—¡Diego, eres un desgraciado! —gritó Mariana, levantándose de la cama y, a pesar del dolor en su vientre, tomó una almohada y la arrojó hacia él.Luego tomó un vaso de agua y también se lo lanzó.—¿Qué estás diciendo? —replicó.Diego, con reflejos rápidos, esquivó los objetos arrojados.El vaso de c
Ximena, sintiéndose culpable, dijo: —Debí haberte llevado a casa esa noche después de beber.—¡No puedes culparte! Fue Diego quien me dejó en la entrada del edificio sin acompañarme hasta mi departamento. ¡Ha cambiado! No era así antes.—Antes, me cuidaba tanto. Lavaba mi ropa a mano, y cuando tenía
—Mari, ¿por qué eres tan terca? ¿Realmente quieres tener al bebé? —Diego, con una sensación de frustración, se tocó la cabeza—. ¿Qué tengo que decir para que entiendas?—Tranquilo, no voy a tener a este bebé. ¡Pero no puedo abortar sin más! Necesito demostrarte de quién es este niño. ¡Quiero que vea
Si Ximena se involucró en el matrimonio de Andrés, fue porque es su hermano y no podía quedarse de brazos cruzados.—¿Qué crees que sucederá? —preguntó Ximena a Lisandro.Él siempre parecía mantener la calma, siempre listo para dar un consejo objetivo.—No deberían tener al bebé —dijo Lisandro.Xime
El entendimiento se apoderó de Mariana.Lo comprendió todo.Diego había cuidado su reputación, sin mencionar el incidente con el malnacido que casi...Por eso Dolores no tenía sospechas sobre el hijo que llevaba en su vientre.Pero había algo que le llamaba la atención: hace unos días, había compart
El teléfono de Dolores seguía sonando insistente.Visiblemente molesto, Diego llevó su teléfono al pasillo para contestar.—Madre, Mari no quiso decir eso, su teléfono tenía mala señal. Estuvo sin señal todo el tiempo.—Sí, sí, ya entendí. ¡Lo pensaré! Claro, claro... ese niño no debería nacer, lo t
Al escuchar a Mariana mencionar el divorcio, Diego entró en pánico.Llevaban muchos años juntos y aunque Mariana había amenazado con dejarlo en ocasiones, siempre había sido en tono juguetón.Nunca había sido tan seria antes.Diego, intentando calmar la situación, le dijo:—No es para tanto, ¿por qu
Ximena rápidamente la ayudó, preocupada de que pudiera lastimarse.—Mija, ¿qué hay de lo que me pediste investigar? —preguntó Mariana.Sofía suspiró con decepción: —No encontré nada sospechoso.—¿De verdad? ¡No aproveches que estoy en el hospital para mentirme!Acercando su rostro al de Mariana, Sof