—¿Te duele?Ximena, frotándose la nariz y conteniendo las lágrimas, respondió:—Está bien, no duele tanto.Al ver que la nariz de Ximena estaba bien, Lisandro la rodeó con un brazo y ralentizó el paso, caminando juntos por el sendero de piedra. La oscuridad se había instalado por completo y las luce
Ximena no sabía a dónde la llevaba Lisandro. Tras cambiarse de ropa, lo siguió escaleras abajo, subió al coche y partieron de la Villa Acacia. Sentada junto a él, Ximena echó un vistazo por la ventana hacia atrás. Luis parecía haberse mudado de allí. Desde que se vieron en el funeral de Estrella, do
Valentín se había recuperado bastante bien últimamente. Ya no estaba tan delgado como antes, parecido a un refugiado; había engordado un poco, su piel se veía más clara y había aprendido a caminar. Aunque todavía se le dificultaba correr sin tropezar. Se alegró mucho de ver a Ximena, extendió sus ma
Lisandro, ignorando a Ximena, entró directamente en la casa y se dirigió a la cocina para servirse un vaso de agua. Ximena lo seguía de cerca, insistiendo en saber quién era el verdadero culpable. Ya era tarde, los niños dormían, y el salón, que normalmente rebosaba de sus risas, estaba ahora en sil
—¿Cómo salió Arturo?Lisandro no tenía ánimos para hablar de otros; solo quería concentrarse en ellos. Mientras, Ximena no podía dejar de pensar en las posibles implicaciones de lo sucedido. Arturo había sido encarcelado años atrás por un asesinato. Lisandro siempre sospechó que el verdadero culpabl
Ignacio no era precisamente un tipo duro. Desde el primer día que lo golpearon, confesó todo lo que sabía. Pero aquellos hombres solo estaban agitando el avispero sin hacer nada sustancial. En resumen, simplemente cargaban el arma para que otros la dispararan. Esta lección no sería suficiente para I
—¡Iván, no te acerques a él! ¡Él secuestró a mamá, le hizo daño!Ignacio levantó la vista sorprendido, encontrándose con dos rostros idénticos, como si fueran copias exactas el uno del otro.—Eh, ustedes…Ignacio estaba completamente confundido, alternando su mirada entre Iván y Mateo, preguntó con
Ximena había planeado también visitar la exposición de Autem, un pintor que admiraba enormemente. La exposición anterior de Autem se había pospuesto debido al fallecimiento del abuelo Ramón, y recientemente, su nueva exposición en Aurensia había alcanzado gran popularidad, llegando a ser tendencia e