Ximena había planeado también visitar la exposición de Autem, un pintor que admiraba enormemente. La exposición anterior de Autem se había pospuesto debido al fallecimiento del abuelo Ramón, y recientemente, su nueva exposición en Aurensia había alcanzado gran popularidad, llegando a ser tendencia e
—¿Qué pasa? ¿Quieres golpearme? —preguntó Elena, acercándose aún más a Ximena, con una risa burlona—. En un evento como este, si me golpeas, la vergüenza trascenderá fronteras.Autem, un pintor de ascendencia mexicana, era conocido por su arte y sus exposiciones atraían a la alta sociedad y distingu
Lisandro sintió que Ximena estaba bastante enfadada, a punto de preguntar qué sucedía, cuando ella ya había colgado el teléfono. En la sala de conferencias, todos los ejecutivos de la empresa se miraban unos a otros, con los ojos abiertos como platos, preguntándose si lo que acababan de escuchar era
Ximena prefirió ignorarlas, esperando tranquilamente a que Elena pagara con la tarjeta. Ella estaba curiosa por ver si Lisandro había cancelado su tarjeta adicional. Si no lo había hecho... Ximena apretó los dientes en secreto.Elena, no queriendo pasar un mal rato en público, especialmente con Xime
—Elena, ¡tus palabras son inapropiadas! ¿Qué quieres decir con «futuro suegro»? Ya sabes, él ya es mi suegro.La segunda mitad de la frase de Ximena no fue dicha muy alto, pero todos los presentes la escucharon claramente. A su alrededor, se levantó un murmullo de conversaciones. La mirada dirigida
Ximena conocía a Lluvia, la hija de Autem, de haberse visto en el funeral de abuelo Ramón. No eran cercanas ni habían intercambiado saludos, pero Mariana le había contado que durante su estancia en el hospital, Lluvia había ido a visitarla varias veces, llevándole flores y canastas de frutas. Así qu
Lluvia, con un tono que mezclaba ternura, coquetería y un poco de broma, llamó a Autem delante de Ximena.—Mi querido papá, ¡ven aquí! Tengo una amiga que es tu fan y le encantaría conocerte. Tu adorada hija ya se ha comprometido en tu nombre, seguro que no me harás quedar mal delante de ella, ¿verd
—Papá, ¿estás bien? —Lluvia notó que algo le pasaba a Autem.Autem miró fijamente por un momento y luego negó con la cabeza.—Nada, ¿quién era esa chica? ¿La conoces bien?Lluvia, acurrucándose en el brazo de Autem, suspiró profundamente.—La esposa de Lisandro. Según escuché, ya se casaron oficialm