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Capítulo 0831
En la quietud de la noche, comenzaron a escucharse los motores de un coche. Solo era uno, definitivamente no era Lisandro. Probablemente era el hombre detrás de todo esto, del que hablaba Arturo. Pronto, los faros del coche iluminaron el patio en ruinas. Ximena se escondió rápidamente debajo de la v
Capítulo 0832
Justo cuando José estaba por abrir la puerta de su coche para marcharse, Ximena volvió a hablar.—Señor Rodríguez, parece que tiene prisa, ¿hay algo urgente?Ximena, con una sonrisa en los ojos bajo la luz de la luna, parecía un manantial claro y brillante. Sabía que Sofía y Mariana probablemente es
Capítulo 0833
—Señorita Castillo, hablemos de esto calmadamente. Ahora que esa desgraciada de Elena no quiere pagarme y ellos me engañaron, ¡definitivamente no los dejaré salirse con la suya! Pero con armas y balas, uno nunca sabe. Si te ayudo a controlar a José y luego tú también te vuelves contra mí, ¡saldría p
Capítulo 0834
—¡Eh! ¡Ah!Ximena, sintiendo dolor, frunció ligeramente el ceño al ser firmemente atada a una silla por Arturo. Las sillas de la casa abandonada estaban ya en mal estado, a punto de desarmarse con cualquier movimiento brusco. Ximena, con una mirada cautelosa y una voz temblorosa, dijo:—¿No crees en
Capítulo 0835
—Arturo, ¿puedes contestar por mí? Por los viejos tiempos.José rogaba. Parecía una llamada muy importante para él. Arturo miró a José, adivinando de quién era la llamada, y presionó el botón de contestar, acercando el teléfono al oído de José. En la llamada, nadie hablaba. José tampoco decía nada.
Capítulo 0836
—¿Qué plan tienes? —preguntó Arturo con voz enfurecida.Ximena, mirando el puño inmenso detenido frente a su rostro, se esforzó por mantener su voz estable.—Al igual que tú, soy una víctima de su engaño.—¡Ximena Castillo, cállate! —gritó Elena, temiendo que Arturo fuera nuevamente influenciado por
Capítulo 0837
Ximena le dio a Arturo el número de teléfono de Lisandro. Arturo salió al patio para llamar.Primero llamó a la familia Ramírez. Tardaron en contestar, pero cuando Agustín escuchó que su hija estaba secuestrada, al principio no lo creyó, hasta que oyó los gritos de ayuda de Elena. No podía preparar
Capítulo 0838
Elena, rehusándose a quedarse sola rodando en el fango, gritó a Arturo, que corría hacia afuera.—¡Esa astuta no habrá ido lejos! ¡Seguro que está escondida cerca!Elena, temiendo que Arturo no la escuchara en su impulsividad, gritó varias veces. Su voz era tan fuerte que incluso Ximena, escondida e
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