo, seguro ella también se llevaba bien con Jeanniel, aunque todavía no le había explicado la situación.Ella sabía que el hecho de que Jeanniel siguiera afuera, significaba algo malo por mi simple expresión de horror.—¿Pero qué tiene de malo que salgan? —preguntó.Iba a responder, pero la puerta principal fue abierta y venía un Jeanniel caminando con normalidad y su café en mano. Estaba relajado, mirándonos con una sonrisa que no demostraba nada extraño.Noté que había cortado su cabello, esa mañana no lo había visto hasta ese momento. Llegó a mi posición.—¡Jeanniel, carajo! ¿Por qué sales con normalidad? —cuestioné, exaltada.—¿De qué hablas, Ximena? No es la primera vez que salgo por un café y lo sabes mejor que nadie —Bebió un sorbo, con tranquilidad.—Sucedió algo terrible... Puede que quedes como sospechoso por haber salido si no encuentran
Con el inconveniente del robo ya resuelto, los días siguieron pasando y la boda estaba cada vez más cerca. Le pedí a Eric que fuera algo íntimo y ya estaba preparada para mudarme de casa de mis padres, no sin antes agradecerles por la acogida que me dieron después de que me advirtieron sobre Dante y yo no les hice caso.—No tienes que preocuparte por nosotros, sabes que podemos arreglárnosla con nuestros trabajos, hija —comentó mamá, con la palma de su mano en mi mejilla.—Pero me gustaría enviarles dinero cada que pueda, así se dan sus lujitos, como secretaria gano mucho más de lo que ganaba siendo recepcionista, o de lo que incluso llegué a ganar siendo ama de casa... Que era una miseria —expresé, cabizbaja.Mi viejo me miró con ternura, su sonrisa era visible a pesar del bigote que se había dejado crecer. Me colocó una mano en el hombro.—Todavía no estamos tan ancianos para necesitar que nos mantengas, sabes que todo lo que te dimos es porque te amamos. No tienes ninguna deuda que