—¿Crees que todavía esté grave? —le pregunté a Veronika. No tenía intención de que mi voz sonase tan desesperada, pero eso fue justamente lo que sucedió.La hermana del Boss estaba sentada las escaleras unos metros a mi derecha. Era la primera vez que la veía tomar una actitud tan informal y no puedo negar que me sorprendió. Incluso la ropa que llevaba era totalmente ajena a lo que acostumbraba.Tenía puesto unos leggins negros y la sudadera de un equipo de beisbol norteamericano. Su cabello rubio estaba recogido en una trenza baja y el rostro libre de maquillaje. A pesar de todo esto, continuaba siendo una mujer muy atractiva.Veronika suspiró. Ese sonido me helo hasta los huesos, pues parecía un animal herido. Aparentemente se había cansado de fingir que todo marchaba sobre ruedas y tomó la decisión de encarar la situación, por muy terrible que fuese.—No lo sé. —respondió encogiéndose de hombros. —Mi hermano es fuerte, pero nunca lo había visto tan grave. —admitió dejando caer la c
Debo aceptarlo, no toleraba bien el alcohol y mucho menos con el estomago vacío. Iba por mi cuarto Mai Tai y ya todo empezaba a darme vueltas, las luces de la discoteca me mareaban. No sabía cuanto tiempo lleva en el lugar, tampoco me importaba.La música sonaba increíblemente fuerte o quizás yo la notara así por el licor en mi sistema, ambas opciones eran igual de validas. Estaba en medio de la pista, bamboleando mis caderas al ritmo de la canción. Rechace a todos los hombres que me invitaban a bailar.Podría estar ebria, pero no era ninguna estúpida. No conocía a nadie en este lugar y en mi estado dudaba que pudiese defenderme. Ninguno insistió mucho, probablemente por el anillo en mi dedo que mostraba a quién pertenecía.Ese pensamiento me hizo reír como una idiota.No le pertenecía a nadie y mucho menos a ese maldito mafioso.La canción pronto termino, así que volví a mi asiento. A apenas y podía caminar unos cuantos pasos, así que decidí que ya era hora de comenzar a bajar esta c
En cuanto llegamos a la fortaleza me baje inmediatamente con la intención de irme directamente a mi habitación y encerrarme allí hasta mañana. Debí saber que el Boss todavía no había terminado conmigo. Me detuvo con una mano antes de subiera. —Dormirás conmigo esta noche. —afirmó subiendo de a poco. Lo seguí, aunque muy sorprendida. Me sonroje. —No creo que deberías hacer movimientos bruscos, podríamos dejarlo para otro día. —asegure. Internamente me preguntaba por qué aún no había consumado el matrimonio. Y cuestione si era su tipo o si le atraía de esa forma. Tendría suerte si ese fuera el caso. Alexey ya estaba al final de la escalera y se volteó para mirarme. En sus ojos había una expresión que no supe como identificar. —Incluso herido puedo romperte. —afirmó logrando que me sonrojara todavía más. Sonrió complacido al ver mi reacción y yo lo fulmine con la mirada. —No sé qué pensamientos pervertidos tenga tu mente, pero solo quiero que me cures las heridas. Ahora si mi rostr
A pesar de saber todo eso, no podía evitar preguntarme: ¿Qué se sentiría ser realmente la mujer de Alexey Volkov? ¿Qué se sentiría atarle una soga al cuello y tirar de ella hasta hacerlo caer? ¿Acaso no sería ese un placer mayor que las caricias que ahora me brindaba? Probablemente. El caso es que nunca lo descubría porque en cuanto deslice mis manos alrededor de su cuello para acercarlo más, Alexey se apartó de repente. Sentí como me bajaba de su regazo y me privaba de su calor corporal. Tuve que contenerme para no soltar el quejido que pugnaba por salir de mis labios. Abrí los ojos de repente, sin recordar en qué momento los había cerrado. El Boss estaba sentado en la orilla de la cama y su respiración sonaba acelerada. Casi me parecía escuchar el fuerte latido de su corazón, aunque también podría ser el mío. Lo mire durante unos segundos, sintiendo curiosidad por saber en qué demonios pensaba. De pronto surgieron las ganas de abrazarlo por la espalda y colgarme a él como un m
