—¡¿Eso es lo que realmente crees?!— Me grita.
Si seguimos así, será muy difícil que los demás empleados no escuchen nuestra discusión.
—Dime algo, Camila ¿qué demonios tengo que hacer para que me creas cuando te digo que realmente quiero ayudarte? ¿Eh? ¿Acaso habrá un momento en el que dejes de pensar qué sólo soy un ególatra?
«¿Lo habrá?» Yo sacudo la cabeza y me pongo de pie. No quiero discutir pero ahora que los dos estamos aquí, notoriamente alterados y diciéndonos cosas que no nos habíamos dicho antes, creo que es el momento perfecto para dejar de resistirme ante unas cuantas verdades.
—¿Y a ti quién te ha dicho que necesito tu ayuda? No la necesito ahora, no la necesité hace cinco minutos cuando la periodista esa estaba decidida a meter sus narices
—Pantalón, vestido largo o vestido corto — Pronuncio mientras muestro cada una de las opciones que tengo en mis manos —¿Cuál es más adecuada para conocer a tus papás? Patrick está sentado en el borde de mi cama, tiene los brazos apoyados en el colchón y me contempla mientras me ve luchar por elegir qué usar esta noche. Es la primera vez que conoceré a sus papás y aunque no soy novia de Patrick eso es algo que ellos no saben, para ellos soy su futura nuera y, por lo tanto, quiero causar una buena impresión. —¿Qué prefieres tú?— Me responde, no me resulta de mucha ayuda. —¿Pantalón? Es más cómodo y si escojo una buena blusa también es elegante pero ¿no sería menos formal qué un vestido? —Camila, vas a cenar con mis papás, no con el presidente de la República— Esboza una sonrisa divertida, yo pongo mis ojos en blanco, no se me hace gracioso. —Ya. Pero según lo que me has contado, tú papá parece un hombre muy estricto. Lo menos que quiero es hacer algo que arruine la noche. —Y lo es,
—¿Estás bien?— Patrick me susurra al oído mientras su mano toma la mía debajo de la mesa y con su dedo acaricio dorso de la mía. Yo asiento en vista de que no puedo verbalizar mi respuesta y él me concede una sonrisa.De camino a casa de sus padres, hice tantas preguntas como pude acerca de estos. Quería saber exactamente en qué clase de jardín me estaba metiendo. La realidad es que sobre los Connelly se sabe mucho pero siento que necesito conocer más de lo que cuentan los tabloides.Entonces Patrick me dijo que su padre, Jon Connelly jugó en la liga de fútbol americano por muchos años, fue una estrella hasta que decidió retirarse y compró el equipo de California. Lleva siendo el propietario de este por más de treinta años y, Josh, su hijo mayor es uno de los jugadores estrellas en la actualidad. Jon quería que Patrick se dedicara ta
La mujer que me mira desde la pantalla de mi teléfono, parece sorprendida por mi llamada. Sin embargo me concede una sonrisa amplia y dice:—Hola, Camila ¿cómo has estado?—Muy bien, la verdad. Espero no importunar pero quería comentarte algo y creo que es mejor de esta forma que por mensajes.Después de aquella amena conversación en la piscina del hotel en Francia, Sabrina empezó a seguirme en las redes sociales y, obviamente, yo la seguí también. Desde entonces hemos intercambiado mensajes en un par de ocasiones, nada serio. Hasta ahora.—No, no eres inoportuna y mucho menos si es algo importarte. Así que dime.—Bueno, verás, estoy interesada en tu programa de entendimiento. Tengo un dinero reunido y quiero invertirlo— Le adelanto.He revisado su página web oficial y he visto que promueve un programa de emprendimiento. Consiste
