—Nos vamos a divorciar, no hay discusión. Es el fin. Nos vemos en el registro civil en tres días, cuando termine el período de reflexión.Dicho esto, se dio la vuelta y regresó a la casa. Lisandro también estaba furioso, sin entender por qué estaba tan enojada. Tan solo el día anterior, todo estaba
—No me refería a eso. Lo que quiero decir es... —Diego apresuradamente suavizó su tono y, tomándola de la mano, explicó—. Hay tantas mujeres en el mundo, todas quedan embarazadas y tienen hijos, ¿alguna de ellas come lo que quiere cuando quiere?—¡Solo quiero una lima verde! No te he pedido que comp
» ¡Quién lo hubiera pensado! ¡El señor Mendoza, a quien siempre hemos querido conocer, está justo a nuestro lado! ¡Mari! El señor Mendoza trata tan bien a Ximena, seguramente le gusta mucho y no quiere divorciarse. Si encontramos una forma de reconciliarlos, él seguramente apreciará nuestro esfuerzo
Diego había pasado tres días y tres noches vigilando fuera de la Corporación Mendoza.Pero no logró ver a Lisandro. Regresó a Nubiazura exhausto y derrotado. Mariana tampoco tenía el número de teléfono, lo cual llevó a Diego a quejarse largo rato, culpándola de su mala suerte y de haber perdido esa
Al ver que Ximena no quería llamar, Diego pidió a Sofía que lo hiciera y esta sonriente, sacó su celular para llamarlo. Cuando la llamada se conectó, le quitó el teléfono antes de que pudiera hablar y, mientras hablaba, se dirigió hacia fuera. Mariana notó el desagrado en el rostro de Sofía y se enf
Ximena había bloqueado a Sofía en sus redes sociales también. Si no fuera por Mariana, que la había contactado, habría decidido cortar lazos con ella también. Lo que más odiaba era la traición y el engaño. Si uno busca amistades genuinas, no deberían existir secretos. Probablemente, ella, al igual q
Ella con la mente en tumulto, asintió con la cabeza. Desde que subieron al auto, Carlos había tomado su mano de manera natural, como si fueran una pareja muy cercana. Ella quería retirar su mano, pero pensó que parecería pretencioso, después de todo, solo estaban tomados de la mano. Al llegar al ho
Ximena no hizo caso del tumulto emocional en la mirada de Lisandro, habló fríamente.—¡Llévalo al hospital ahora mismo!Gael, conteniendo el dolor, tiró suavemente de ella con su mano ensangrentada, temiendo que irritara a alguien tan cruel y despiadado como Lisandro.—¡Si tiene agallas, que me mate