Los ojos de Ximena brillaron por un instante antes de que bajara sus párpados, ocultando la tristeza en su mirada.—¿Por qué de repente preguntas por la Familia Soto? ¿Quieres reclamar parentesco?La voz de Lisandro se suavizó, mezclando compasión y un toque de tristeza. Se compadecía del origen de
Ramón miró hacia Felicia, quien agarró un puñado de agua y lo arrojó sobre el rostro de Mateo. Mateo, visiblemente molesto, frunció el ceño y, de repente, también agarró agua y la lanzó sobre Felicia. Felicia comenzó a reírse a carcajadas. Mateo, contagiado por su risa, intentó resistirse por un par
Ximena se detuvo y observó al hombre que tenía delante, impecable y sereno. Sus ojos no mostraban ninguna turbulencia emocional.—Señor Valdez.Dijo con una voz tranquila, como si estuviera hablando con un conocido sin mayor importancia. Luis, por su parte, sentía una leve tristeza, pero aun así son
Luis, siempre perspicaz, no tardó en darse cuenta de que Yazmin fingía tranquilidad. Observó a Ximena de reojo, notando su sonrisa forzada y su esfuerzo por parecer amable. Preocupado por si Ximena estaba siendo menospreciada, intervino con una sonrisa.—¡Qué coincidencia! También buscaba a Ximena p
En el mismo momento en que Luis pronunció estas palabras, Ximena observaba fijamente el rostro cambiante de Yazmin. Como esperaba, la expresión de Yazmin se transformaba visiblemente: de la sorpresa a la incredulidad, luego a la confusión y finalmente a una burlona carcajada.—¿Cómo es posible? ¡Est
Lisandro seguía llegando tarde. Ximena no preguntó por Iván, y Lisandro actuaba como si nada, dando a entender que Iván estaba bien en la familia Mendoza. Pero el vínculo entre madre e hijo es fuerte, ¿cómo no iba a preocuparse?Al día siguiente, Yazmin buscó a Ximena para reunirse. No fue un encuen
Ximena miró a su abuelo, sorprendida. ¿A qué se refería con que tuvo un hijo y luego tuvo más? ¿Estaba hablando de ella y su hermano? Yazmin le hizo una señal para que no tomara en cuenta las palabras del abuelo. Quizás estaba confundido y decía tonterías. Ximena no sabía quién era el hombre que su
—Él quería comprarme uno, pero yo no sé manejar, —se defendió Ximena.Pero para Yazmin, eso solo era una excusa.—He visto muchas chicas como tú en la universidad, —dijo Yazmin—. Las inteligentes, que aprovechan su juventud y belleza para ascender rápidamente, dejando atrás su origen humilde. Y las