Durante toda la charla, Ximena, estando ebria, no mencionó ni una vez a Lisandro. Hablaba sobre sus errores, quién tenía razón y sobre sus fracasos en la vida. Comentaba lo desastrosa que había sido su vida. Sin embargo, Sofía podía notarlo: Ximena amaba profundamente a Lisandro, un amor que calaba
—Sé que es una buena mujer. —Sofía se recostó en el sofá, visiblemente alterada—. Me cae bien y quiero ayudarla, pero no sé cómo. —Samuel bajó las escaleras visiblemente molesto, preguntó a Sofía.—¿Tu primo te hizo algo malo? ¿Por qué Ximena lloraba tanto? ¡Ese desgraciado! ¡Ojalá no me lo tope! —e
—¿Estás diciendo que ella te entregó los diez mil millones de dólares? —Armando se puso de pie, asombrado.—Así es.Lisandro se mantuvo erguido, con una mirada fría, con una postura digna, su padre se enderezó su espalda, se tocó la barba, pensativo y preguntó.—¿Qué intenta? ¿Ganarse tu confianza?
[¿Mi mamá realmente quiere divorciarse de mi papi?][Ya firmaron todo.]Respondió Felicia con un tono triste. Mateo sintió un nudo en la garganta, en verdad disfrutaba de la compañía de Ximena y Felicia, pero no podía, y tampoco se atrevía a, abandonar a su mamá. Incluso en sus pesadillas, revivía e
Mariana había estado algo abrumada en casa estos días. Además, el cerro de Nubiazura no era tan alto, alrededor de seiscientos metros. Cuando se cansaba de escribir, solía caminar por ahí para estirar las piernas. Al salir con Diego, él compró muchos de los antojitos que a Mariana le encantaban. Lle
Poco después de que Mariana publicara en Instagram, Diego recibió una llamada. Se alejó lo suficiente como para que su esposa no pudiera escuchar con quién hablaba. La dejó comiendo snacks felizmente y disfrutando del fresco viento de montaña, tanto que ni siquiera notó que había metido en su boca u
José, con calma, respondió.—El señor Romero me lo mencionó.—Ya veo... gracias, señor Rodríguez.Tras agradecer, Mariana iba a abrir la puerta para bajar cuando José la detuvo.—¿Cómo va la relación entre usted y el señor Romero? ¿Todo bien entre ustedes?—Estamos muy bien, —respondió Mariana con u
Regina había tenido un matrimonio fallido anteriormente y no le habían otorgado la custodia de su hijo. Había estado por más de una década soltera, deseando tener un hijo propio que heredara su legado. No le interesaban hombres de su edad; buscaba genes jóvenes y llenos de vitalidad para tener un hi