La manera en que Felicia llamó «tío» a Armando derrumbó en un instante toda la ira que se acumulaba en su interior.—Pequeña, con mi edad, deberías llamarme «abuelito» no «tío».Comentó Armando con un semblante serio. La niña, con sus grandes y brillantes ojos, mostró sorpresa.—¡Pero abuelito se ve
Al escuchar a Armando mencionar a Serena, la madre de Ximena, Emilio soltó un suspiro.—Hizo bien el joven al separarse de ella. De lo contrario, hubiera sido una relación tormentosa. —Armando suspiró.—Les pedí que se separaran pronto por el bien de esa chica. Si mi padre llegara a enterarse, no sé
Al salir del baño, Lisandro, sin molestarse en secar su cabello, se encaminó directamente a su cuarto.—Oye, hermano, si no te secas el pelo antes de dormir, te va a doler la cabeza. —Le gritó Sofía.Pero Lisandro no le hizo caso, entró a su habitación y cerró la puerta de golpe. Sofía, al ver tanto
Marcus asintió repetidamente, convencido de la idea de Sofía. Ambos decidieron que al día siguiente irían juntos al hospital para hacer una prueba de paternidad. Al amanecer, Sofía se encontraba ya en el hospital. Gracias a la ayuda de Marcus, los resultados estarían listos en unas pocas horas.Ambo
Sofía, emocionada hasta las lágrimas, apenas podía creer lo que veía.—¿Realmente es... de verdad...? —Murmuró.En el impulso de compartir la buena nueva, intentó llamar a Marcus, pero su mano tembló y el teléfono cayó al suelo con un sonido seco. Al agacharse para recogerlo, vio que la pantalla est
—Pero por Mateo, decidió dejar ir las cosas.—Es admirable lo que hizo. Yo no hubiera podido. Ahora la respeto aún más, —comentó Sofía. Marcus pensó un rato.—Tal vez deberíamos decírselo a Lisandro. Como el padre biológico de Felicia, tiene derecho a saber.—Pero, ¿qué cambiaría? No sabes cómo son
Marcus intentó explicarse, pero entre más hablaba, más complicaba la situación. En su mente, maldecía a Lisandro y a toda su descendencia. Rocío, sospechando aún más, interrogó a Sofía.—¿Ustedes dos tienen algo que ocultar?Sofía, sorprendida y enfurecida por la acusación, perdió la compostura. Mar
—Señorita Yates, te olvidas de las quemaduras de cigarros y de los dientes arrancados.Dijo Gabriela, mientras lentamente subía la manga de su blusa, revelando un brazo lleno de cicatrices de quemaduras. Al ver eso, Ximena inhaló bruscamente, sorprendida, y miró a Rocío con shock. No podía creer que