Todas las pruebas apuntaban directamente a ella. No sabía cómo defenderse. Por un instante, llegó a dudar de sí misma, preguntándose si podría haber sonámbula y haber empujado a Griselda al pozo en su sueño. Sin embargo, insistía en su inocencia, argumentando que no tenía el corazón para matar, que
—¡Imposible! ¡Ximena jamás haría algo así! —Mariana señaló a Diego, su voz resonando con furia—. Entiendo lo que insinúas, ¿estás resentido porque no te ayudó a negociar con la Corporación Mendoza? —continuó.—Solo digo la verdad, no estoy siendo parcial. Si hubiera actuado correctamente, ¿la esposa
—No he podido comunicarme con el señor —respondió Jorge con preocupación. Marcus suspiró.—¡Ya no intentes más! Hoy él y su abuelo Ramón salieron del país para un tratamiento médico. Probablemente están en el avión y no pueden recibir llamadas. Cuando aterricen y vean las llamadas perdidas, te devol
Las demás mujeres la secundaron al unísono.—¡Sí, besa los pies!—¡Rápido, besa los pies de Fabiola!—¡Arrodíllate y besa los pies!Algunas incluso empujaron a Ximena. Ella miró fijamente a la mujer llamada Fabiola, con una expresión fría y los puños firmemente cerrados, mostrando una determinación
Las lágrimas de Ximena cayeron sin poder contenerlas. Lisandro no dijo nada durante unos segundos, solo se escuchaba su respiración en la línea telefónica. Luego, con una voz profunda, pronunció tres palabras:—Confía en mí.Ximena asintió repetidamente. Por supuesto que confiaba en él, siempre le b
Ximena se encontraba bastante cómoda en la nueva celda individual que le habían asignado. Tenía un celular con el que podía comunicarse con el exterior. La primera llamada que hizo fue a Mariana. Al otro lado de la línea, su amiga lloraba sin cesar.—Ena, por favor, resiste. ¡No confieses nada! Esta
—Aquí, las personas que estamos retenidas temporalmente, podemos evitar ser molestadas, pero hay una regla.—¿Qué regla? —preguntó.—Llevar un mensaje a nuestras familias cuando salgas, en nuestro nombre. Que veas cómo están. —respondió.Ante la oportunidad de resolver asuntos pendientes con una son
—¡Fue por culpa de Elena! A mi hermano no le agradaba, pero siendo ella la hermana de Carlos, no le gustó ver cómo la trataban. ¡Es obvio que se enojó con mi hermano! —alegó Sofía. Teresa agitó su mano.—No es así.—Entonces, ¿qué pasó? —Se acercó a Sofía y suspiró antes de hablar. —Hace años, él