Poco después, Ximena fue subida a una ambulancia y Sofía, con lágrimas en el rostro, la acompañó al hospital.Apenas llegaron al hospital, Dax apareció acompañado de más personas, protegiendo tanto a Sofía como a Ximena mientras se dirigían a la sala de urgencias.A las puertas de la sala, Sofía, angustiada, interrogó a Dax: —¿Dónde está mi hermano? ¿Por qué tú estás aquí y no él? ¿A dónde se fue?Dax gesticuló intentando explicar, pero Sofía no comprendió. Sin paciencia, lo abofeteó. —¿Podrí
El médico, notando la palidez de Lisandro, agitó la mano nuevamente: —Señor, déjeme terminar de hablar.Lisandro miró al médico fijamente, su mente aún tratando de procesar la información.—¿Qué está pasando? —preguntó Lisandro, generalmente tan astuto, ahora perdido en la confusión.—La paciente no corre peligro. Sufrió una conmoción cerebral debido al impacto en su cabeza, y ha caído en un coma debido a la malnutrición prolongada, anemia y baja glucosa en sangre.—¿Cómo es eso posible? Ví
—¡No hay nada! —Lisandro, viendo el enfado de Marcela, decidió continuar ocultando la verdad. Si revelaba que había estado mintiendo todo el tiempo, la situación podría empeorar.—Es una pariente lejana. No nos vemos mucho, así que no somos cercanos.Marcela pareció entender: —¡Oh! ¿Entonces la señorita Mendoza es tu pariente lejana, la heredera de la corporación Mendoza?Lisandro asintió con dificultad.Marcela exclamó con entusiasmo: —¡Deberías haberlo dicho antes! A pesar de que no acepta
Lisandro se había percatado de que Ximena estaba molesta con él. Desde que había despertado, había mostrado una expresión fría.Sin embargo, al agradecerle repentinamente, se sintió un poco desconcertado. Supuso que Daniel, por una vez, había hecho algo útil.Ximena intentó levantarse para ir al baño, pero se sintió mareada y el dolor en su brazo y pierna se intensificó.Rápidamente, Lisandro la sostuvo: —Te llevaré.—No es necesario, puedo ir yo sola.¿Cómo podía permitir que un hombre la
Sus manos eran grandes y ligeramente ásperas.La sensación de su palma contra su piel la tranquilizó y, poco a poco, Ximena cayó en un profundo sueño.Cuando Ximena ya dormía, Lisandro abrió sus ojos y la observó. Se inclinó para besarla suavemente y la abrazó aún más fuerte.Mientras esperaba fuera de la sala de urgencias, Lisandro se dio cuenta de lo mucho que Ximena significaba para él.¡Cuánto temía perderla!Quizás, después de todo, sí se había enamorado de ella.Después de llevar a F
Ximena nunca había mencionado a Sofía la idea de divorciarse y ciertamente no deseaba que otros lo supieran.Sofía se encontró desorientada.Aquella mañana, Lisandro había visitado su habitación en el hospital, advirtiéndole que no debía hablarle a Ximena sin pensar, y mucho menos revelar que eran hermanos.No había explicado la razón detrás de esto.Para Sofía, el hecho de que Lisandro aún no hubiera revelado su verdadera relación a Ximena mostraba claramente que no confiaba lo suficiente e
Rebeca aprovechó para tomar la mano de Sofía y le susurró: —Señorita, Andrés es muy recto. Devolvió los tres departamentos, dijo que no quería tener deudas con la Corporación Mendoza.—Somos familia, ¿qué deudas podría haber? Entre familiares nos ayudamos. Andrés acaba de ayudarle, ¿verdad?—Rebeca agregó con una sonrisa forzada.Sofía, con una mueca de desagrado, soltó la mano de Rebeca. Cruzó los brazos y la miró altivamente: —Entonces, ¿estás insinuando que, como Andrés me ayudó, yo debería
En los días que Ximena estuvo hospitalizada, su habitación estuvo siempre llena de visitantes.Socios con los que había trabajado, estudiantes de su equipo, e incluso Marcus se presentó.La habitación estaba repleta de flores frescas. Sofía, al verlo, no pudo evitar expresar su sorpresa: —¡Qué popular eres!Luis también apareció, pero acompañado de Isabella.Al ver a Isabella, Margarita se levantó de inmediato, saludó a Luis y se marchó rápidamente.Ximena, dándose cuenta de la tensión, le