—¡Sofía no piensa eso! Y tú tampoco deberías verte a ti misma de esa manera. Eres increíble, competente, íntegra y bondadosa. Quienes te conocen y quieren ser tus amigos no malinterpretarán tus intenciones —respondió Lisandro, acariciando suavemente la cara de Ximena.Ella miró a Lisandro con los oj
Samuel había tomado una naranja y comenzó a pelarla: —No lo sé, el certificado no tenía el nombre del hombre.Sofía le dio una patada juguetona en la pierna: —¡Tonto! ¡Pregúntale a tu hermana!—Mi hermana no le gusta hablar de lo que pasó en aquellos tiempos.—¿Por qué?Justo cuando Samuel estaba po
Mariana y Sofía respondieron al unísono con un «¡Tsk!».—¿Y si se quiere enamorar? ¿Podrías evitarlo? —replicó Mariana.Sofía frunció el labio: —¡Aunque no pueda, tendré que soportarlo!—¡Ya váyanse! Con ustedes alrededor, algún día corromperán a Felicia —Ximena las apartó con un gesto de su mano.S
—Señorita Mendoza, ¿cómo puedes hablar así? Sin Andrés, ¿estarías ahora viva y sana? Y siendo franca, la sangre que fluye en tus venas es gracias a Andrés.—¡Ayudaste a Ximena, pero no a nosotros! Ambos te salvaron la vida. No puedes favorecer a uno sobre el otro —Rebeca dijo con firmeza, como si el
Mariana, sin perder tiempo, había asentido con vehemencia: —Todo esto es porque supo que trajiste a Felicia a Aurensia por su enfermedad. ¿Y si Felicia se hubiera quedado en Nubiazura? ¡Habría dado a luz tranquila allá! Y ahora, hasta quiere traer a su mamá para que vean su rodilla. ¿Qué, en Nubiazu
Rebeca siguió regañando a Andrés, desahogando toda su frustración.Andrés, por su parte, permaneció en silencio.Estaba cansado de las discusiones constantes y decidió soportar en silencio, esperando que todo se calmara después de que naciera el bebé.Marcela sentía lo mismo, eligiendo no responder
No perdonó a nadie: Ximena, Rebeca, todos recibieron su ira. Incluso le gritó a Rebeca que se fuera y nunca regresara.Rebeca aprovechó el momento, tomando sus maletas y saliendo.Andrés, preocupado, tomó a Marcela y siguieron a Rebeca.Con lágrimas en los ojos, Marcela sentía un torbellino de emoci
En el instante en que Ximena vio a Elena, su corazón dio un vuelco.Andrés notó el cambio en su expresión y miró hacia el auto.Elena sonrió coquetamente a Andrés, mostrándose amigable y sin ningún indicio de malestar.Andrés correspondió el saludo con una leve inclinación de cabeza y se acercó a Xi