—Cuéntame una historia. —pidió de pronto, tomándome por sorpresa. Lo mire con el ceño fruncido. ¿Hablaba en serio?—¿Cuántos años tienes? ¿Cinco? —pregunté con sarcasmo.Alexey negó, moviendo la cabeza de un lado al otro. Se veía tan cansado que por un momento casi cedo inmediatamente a su petición. “Casi” es la palabra clave. Por supuesto que sabía que terminaría contándole un maldito cuento, pero eso no evitaba que rechazara el momento y rezara para que lo olvidara.—¿Sabes a cuentas personas he encerrado en los calabozos por mucho menos? —preguntó devuelta. Hubiese tomado en serio su amenaza, si no hubiese visto la sombra de una sonrisa en la comisura de su labio, que él se esforzaba por esconder.—No lo sé, pero dímelo. Así puedo saber cuantos compañeros de celda me tocaran. —inquirí siguiéndole el juego. Luego me interrogaría acerca de que estuviésemos bromeando en la madrugada sobre eso, porque definitivamente era todo muy turbio.La carcajada que Alexey soltó fue inesperada. Ta
La mandíbula de Alexey se veía tensa y ya veía un problema en camino. Él hombre a mi lado lo observo con suspicacia a y aproveche ese momento de distracción para soltarme y posicionarme a la derecha de mi esposo.Como era de esperar, el Boss lo miró con una expresión de superioridad. Rodé los ojos con desagrado, parecían niños peleándose por un juguete nuevo. Me negaba rotundamente a ser dicho juguete, así que voltee a las escaleras con la intención de irme.—No te he dado permiso para marcharte, solnyshka. —inquirió Alexey a mi espalda.Me detuve justo allí, pero me negué a mirarlo. Suspiré y di la vuelta, volví a ponerme a su lado ignorándolo por completo. De pronto, un par de voyeviki caminaron hasta Bruno y lo hicieron arrodillarse. Mi corazón dejo de latir. No la mataría a plena luz del día.¿Cierto?Quería golpearme por no haber estado atenta, en mi enfado ni siquiera note cuando Alexey le dio la orden de que se movieran. El Boss sacó su makarov y apunto al hombre directamente e
—Todo muy lindo, pero… ¿Qué tengo que ver yo en esta increíble locura? —pregunte dejando caer mi mano encima del escritorio. Me incliné, pero rápidamente volví a mi enderezarme al darme cuenta que Alexey centraba su vista en mi pecho.Llevaba puesto una camiseta blanca con un generoso escote y al estar en esa posición se vislumbraba claramente la piel pálida del valle de mis pechos. Como dije anteriormente, conocía la naturaleza de mi esposo y no quería que me enviase a cubrirme.Porque entonces, correría sangre.Alexey debía estar pensando lo mismo, porque prefirió ignorar aquello. En su lugar me lanzó una sonrisa malvada que mucho menos me tranquilizo. No quería ser parte de ninguna misión alocada que estos estuviesen planeando contra dos clanes.—Recuerdo que eres experta en camuflarte, mezclarte. —Lo mire sorprendida, no podría estar hablando en serio. —Tu padre solía decir que eras su pequeña moneda de cambio, su as bajo la manga. —Ese había sido un golpe bajo y él lo sabía.—¿O
—No deben subestimar al enemigo, nunca. —afirme seriamente. El Boss había tomado asiento en su escritorio y nos observaba detenidamente. Trate que eso no interfiriera en mi enseñanza. —Siempre estén atentas y preparadas para cualquier cosa.Nunca me había infiltrado en una misión de este tipo. De hecho, por lo general asistía a fiestas importantes con mi familia para recaudar toda la información que necesitáramos. Al no tener ningún talento con las armas, esa era mi obligación.Es muy impresionante lo que son capaces de confesar las personas cuando no te consideran una amenaza. Y en este mundo y siendo mujer, me consideraron un simple jarrón decorativo. Sonreí por instinto, ese fue su error.Me preguntaba qué hubiese pasado si algún clan descubriese la cantidad de información que manejaba. El conocimiento era poder y era mucho más fácil manipular al enemigo cuando no sabía de dónde vendría la puñalada.Aunque me sentía un poco ofendida por el hecho de que Alexey eligiera solamente muj
