—Eh...Lisandro se quedó sin palabras.De hecho, no había pensado en darle un regalo a Ximena.Nunca tuvo la costumbre de comprar regalos para alguien, y Ximena nunca le había pedido uno.—Le di una tarjeta negra y le dije que comprara lo que quisiera, —añadió.Sofía, con los brazos cruzados, apoyad
Dolores estaba tirada en el suelo, quejándose fuertemente de dolor.Ximena, completamente espantada, apenas podía mantenerse en pie al salir del auto.En invierno anochece temprano, y a las seis ya era de noche.A pesar de las farolas, la luz era tan tenue que era difícil discernir dónde estaba last
Una hora después de un examen detallado, estaban esperando los resultados fuera de la sala de diagnóstico.—No hay sangre, no debe ser grave —Luis le dijo a Ximena en voz baja.Isabella le pasó a Luis un vaso de agua caliente.—Los ancianos temen mucho a los golpes. Aunque no haya heridas externas,
La expresión de Lisandro se tornó sombría y autoritaria en un instante, arrancando bruscamente el abrigo de hombre que llevaba Ximena.Por fortuna, Isabella, rápida y hábil, atrapó el abrigo de cachemira gris, evitando que cayera al suelo como si fuera basura.Lisandro se quitó su propio abrigo y lo
En aquel momento, solo pensó en hacer que Ximena bajara la guardia y no pensara que su cooperación con ella tenía segundas intenciones.—Isabella, hay cosas que no he manejado bien. Pero en las relaciones humanas, se valora a las personas por su utilidad. No te obsesiones demasiado con eso.Aunque L
—Mari, no te preocupes. ¡No vuelvas aún! Dijo Ximena, quien se encontraba en el descanso, ya más tranquila. Aunque Lisandro todavía no había descubierto el problema, la presencia de él era suficiente para calmar el corazón de Ximena. Era como si Lisandro fuera su inagotable fuente de tranquilidad.
—¡Explícate! ¿A qué te refieres con 'ya sabes quién'? ¡Habla claro y deja de darle la vuelta!Lisandro, aún sin decir palabra, entró al dormitorio y comenzó a desvestirse. Tenía una manía por la limpieza, y toda la ropa que traía del hospital tenía que lavarse, y él mismo tenía que bañarse. Al ver q
—¿La señorita Vázquez no sabe que vivo aquí? Creo que te lo mencioné antes.Lluvia sacudió su cabeza, incapaz de recordar que Ximena le haya contado eso.—¿En cuál vives? ¡Cuando me mude, te visitaré para jugar! —dijo Lluvia. Ximena señaló el edificio enfrente.—Justo en frente de tu casa. —Lluvia c