Te esperaría una vida entera si eso significara tener un solo instante a tu lado. Gracias por seguir la novela.
ARIAMe detuve en seco al verlos.Seik estaba ahí, de pie con los brazos cruzados, con esa expresión impenetrable de siempre. Frente a él, Gema le sonreía con descaro, inclinando el cuerpo de una manera que dejaba claro que su interés iba más allá de una simple conversación. Una de sus manos descansaba sobre el brazo del Comandante, deslizándose con una familiaridad que me revolvió el estómago. No podía oír lo que decía, pero no hacía falta. La forma en que sus labios se curvaban en una sonrisa insinuante y cómo su cuerpo se acercaba al de él lo decía todo.Un escalofrío recorrió mi espalda cuando el olor me golpeó. Excitación. No sabía si provenía de ella o de él… seguramente era una mezcla de ambos. Tragué en seco, sintiendo un nudo formarse en mi estómago.Ella se me ha adelantado. ¿Cómo podría competir con alguien así? Es hermosa, segura de sí misma… y no teme ir tras lo que quiere. Si una hembra como ella se le insinúa, ¿por qué elegiría a alguien como yo?Si yo fuera un macho, t
ARIAIntenté recomponerme, pero el sabor amargo de las palabras de Lorin seguía ardiendo en mi pecho. Me aparté de la pared, apreté los puños y, di un paso hacia él, desafiando su mirada. No iba a permitir que ese hombre me despojara de su dignidad tan fácilmente. Mantuve la cabeza erguida, el rostro firme, aunque sentía un nudo en el estómago y mis lágrimas estaban mojando mis ojos.‘Tengo que mantener la calma, no puedo dejar que vean que me afecta…’—¿Quién crees que eres para decirme eso?Lorin la miró de arriba abajo, como si esperara que mi postura desafiadora fuera una broma. Su sonrisa maliciosa no hizo más que avivar las llamas en mi interior.—Alguien que forma parte de esta manada... y, por lo tanto, tiene el derecho de opinar sobre si una hembra merece ser Luna, o si, por el contrario, es solo una loba mediocre que ha tenido suerte de estar en el momento o lugar adecuado... ¿De verdad crees que eres mejor que Elisabeth, o incluso que esa loba solitaria? ¿Realmente crees qu
SEIK M*****a sea, esa hembra iba a llorar… No podía dejarlo pasar. Estos bastardos pensaban que podían hacer lo que quisieran, así que no tuve más opción que amenazar con matarlo. Y no me arrepiento. Lo volvería a hacer. Lo que realmente me deja un nudo en el estómago es no saber si ella lloraba por lo que le había dicho Lorin, o si había algo más. Sé que no es la primera vez que recibe ese tipo de comentarios… especialmente de Elisabeth y otras hembras. Pero hoy… hoy era diferente. Estaba triste, enfurecida, una mezcla de emociones que no sabía cómo describir. La tomé de allí sin decir una palabra más y le ordené que me siguiera. El camino estuvo en completo silencio, hasta que finalmente le dije que quería hablar con ella en el despacho. Cuando entró, cerré la puerta con firmeza. No quería perder tiempo, así que decidí ir al grano. —¿Por qué no viniste anoche?—dije de manera autoritaria. —No creo que esté obligada a hacerlo... Mi expresión cambió, y estoy seguro de que
ARIAMe mantuve de pie al lado del escritorio, tratando de ignorar la mirada persistente que me clavaba el Comandante. Seik no había apartado los ojos de mi rostro en los últimos minutos a pesar de que escuchamos un golpe en la puerta.Retiró su mano de mi abdomen bajo justo en el instante en que la puerta se abrió de golpe y un soldado entró con paso firme.— ¿Qué quieres?—dijo Seik, sin apartar los ojos de mí.—Comandante, uno de nuestros soldados ha desaparecido… Llevamos toda la noche sin noticias de él. Esta mañana salimos a buscarlo y, con ayuda de los rastreadores, encontramos un rastro que sugiere que pudo haber sido secuestrado… por Rogues o vampiros. No tenemos una certeza clara…Un escalofrío me recorrió la espalda. Pero Seik… Seik no se movió.Ni siquiera miró al soldado. No apartó la mirada de mí.Su mirada oscura y penetrante me mantenía atrapada, como si la noticia no fuera tan importante como yo. Tragué saliva, sintiendo el calor trepaba por el cuello.El soldado aguard
