—¡Pero esta vez te pasaste de la raya! ¡Felicia solo tiene cuatro años! ¡Tú también eres mujer! ¡Algún día podrías tener hijos!Rocío, sin sentir que había hecho algo malo, lanzó las sábanas al suelo, gritó: —Solo quería asustar a esa Ximena, la muy zorra. ¡No hice que esa niñita bebiera de verdad,
Ximena había tomado una firme decisión de alejarse completamente del mundo de Lisandro.—Tu vida es demasiado complicada, no es para gente sencilla como yo —le dijo Ximena con sinceridad.—¿Estás diciendo que te avergüenzas de mí? —Lisandro, sorprendido, nunca pensó que, siendo el presidente de la C
—¡Hasta luego, chiquita! —respondió Lorenzo con una chispa juguetona en su voz, haciendo que Felicia soltara una risa cantarina.Ximena miró a Lisandro, quien discretamente se tocó la nariz con su dedo índice y susurró: —Solo es teatro, no te lo tomes en serio.Viendo que el anciano parecía sinceram
—¿Cederlas a ti?Lisandro, ante tal petición, no pudo contener una carcajada.—¿Bajo qué derecho?—He escuchado que... he escuchado que...Gael sabía que la familia Torres tenía gran influencia en Nubiazura, pero comparándola con la familia Mendoza de Aurensia, era como un venado frente a un tigre,
Lisandro solo murmuró un «sí» sin levantar la vista.—Creo que todo está bien ahora —añadió Ximena.Lisandro le cortó una rebanada de manzana a Felicia. —Felicia, las manzanas son de las frutas más nutritivas —le dijo.—Pero a mí no me gustan las manzanas —respondió Felicia, haciendo un puchero, aun
—¿Cesárea? ¿No siempre habías deseado un parto natural? —preguntó Marcela.—¡Mamá! El día en que nace un niño es crucial. Si nace en una buena fecha, podría influir en su vida entera —Rebeca intentaba persuadir a Marcela.—¡Eso es una superstición! Si quieres lo mejor para el niño, lo ideal es que n
Los recuerdos oscuros del pasado acudieron a la mente de Ximena, y la rabia hizo temblar sus dedos: —¿Acaso no te acuerdas de lo que me hiciste?En sus sueños, Ximena había apuñalado a Fernando en más de una ocasión, deseando hacerle pagar por todo el daño.Pero en la realidad, solo podía tragarse e
Ximena había intentado más de una vez sondear a Lisandro, pero él siempre decía que era una persona común.No había razón para que Lisandro le mintiera.—Tal vez sea por su abuelo —comentó Ximena.—Si su abuelo es alguien importante, Lisandro no debe ser la excepción, ¿verdad? —Samuel, aficionado a