—¡Amor, eres tan maquiavélico! —dijo Ximena, entre risas y lágrimas.Lisandro le pellizcó cariñosamente la nariz a Ximena: —A veces eres demasiado sentimental.—Soy simplemente una mujer —Ximena dijo, sosteniéndose la nariz con una sonrisa.Con una sonrisa juguetona, Lisandro despeinó el cabello de Ximena, cubriendo sus brillantes y encantadores ojos: —¿No deberías levantarte y prepararte para el trabajo?Lisandro instó a Ximena a levantarse rápidamente, temiendo no poder contenerse si seguí
—Se siente tan bien tener a mi amor que te espera cuando sales del trabajo —dijo Ximena con una sonrisa, subiéndose al coche.—¿No te molesta que yo esté todo el día sin hacer nada, como un marido ama de casa, recogiéndote del trabajo y cuidando a los niños en casa? —Lisandro se inclinó para ayudar a Ximena a abrocharse el cinturón de seguridad.—¡Tu esposa aquí es muy capaz! Te aseguro que te mantendré bien alimentado y robusto —aseguró Ximena, golpeándose el pecho.¿Y qué mal habría en mant
—¡No se da cuenta de su posición, cómo puede compararse contigo! ¿Y aún quiere diez mil dólares y una casa como dote? ¡Por favor! —Antonio, rencoroso por el pasado rechazo de Ximena, finalmente tuvo su oportunidad y estaba decidido a vengarse.—Ahora se ha conseguido un esposo inútil, no tiene nada, ¡y depende de ella! Qué idiota.La gente alrededor comenzó a señalar a Ximena.—Qué tonta es esta mujer.—Tan joven y quedó embarazada antes de casarse, tsk, tsk...—Qué mal carácter.Ximena, f
La expresión de Lisandro era muy tranquila, sin el menor rastro de emoción, como si las palabras de Antonio no fueran dirigidas a él.Sus ojos fríos miraban tranquilamente a Antonio y su tono era extremadamente calmado: —Si Andrés es tan malo, ¿por qué Rebeca quería casarse con él? Según sé, fue tu hermana quien pidió casarse con Andrés.—Mi hermana estaba ciega y confundida en ese momento —dijo Antonio.—¿Y cómo sabes que, aparte de Andrés, alguien más quería a tu hermana?—¡Por supuesto qu
—Ximena, por favor ayúdame, ¡sollozo...!Isabella lloraba lamentablemente, y Ximena estaba algo conmovida.Pero no quería ayudar a Isabella.Había favores que no podía hacer.Mientras Ximena estaba luchando sobre cómo responder, Lisandro se acercó, abrazó a Ximena por los hombros, y liberó la mano de Ximena de la de Isabella.—Lo siento, no podemos ayudarte con esto —dijo Lisandro fríamente.La gente alrededor empezó a murmurar acerca de Lisandro y Ximena, diciendo que carecían de compasió
—¿No sabes quién es el pretendiente indeseable? —Lisandro aún estaba algo celoso.Sin embargo, sabía perfectamente que Antonio, siendo el hombre que era, no representaba ninguna amenaza para él.Pero si él no hubiera entrado en la vida de Ximena, cómo hubiera elegido Ximena ya sería otra historia.—¿No me digas que en serio casi te casas con Antonio?Ximena, llevándose una mano a la frente en silencio, respondió: —¡¿Cómo podría ser?! ¡Toda su familia está loca!—Cuando mi hermano se casó co
La explicación que Lisandro le dio a Ximena fue que esas personas estaban allí para custodiar los helicópteros. Ellos solo venían a practicar la conducción y no tocarían los helicópteros, así que naturalmente nadie los obstruía.Ximena, por primera vez, tuvo una vista cercana de esos tres aviones que siempre volaban sobre su cabeza y no pudo evitar mirarlos un par de veces más.—Realmente son geniales —comentó Ximena.—¿Te gustan? —Lisandro levantó una ceja, preguntando con cierto orgullo.C
En ese instante, la mente de Ximena quedó en blanco, solo sabía que una figura se había abalanzado sobre ella, protegiéndola firmemente.—Ximena, ¿Ximena? ¿Estás bien? ¡Ximena!Una voz familiar sonaba desde arriba.Ximena iba recuperando la conciencia: —¿Lisandro? ¡Lisandro! ¿Cómo estás?En el último momento, Lisandro había protegido a Ximena con su cuerpo.Ximena estaba ilesa, pero sentía un líquido cálido en su cara; al tocarlo, descubría que era sangre.—¡Lisandro, Lisandro! ¿Dónde está