Capítulo 0537
Los sollozos del niño eran tenues y contenidos, desgarradores al oído.

Ximena empujó la puerta del patio con fuerza y corrió hacia adentro. En un rincón oscuro y estrecho, el pequeño Iván se acurrucaba, su diminuto cuerpo temblando, la cabeza apoyada en sus rodillas, soportando los golpes de un sauc
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