— Si tuviera un papá, ¿él me pondría en primer lugar en su corazón, como lo hace el tío con su hijo? —eres tan linda, estoy segura de que serías la niña de sus ojos —le aseguró Ximena.La añoranza de Felicia por el amor de un padre hizo que a Ximena se le ocurriera una idea.Abrió el armario y vio el impecable traje negro de Lisandro colgando. Comenzó a buscar entre sus cosas.Las pertenencias de Lisandro siempre estaban perfectamente organizadas y limpias. No encontró ni un solo cabello.
— ¡Ay Mari! —Ximena le dio un suave golpecito a Mariana—. Hay muchas personas en el mundo que se parecen, no todos tienen que ser familia.Mariana parecía no escuchar a Ximena, y con los ojos aún fijos en el niño, murmuró: —¡Esto me da una idea! La protagonista está haciendo voluntariado en un orfanato y se encuentra con el hijo no reconocido de su primer amor. ¡Y ese niño resulta ser el hijo de ambos!Ximena se quedó sin palabras y se dirigió hacia la directora del orfanato, Esperanza Vargas.
El árbol, adornado con cintas rojas, ondeaba con el viento.Lisandro se preguntó cuál sería el deseo de Ximena.Tomó su teléfono y le respondió con una palabra: [Regresaré.]Cuando Ximena vio el mensaje, sintió una chispa de alegría en su corazón.Esa alegría la hizo sentirse patética, como una concubina compitiendo por el favor de un emperador.Sin embargo, estaba dispuesta a luchar por el futuro de Felicia.Incluso si las probabilidades no estaban a su favor.Al salir del orfanato, un M
Lisandro conducía montaña abajo con Elena y Mateo a bordo.Había ordenado que llevaran el coche de Elena a reparar cerca de allí y había encargado a Daniel que llevara a Elena y Mateo de vuelta a Aurensia.Elena, con una sonrisa, sugirió: —Lisandro, ya se está haciendo tarde. ¿Por qué no se quedan Mateo y yo en el hotel Nubiazura esta noche?El rostro de Lisandro no mostró emoción al escucharla, lo que provocó un latido acelerado en el corazón de Elena.Ella se apresuró a explicar: —A Mateo
Lisandro sonrió levemente y le dijo: —Mañana por la mañana te llevaré al Santuario de la Madre Virgen. Dicen que pedir bendiciones allí es muy efectivo. Por la tarde, iremos al registro civil.Ximena soltó una risa ligera: —¿Todavía crees en esas cosas?—Solo quiero que nos vaya bien —respondió Lisandro.El silencio llenó la habitación.La respiración de Lisandro se tornó profunda y serena.Cada vez que estaba con Ximena, dormía plácidamente, sentía una seguridad que no podía explicar.Des
Ximena eligió una combinación usando las fechas de cumpleaños: la suya, la de Felicia y la de Lisandro.Lisandro, por su parte, gastó cien dólares y compró cincuenta combinaciones.Ximena, sorprendida, le preguntó: —¿Para qué comprar tantos boletos?—Con esta combinación de números, siento que podemos ganar, —respondió con confianza.Ximena soltó una risa y con el boleto de lotería le dio una palmadita a Lisandro: —¡Sigue soñando!Lisandro tomó el boleto y para su sorpresa, descubrió que el
Si seguían aumentando la renta, pronto costaría lo mismo que un departamento con buena ventilación.—Te ofrecí que te quedaras en mi casa, pero no quisiste —dijo Lisandro con un tono de molestia.Ximena lo miró de reojo: —No voy a aceptar tu casa.—¡Podría vendértela! Total, yo no vivo aquí.—No puedo permitírmelo.—Puedo hacerte un buen precio.—Una casa allí, incluso con descuento, costaría millones de dólares.Lisandro no dijo nada más.En su mente, pensó que una vez ganaran la loterí
Rebeca había ido a un café de lujo.El lugar ostentaba una decoración elegante, emanando romanticismo y arte en cada esquina. No parecía ser el tipo de sitio al que Rebeca, dada su personalidad e identidad, acostumbraría a ir.Ximena lo había captado: el individuo con quien Rebeca se encontraba era alguien con una posición y estatus elevado.Porque este café tenía acceso exclusivo para miembros; sin una membresía, estaba prohibido entrar.Ximena no pudo ingresar al café, así que se sentó en