El corazón aun me latía con fuerza cuando llegue a la fortaleza. El Boss se había quedado en el club resolviendo unos negocios, lo cual agradecía porque después de nuestra última conversación, no creía poder soportar estar en el mismo espacio con él.“Yo seré el único que te satisfaga”.De solo recordar la forma en que pronuncio esa simple oración me sentía ofuscada. Había conocido muchos hombres atractivos durante toda mi vida y a pesar de todo, también estuve casado con uno. Entonces no comprendía por qué me afectaba tanto.—¿Qué demonios me pasa? —Cuestione dejándome caer en la cama. Desde que puse un pie en este lugar sentía que vivía en una constante lucha entre lo que mi cuerpo deseaba y lo que mi mente quería. Debía ponerle punto final a esto cuanto antes.Intente cerrar los ojos para dormir un poco, pero algo llamó mi atención. En mi mesa de noche había dos paquetes con mi nombre escrito con un marcador. Me levante con cuidado, llena de curiosidad. Tomé ambos con cuidado y vol
Los siguientes días pasaron volando, pronto quedaba menos de una semana para la fiesta y debíamos estar preparados, aunque no sé en qué preciso momento había empezado a contarme dentro de esta locura. No se lo comente a nadie, pero sabía que esto solo podría terminar de una forma: Mal.Iba todos los días al club para entrenar a las chicas. Eran buenas aprendices y a estas alturas ya tenían más que claro sus personajes, lo único que nos quedaba era repasar y afinar detalles, pero eso ya sería por la noche.Ahora mismo me preparaba para ir a la entrevista con los ejecutivos de la revista. Hace un par de días me enviaron la dirección y la hora en nos veríamos, por lo que tuve que levantarme muy temprano para poder llegar a tiempo.Eran bastantes horas en auto desde aquí a Moscú, así que debía salir cuanto antes para llegar a tiempo. Observe el reloj en la mesa de noche: 5:00 am. Suspire y termine de ajustar mi cabello para no se escapara ni un solo mechón de la coleta baja que usaba.Le
Desperté desorientada en cuanto sentí que aterrizamos. No sabía cuanto tiempo había pasado desde que salimos de la fortaleza. Pero estaba demasiado cómoda como para moverme, mi cerebro dormido insistía en que aún tenía tiempo. Entonces escuché una risa masculina sobre mi y abrí los ojos de golpe, alejándome casi por instinto. El pecho de Alexey subía y bajaba por la risa. Entrecerré los ojos en su dirección. ¿Qué demonios le parecía tan gracioso? Talle mis ojos con las manos para espabilarme. Éramos los últimos en el helicóptero, por la ventana vi que los guardaespaldas ya estaban fuera, vigilando el entorno. El sol ya había salido y sus rayos caían con suavidad sobre nosotros. Estire los brazos para desperezarme. —¿Qué hora es? —le pregunte. Alexey miró su reloj. —Siete y media. —respondió moviéndose un poco para que pudiese moverme. “Aún tengo mucho tiempo antes de la entrevista” pensé. Aparentemente Alexey había captado la misma idea, porque se levanto de inmediato y paso por
No pasaron más unos segundos que nos habíamos sentado, cuando un mesero se nos acercó para atendernos. Llevaba un uniforme de color negro con un delantal blanco. Era joven, no mucho más de veinte años, de cabello castaños y ojos azul claro.Quizás fuese por su evidente juventud, al menos eso quiero creer para justificarlo, pero por ello no tuvo reparos a la hora de mirarme como si fuese una aparición divina. Al principio me causo gracia, pero luego se detuvo más segundos de lo apropiado.Empezaba a sentirme incomoda.Como a mi buen “esposo” nada se le pasaba por alto, notó la mirada embobada que me lanzaba el chico y a él si no le hizo tanta diversión como a mí. De hecho, parecía realmente enfadado, casi me parecía ver como saltaban chispas de sus ojos.En un intento por evitar que asesinara al imprudente chico y evitar que eso nos amargara el desayuno, lo tomé de la mano y le sonreí con expresión de fingida ternura. Esto parecía tomarlo por sorpresa y ahora su atención estaba en nues