Yazmin levantó su café y tomó un pequeño sorbo, sus labios se curvaron ligeramente en una sonrisa.«¿Qué hombre no se sentiría atraído por una belleza exótica de ojos azules como ella?», pensó para sí misma. No podía creer que Lisandro pudiera resistirse a tales encantos.Mientras tanto, Ariel se me
Las palabras de Ariel atravesaron el corazón de Isabella como puñales, sus ojos se llenaron de lágrimas a punto de caer, su voz quebrada por el dolor.—Señor Valdez... ¿por qué? ¿Por qué me trata así?—Compañía Valdez... ha quebrado. Ya no tengo utilidad para ti, así que simplemente me descartas.Is
—En cuanto a ti...Ariel la examinó de arriba abajo con una mirada de desdén. Esa mirada hacía sentir a Isabella menos que nada, incómoda hasta los huesos. Ariel, con los labios apenas moviéndose, dijo pausadamente.—Simplemente no eres digna.Después de decir eso, Ariel se limpió las manos como si
Ariel, decidida a mostrar su impresionante figura, bajó del coche sin su abrigo de piel, luciendo únicamente un ajustado vestido azul. Se recostó ligeramente contra la puerta del coche, adoptando una pose seductora y sensual, destacando sus curvas pronunciadas. Se quitó un poco el vestido de los hom
—¡Yo no siento nada por ti! ¡Lárgate de aquí! —Lisandro gruñó.El grito de Lisandro asustó a Ariel, quien, poniendo pucheros, dijo:—¿Por qué gritas así? ¡Me has asustado!—Lisandro, hablemos con calma, enojarse no soluciona nada, —dijo Ximena, claramente celosa.—Entre ella y yo... no hay nada, ¡ti
Cuanto más intentaba Ximena calmar la situación, más agitada se ponía Ariel. Varias veces se lanzó hacia Lluvia, pero Ximena la retenía.Luego, Ariel volvió a intentarlo.No se sabía si realmente quería enfrentarse a Lluvia o solo estaba jugando con Ximena.—¡No entiendo qué te pasa! Esa mujer está
—Quiero conquistar a Mendo.—¡Ten algo de vergüenza! Ya está casado, —reprochó Luis.—No me importa.Ariel estaba a punto de hacer estallar la paciencia de Luis, apretando los puños con frustración.—¿Te vas o no?—¡No me voy!—¿Estás loca o qué?—¡Sí, estoy loca! —Ariel no sabía qué era la vergüenz
Capítulo 600: Evitando un DesastreLluvia no había usado mucha fuerza, por lo que le sorprendió que Ariel se cayera.Rápidamente se inclinó para ayudar a Ariel, pero esta la rechazó.—¡No me toques, malvada!Lluvia, con el pecho hinchado de ira pero manteniendo la compostura, se disculpó.—Señorita