—Necesitamos hacer unos ajustes — Escuchar a la modista enciende mis alarmas.—¿¡Arreglos!? Imposible, me caso dentro de ocho días — Le recuerdo. Y estoy segura que le mencioné la fecha de la boda desde que elegí este modelo de vestido.—No se preocupe— La mujer no parece enojada, al contrario, acomoda sus manos en mi cintura y señala hacia el espejo —Es sólo acá, veo que ha perdido un poco de peso y es normal en muchas noviasy, se debe al estrés de la boda. Sólo hay que ajustarlo y eso no me llevará mucho tiempo. Mañana estará listo, lo prometo.Después de deshacerme del vestido en los cambiadores, se lo entregosano y salvo a la modista y antes de salir de la tienda acuerdo volver mañana a por él.Mientras caminamos a la próxima tienda, dónde compraré el vestido para la p
El vestido viene acompañado por un body en tono nude, ya que la tela es algo transparente, pero no demasiado, al menos que esté bajo una luz muy fuerte. Es ajustado en la parte de srriba, con un escote pronunciado pero la falda es holgada y tiene una capa extra que ayuda a mejorar su caída. Las mangas son largas y anchas, cuando alzo los brazos parece que son alas. No cabe duda, es un vestido de ensueño. Opté por dejar mi cabello suelto y los únicos accesorios que usaré son unos aretes colgantes en tono turquesa, son del mismo color de las sandalias. Todo lo que usaré esta noche es cortesía de la diseñadora.«¡Es tan fácil acostumbrarse a esta vida!»—Vamos, mamá. Queremos verte— Me ordena Mia desde la sala.Mi hija está en compañía de Patrick quién me está esperando y de Josie que ha venido a cuidar a Mia.
—Por el poder que me confiere la Ley, los declaro marido y mujer.Cuando escuché esas palabras sentí que el mundo se paralizó. Incluso cuando me giré para ver a Patrick, cuando se acercó a mí para besarme, cuando sus labios se fundieron con los míos delante de los invitados que no dejaban de aplaudir. Nada importaba. Ni el acuerdo que firmamos el día anterior, ni el visible enojo de Jon, ni la ausencia de mis padres. Nada importaba. Ese fue el momento más feliz de mi vida y odié con todas las fuerzas que fuera falso, odié desear que no fuese así porque no hay otra manera de que algo como esto pudiera ocurrir.Al separarme de Patrick, llamé a Mia y salió corriendo hacia nosotros, en su hermoso vestido color marfil, y nos abrazó a ambos. Éramos la familia feliz. Era lo que Patrick necesitaba, lo que Mia quería, lo que yo nunca podría tener m
Seis años atrás.Se trataba del día más feliz de mi vida. Era un sábado ordinario, como cualquier otro. Estaba cubriendo mi turno de la tarde en el café donde solía trabajar como mesera. Estaba lista para irme, hacer las compras de la semana y esperar a que alguno de los chicos escribiese a ver a qué hora nos reuniriamos para salir por la noche. Pero todo cambió cuando Rhys Warren entró al café. Aquel hombre era una leyenda viva de la televisión. Tenía no sé cuántas series y premios en su currículum, era una leyenda viva y apenas tenía poco más de cuarenta años.Rhys ordenó un café y me pidió la clave del wifi como cualquier mortal. No me podía creer que él estuviese allí, respirando mi mismo aire. Había visto entrar a muchos actores y actrices a aquel café pero nunca uno de
—Camila— Insiste Patrick, su voz es arrastrada hasta mí con ayuda del viento, puedo escucharlo con claridad, incluso sobre el sonido de las olas.Estoy muy alejada de la fiesta, la música, el bullicio de las personas ha quedado atrás. Soy solo yo, el mar y todos los recuerdes que vuelven a mí, impactándome con la misma fuerza que el océanogolpea mis piernas, con la misma fuerza que desvanece la arena. Y Patrick, él también está aquí, consternado. Lo puedo ver en sus ojos, ahora está a sólo unos centímetros de mí. Si mirada, preocupada, intenta buscar la mía con desesperación pero yo no puedo mantener mis ojos sobre él por mucho tiempo. Estoy temblando, literalmente estoy temblando. Y a pesar del sol que golpea mi piel a través de la fina tela del vestido, siento como el sudor corre por mi cuerpo frío, como si un témpano