ARIAUn hedor agrio me golpeó de lleno, colándose en mis fosas nasales y revolviendo mi estómago. Era un olor salvaje, inconfundible. Lo había sentido antes, aquella vez en el bosque con Seik y el cachorro. Rogues.Mi cuerpo se tensó. ¿Era posible?Mi primer instinto fue correr hacia la mansión, avisar al comandante… pero me detuve en seco. No estaba. Seik, Kevin y la mayoría de los guerreros veteranos se habían ido. El Alfa y su Beta también, negociando alianzas con otras manadas. Los guerreros restantes estaban repartidos en misiones. Solo quedábamos los novatos, algunas hembras y un puñado de guerreros.Un escalofrío me recorrió la espalda. Tal vez solo fuera el rastro de un Rogue solitario… o tal vez no.El olor se intensificó, quemándome la garganta con su fiereza. No era mi imaginación ni tampoco era un Rogue solitario.Mi cuerpo reaccionó antes que mi mente. Corrí, esquivando cambiaformas que cruzaban en mi camino. Sus rostros eran sombras borrosas en mi visión. Un murmullo f
ARIAHelena ordenó a Terry y Zael que fueran a la garita del norte para informar sobre la situación.¿Por qué los centinelas no respondían al teléfono? Eso nunca pasaba. Si necesitaban dormir o patrullar, se turnaban, y siempre había alguien pendiente. Era extraño.Debí reflejar mi nerviosismo en la cara porque Helena se acercó, me tocó el hombro suavemente y me miró directamente a los ojos. Luego, con la misma mano, me acarició la cabeza y dijo:—Bien hecho.Sentí que las lágrimas querían escaparse. Helena confiaba en mí.La preocupación comenzó a reflejarse en el rostro de Nala; su semblante cambió por completo. Helena no perdió tiempo y tomó el mando. Lo primordial era proteger a los cachorros.Otras hembras se unieron a nosotras, y juntas elaboramos un plan: reunir a los pequeños y llevarlos a la mansión del Alfa, lejos del alcance de los Rogues. Era el lugar más seguro, porque de todas las opciones, era más fácil de defender. Si las familias vulnerables y los cachorros estaba
ARIAEl caos estalló en un abrir y cerrar de ojos.De entre las sombras emergieron los Rogues, al menos veinte, con sus cuerpos enormes y pelajes enmarañados. Gruñían con furia, sus ojos brillando con un hambre salvaje. El choque fue brutal.Los machos jóvenes y algunas hembras se lanzaron a la batalla, sin dudarlo. El aire se llenó de gruñidos feroces, el sonido de colmillos chocando y garras desgarrando carne.Yo… no podía moverme. El miedo me paralizó como un frío insoportable.—¡Aria! —La voz de Tera me sacudió.Su mano me jaló con fuerza, arrancándome del trance. Teníamos que correr con los pequeños mientras que algunos compañeros se quedaban a luchar.Flanqueamos a los pequeños mientras las madres corrían junto a nosotras. No dudamos, no miramos atrás. Solo seguimos avanzando.Entonces, en medio del caos, lo vi.Un lobo Rogue enorme, con la boca entreabierta en un gruñido rabioso, venía directo hacia nosotras a gran velocidad.Tera no dudó.Con un rugido, se lanzó a su encuent
ARIACuerpos sin vida yacían en el suelo, mezclados entre los nuestros y los Rogues. La lucha se había desatado con furia. y en medio del caos, distinguí a Terry y Zael combatiendo contra un Rogue cerca de mí. A pesar de la angustia y el cansancio, su presencia me hacía sentir más segura.Cuando la mansión apareció en nuestra vista, los Rogues se pusieron nerviosos... y arremetieron con más fuerza y salvajismo. Un lobo joven cayó a mi lado, y frente a mí apareció un Rogue de mirada sombría, los ojos entrecerrados, irradiando peligro. En un parpadeo, se lanzó hacia un pequeño. Sin pensarlo, me interpuse entre ellos en posición de defensa. Sus garras desgarraron mis brazos y parte del vientre. La herida ardía como fuego, pero me mantuve firme. Justo cuando iba a rematarme, Terry le propinó un placaje feroz y lo apartó de mí.Zael y Terry se enfrentaron al Rogue en una batalla encarnizada. Aquel Rogue no era como los demás. Era corpulento, fuerte y metódico, algo inusual en los salvaje