—En la familia Mendoza, sin contar las ramas secundarias, solo de tu abuelo y sus hermanos, hay doce. Primos y primas, más de cuarenta, todos con acciones en la empresa.—Cuando Lisandro insistió en unirse al ejército, toda la familia se opuso. Sin embargo, se alistó a escondidas y desapareció. Dura
Armando y Ximena habían hablado mucho. Ximena pasó de sentir inicialmente una inquietud, a un adormecimiento total, y finalmente, a una desilusión profunda. Anteriormente, ella pensaba que la distancia entre ella y Lisandro era de estatus social. Pero después de escuchar a Armando, se dio cuenta de
—Si nació en la Familia Mendoza, debe asumir las responsabilidades que esto conlleva. No puede escapar de su destino; lleva la sangre de la Familia Mendoza en sus venas. Desde su nacimiento, su identidad y estatus estaban determinados.Ximena aún se resistía a aceptar la realidad que Armando le pres
Ximena regresó a casa enfadada. Ya era de madrugada. Subió las escaleras hacia el cuarto de Iván para ver a Mateo. Mateo dormía profundamente, con una ligera arruga en su ceño, como si estuviera soñando algo desagradable. Ximena se sentó al lado de su cama, suavemente alisó el ceño fruncido de Mateo
Ximena siempre odió ser una carga para los demás. Pero, ¿en qué se diferenciaba ella ahora de ser una carga para Lisandro y Mateo?Lisandro, notando el silencio de Ximena, pensó que estaba enojada. Se sentó frente a ella, observándola. Tras un breve silencio, dijo:—Carlos y Elena estuvieron ahí. —S
Los ojos de Ximena brillaron por un instante antes de que bajara sus párpados, ocultando la tristeza en su mirada.—¿Por qué de repente preguntas por la Familia Soto? ¿Quieres reclamar parentesco?La voz de Lisandro se suavizó, mezclando compasión y un toque de tristeza. Se compadecía del origen de
Ramón miró hacia Felicia, quien agarró un puñado de agua y lo arrojó sobre el rostro de Mateo. Mateo, visiblemente molesto, frunció el ceño y, de repente, también agarró agua y la lanzó sobre Felicia. Felicia comenzó a reírse a carcajadas. Mateo, contagiado por su risa, intentó resistirse por un par
Ximena se detuvo y observó al hombre que tenía delante, impecable y sereno. Sus ojos no mostraban ninguna turbulencia emocional.—Señor Valdez.Dijo con una voz tranquila, como si estuviera hablando con un conocido sin mayor importancia. Luis, por su parte, sentía una leve tristeza, pero aun así son