Regina había tenido un matrimonio fallido anteriormente y no le habían otorgado la custodia de su hijo. Había estado por más de una década soltera, deseando tener un hijo propio que heredara su legado. No le interesaban hombres de su edad; buscaba genes jóvenes y llenos de vitalidad para tener un hi
Gael, al ver que Sofía retrocedía, lucía desolado, como si hubiera pasado por mucho. Ya no tenía ese brillo desafiante de antes.—Solo quiero saber qué le pasó a Ximena. ¿Por qué bebió tanto? ¿Por qué llora así?La mirada de Gael estaba llena de preocupación al ver a Ximena llorando debajo del árbol
A Ximena le parecía que una mosca zumbaba constantemente en su oído, lo cual era molesto, pero tenía el beneficio de que ya no tenía que escuchar a Lisandro. Habló vagamente con Gael un momento, sin realmente entender de qué estaban hablando, e incluso quería invitarlo a tomar algo. Sofía rápidament
Sofía estaba tan sorprendida que su voz se volvió aguda.—¿Qué dijiste? ¿Estás diciendo... estás diciendo que mi primo, mi primo Lisandro es el padre de Felicia? ¿Su padre biológico?Sofía, desesperada, tomó a Ximena y la sacudió al punto de sentirse mareada por la agitación, sintiendo náuseas, empu
—No.—¿Por qué decidiste llamarme? Rara vez lo haces. —La voz de Lisandro denotaba alegría.—¿Acaso no puedo llamarte?—¡Claro que sí! Siempre puedes llamarme, donde sea y cuando sea.Las palabras de él hicieron que ella casi rompiera en llanto de nuevo.—¿No te da miedo que Elena lo vea? Preguntó
Después de pasar toda la noche buscando a Mariana en la montaña, Diego finalmente descubrió que ya había regresado a casa. Furioso, le reclamó por no haberle avisado, al ver a Diego tan enojado, Mariana, sintiéndose triunfante, contestó con voz temblorosa y fingida inocencia:—No había señal en la m
Ximena no tomó en serio sus palabras. Sin embargo, El Beso del Sol era el mejor restaurante en todo Nubiazura, con ingresos que se decían alcanzaban los miles de millones de dólares al año. ¿Cómo podría ser de su propiedad? Después de comer, Enrique guardó los platos y los cubiertos en silencio.Hab
La manera en que Felicia llamó «tío» a Armando derrumbó en un instante toda la ira que se acumulaba en su interior.—Pequeña, con mi edad, deberías llamarme «abuelito» no «tío».Comentó Armando con un semblante serio. La niña, con sus grandes y brillantes ojos, mostró sorpresa.—¡Pero abuelito se ve