El empleado miró a Ximena extrañado: —Señora Castillo, aunque el señor Mendoza no sea el padre biológico, como su esposo, tiene el derecho de solicitar la custodia.—Si no es su hija, ¿cómo puede pedir la custodia? ¿Es esto una broma? No escuches sus tonterías. ¡Yo me quedo con la custodia de mi hija! No quiero ni su casa ni su coche —exclamó Ximena, frustrada, mientras sus ojos empezaban a enrojecerse.El empleado observó detenidamente a Ximena de arriba abajo y recogió el acuerdo de divorcio
Ximena compartió sus sospechas con Mariana.Los ojos de Mariana se agrandaron con sorpresa, y su boca se abrió más y más. Después de un momento, agarró a Ximena, su voz temblaba de emoción.—¡Esto es justo como esas historias donde el magnate se enamora, tienen una noche juntos, ella queda embarazada y luego se casan para después enamorarse!—¡Tiene que ser él! ¡Es él, es él, es él! —Mariana cantó las últimas palabras.Ximena la miró con incredulidad: —¡No es seguro! ¿Qué tan probable es eso
—No quieres que Felicia tenga una familia unida?—Quiero que Felicia tenga una familia unida, pero ¿qué pasa con Mateo? Si mi felicidad se basa en lastimar a un niño inocente, ¿cómo podría vivir con eso?Ximena suspiró: —Además, no creo que Lisandro esté dispuesto a dejar a Elena. Por cómo lo veo, ya se acostumbró a la buena vida y a gastar dinero a manos llenas.—No quiero un esposo que juegue a dos puntas.—¡Eres muy ingenua! Podrías usar algunos trucos para ganártelo. No es que tu esposo
Después de salir del Registro Civil, Lisandro se dirigió directamente a Aurensia.Últimamente, no había viajado en avión, sino que prefería conducir.Tanto Elena como Sofía ya estaban al tanto de la existencia de Ximena. Continuar viajando en avión, tarde o temprano, atraería la atención de los miembros de su familia.Y con Elena ya tenía suficientes problemas.Si los más tradicionalistas de la familia se enteraban, quién sabía qué podrían hacerle a Ximena.Daniel conducía al frente, echand
Poco después, Ximena fue subida a una ambulancia y Sofía, con lágrimas en el rostro, la acompañó al hospital.Apenas llegaron al hospital, Dax apareció acompañado de más personas, protegiendo tanto a Sofía como a Ximena mientras se dirigían a la sala de urgencias.A las puertas de la sala, Sofía, angustiada, interrogó a Dax: —¿Dónde está mi hermano? ¿Por qué tú estás aquí y no él? ¿A dónde se fue?Dax gesticuló intentando explicar, pero Sofía no comprendió. Sin paciencia, lo abofeteó. —¿Podrí
El médico, notando la palidez de Lisandro, agitó la mano nuevamente: —Señor, déjeme terminar de hablar.Lisandro miró al médico fijamente, su mente aún tratando de procesar la información.—¿Qué está pasando? —preguntó Lisandro, generalmente tan astuto, ahora perdido en la confusión.—La paciente no corre peligro. Sufrió una conmoción cerebral debido al impacto en su cabeza, y ha caído en un coma debido a la malnutrición prolongada, anemia y baja glucosa en sangre.—¿Cómo es eso posible? Ví
—¡No hay nada! —Lisandro, viendo el enfado de Marcela, decidió continuar ocultando la verdad. Si revelaba que había estado mintiendo todo el tiempo, la situación podría empeorar.—Es una pariente lejana. No nos vemos mucho, así que no somos cercanos.Marcela pareció entender: —¡Oh! ¿Entonces la señorita Mendoza es tu pariente lejana, la heredera de la corporación Mendoza?Lisandro asintió con dificultad.Marcela exclamó con entusiasmo: —¡Deberías haberlo dicho antes! A pesar de que no acepta
Lisandro se había percatado de que Ximena estaba molesta con él. Desde que había despertado, había mostrado una expresión fría.Sin embargo, al agradecerle repentinamente, se sintió un poco desconcertado. Supuso que Daniel, por una vez, había hecho algo útil.Ximena intentó levantarse para ir al baño, pero se sintió mareada y el dolor en su brazo y pierna se intensificó.Rápidamente, Lisandro la sostuvo: —Te llevaré.—No es necesario, puedo ir yo sola.¿Cómo podía permitir que un hombre la