Teresa rápidamente inmovilizó a Gael nuevamente y con un fuerte empujón, lo tumbó al suelo.—¡Mi hijo! —Gloria gritó, corriendo hacia Gael.—¡Maldita Ximena, te atreviste a agredir a mi hijo, esto no se quedará así! —Gloria gritó a Ximena con furia.—¡Ximena Castillo, no te la vas a acabar! ¡Juro qu
Teresa sonrió y dijo: —¿No es maravilloso tener suerte?—¡Por supuesto que sí! —exclamó Ximena tomando una profunda bocanada de aire fresco—. Deseo alejar toda mala fortuna y que desde ahora todo sea buen augurio.Ximena apretó la mano de Teresa: —¡Espero que también te inunden las buenas vibras!—T
Después de saciar su apetito, Rebeca se limpió la boca y dirigió una sonrisa triunfante a Ximena: —Tienes tantas habitaciones vacías aquí. ¡Qué desperdicio!—Ximena, tu hermano es el único familiar que tienes en este mundo. ¡Y el bebé que llevo en mi vientre es tu sobrino! —exclamó Rebeca con un ton
Después de la tormentosa visita a Ximena, Rebeca regresó a casa, fumando de rabia.No tardó en comenzar a quejarse, pintando a Ximena como una villana.—Desde que se mudó a esa mansión, ¡parece que ha olvidado quiénes somos! Me corrió como si fuera cualquier cosa —exclamó con exasperación.—Andrés,
—Siempre causando conflictos y armando escándalos. La mansión de Ximena fue comprada con el dinero que ganó en la lotería, ¡no tiene nada que ver con la señorita Mendoza ni con ninguna recompensa! Esa casa es de Ximena y solo de ella, y no tiene nada que ver con nosotros ni con esta familia —añadió
Ximena rechazó a Lisandro.A pesar de sus sentimientos por él, no podía permitirse estar demasiado cerca.Aquella mezcla de amor y odio la consumía, haciéndola desear partirse en dos: una mitad que lo amara con todo su ser y la otra que lo odiara hasta el fin.Lisandro no insistió más con Ximena.Al
Tenía que acelerar la adquisición del Grupo Torres.Su plan era dejar a la familia Torres sin nada.Ximena pasó un tiempo con Valentín, pero él parecía distante.Durante su visita al orfanato, Ximena encontró a dos conocidos:José y Carlos.José había vuelto para hacer otra donación, pero esta vez t
Ximena bajó del auto, y al verla, la cara de Fernando se iluminó con una sonrisa forzada.Se acercó a ella, pero ella retrocedió al detectar el fuerte olor a alcohol que emanaba de él.—¿Cuánto has bebido, otra vez?—Un poquito, ¡sólo un poquito! —insistió Fernando.Si bien solía ser una persona con