Ximena terminó de lavar los platos, vació el agua y secó todo, sin ganas de escuchar más lamentos de su parte.—Hace más de veinte años que se fue, ¿no pueden desaparecer tus rencores con su muerte? Además, cada uno forja su propio camino. ¿De qué sirve culpar a los demás?—La amé mucho, pero ella n
Resultó que Felicia había visto a otros niños jugar con patinetas abajo y ella también quería unirse. Samuel fue entonces a una tienda cercana y le compró un triciclo. Cuando la niña estaba jugando, accidentalmente tocó el bastón del anciano, quien, falto de agilidad, no se mantuvo firme y se fue al
—¿Ven? ¡Incluso su familia miente! Claramente fue el triciclo de la niña el que me tiró, —acusó el anciano, señalando a Samuel con reproche—. Joven, ¿cómo es que puedes mentir así?La gente alrededor comenzó a murmurar y señalar hacia Samuel. Ximena miró a su alrededor hasta que finalmente divisó un
Ximena se apresuró a aclarar que no era su intención, que solo quería resolver el asunto cuanto antes. Pero Ramón estaba convencido de que ella estaba insultando su honor.—Tu hija me derribó, tú te haces responsable, eso es lo correcto, ¿verdad?—¡Claro, claro! Sé que debo hacerme cargo, y ya hicim
Ramón se quedó dormido durante el suero. Ximena finalmente pudo respirar aliviada. Felicia seguía llorando, así que su madre la llevó afuera, temía que su hija quedara traumatizada y perdiera su felicidad y confianza. Después de mucho rato intentando calmarla fuera de la puerta, la niña seguía llora
Ramón se instaló en la habitación del hospital de Fernando, ambos habían sufrido hemorragias cerebrales. Sin embargo, Ramón se recuperaba mejor que Fernando, quien aún tenía dificultades para caminar y hablar con claridad. Los dos se convirtieron en compañeros de enfermedad, a menudo charlaban anima
—¡Así que crees que estoy tratando de inculparte! ¿Acaso no confías en mí? ¿Hubiera tropezado si tu hija no hubiera aparecido de repente? ¿Piensas que soy un sinvergüenza que quiere aprovecharse de ustedes, esperando que me mantengan en mi vejez?—Ay, señor, no es eso lo que quise decir.Cansada de
Ramón salió apresuradamente en busca de Lisandro. Ximena se interpuso rápidamente.—Señor, ¿qué pretende hacer?—¡No es asunto tuyo! ¡Apártate! —Le respondió bruscamente.—¡Hablemos con calma! La persona que chocó contigo fui yo, no mi esposo. Él no sabe nada de esto, no tiene nada que ver con lo su