La mirada de José cambió ligeramente, manteniendo una sonrisa serena y tranquila, sin mostrar alteración alguna.—Señorita Ramírez, ¡mi relación con Carlos es puramente profesional! Definitivamente no soy su subordinado.Elena tiró fuertemente de la puerta, haciendo que el candado de hierro emitiera
No tocaba la comida que José le traía. Acostumbrada a una vida de lujos desde su infancia, nunca había experimentado tal privación. Y desde que se unió a la Familia Mendoza, su vida había sido aún más opulenta, comparable a la de un palacio real.La falta de baño y lavabo en la casa era intolerable.
Elena, asustada y abrazándose a sí misma, vio a José levantarse y salir. Ella se quedó tumbada en el lavabo, sin fuerzas, respirando con dificultad. Nunca nadie se había atrevido a tratarla así. Ahora, no se atrevió a resistirse ni a volver a ser arrogante. Con esfuerzo, se arrastró fuera del lavabo
La recuperación de Mariana trajo luz a los días sombríos de Ximena, quien sintió que volvía a la vida con ella.Cuando Diego se enteró del despertar de Mariana, tuvo el descaro de ir a su habitación de hospital para pedirle que volvieran. Aunque ya había sido dado de alta, cojeaba por una pierna las
Ximena observó en silencio a Mariana, cuya mirada era firme e inquebrantable. El silencio llenó la habitación del hospital mientras el sol poniente, rojo como la sangre, iluminaba el rostro pálido de Mariana, recién recuperada de su enfermedad. Después de un rato, Ximena habló suavemente.—Mari, la
Viendo a la multitud reunida, Dolores, entre lágrimas, les dijo a todos.—¡Vengan y vean! Una desgracia familiar, ¡una desgracia familiar!» Mi hijo se casó con una mujer con antecedentes de enfermedad mental en su familia. Esa mujer tuvo un episodio psicótico, intentó suicidarse con mi hijo y mi ni
—Como su vieja computadora, que ya tiene casi ocho años, con componentes obsoletos y un sistema anticuado. Pero ella prefiere seguir con su vieja computadora; aunque las nuevas sean más rápidas y tengan más funciones, no quiere aprender a usar un nuevo sistema.» ¡Con los hombres es igual! No tiene
Ximena había llamado a Jorge antes de llegar. Jorge era un experto en informática, pero dijo que era difícil rastrear registros tan antiguos y que la policía podría tener más suerte.—Ximena, no estarás sospechando de tu esposo... —Enrique se mostró incrédulo y enfadado—. Él no parece alguien capaz