—Cuéntame una historia. —pidió de pronto, tomándome por sorpresa. Lo mire con el ceño fruncido. ¿Hablaba en serio?—¿Cuántos años tienes? ¿Cinco? —pregunté con sarcasmo.Alexey negó, moviendo la cabeza de un lado al otro. Se veía tan cansado que por un momento casi cedo inmediatamente a su petición. “Casi” es la palabra clave. Por supuesto que sabía que terminaría contándole un maldito cuento, pero eso no evitaba que rechazara el momento y rezara para que lo olvidara.—¿Sabes a cuentas personas he encerrado en los calabozos por mucho menos? —preguntó devuelta. Hubiese tomado en serio su amenaza, si no hubiese visto la sombra de una sonrisa en la comisura de su labio, que él se esforzaba por esconder.—No lo sé, pero dímelo. Así puedo saber cuantos compañeros de celda me tocaran. —inquirí siguiéndole el juego. Luego me interrogaría acerca de que estuviésemos bromeando en la madrugada sobre eso, porque definitivamente era todo muy turbio.La carcajada que Alexey soltó fue inesperada. Ta
La mandíbula de Alexey se veía tensa y ya veía un problema en camino. Él hombre a mi lado lo observo con suspicacia a y aproveche ese momento de distracción para soltarme y posicionarme a la derecha de mi esposo.Como era de esperar, el Boss lo miró con una expresión de superioridad. Rodé los ojos con desagrado, parecían niños peleándose por un juguete nuevo. Me negaba rotundamente a ser dicho juguete, así que voltee a las escaleras con la intención de irme.—No te he dado permiso para marcharte, solnyshka. —inquirió Alexey a mi espalda.Me detuve justo allí, pero me negué a mirarlo. Suspiré y di la vuelta, volví a ponerme a su lado ignorándolo por completo. De pronto, un par de voyeviki caminaron hasta Bruno y lo hicieron arrodillarse. Mi corazón dejo de latir. No la mataría a plena luz del día.¿Cierto?Quería golpearme por no haber estado atenta, en mi enfado ni siquiera note cuando Alexey le dio la orden de que se movieran. El Boss sacó su makarov y apunto al hombre directamente e
—Todo muy lindo, pero… ¿Qué tengo que ver yo en esta increíble locura? —pregunte dejando caer mi mano encima del escritorio. Me incliné, pero rápidamente volví a mi enderezarme al darme cuenta que Alexey centraba su vista en mi pecho.Llevaba puesto una camiseta blanca con un generoso escote y al estar en esa posición se vislumbraba claramente la piel pálida del valle de mis pechos. Como dije anteriormente, conocía la naturaleza de mi esposo y no quería que me enviase a cubrirme.Porque entonces, correría sangre.Alexey debía estar pensando lo mismo, porque prefirió ignorar aquello. En su lugar me lanzó una sonrisa malvada que mucho menos me tranquilizo. No quería ser parte de ninguna misión alocada que estos estuviesen planeando contra dos clanes.—Recuerdo que eres experta en camuflarte, mezclarte. —Lo mire sorprendida, no podría estar hablando en serio. —Tu padre solía decir que eras su pequeña moneda de cambio, su as bajo la manga. —Ese había sido un golpe bajo y él lo sabía.—¿O
—No deben subestimar al enemigo, nunca. —afirme seriamente. El Boss había tomado asiento en su escritorio y nos observaba detenidamente. Trate que eso no interfiriera en mi enseñanza. —Siempre estén atentas y preparadas para cualquier cosa.Nunca me había infiltrado en una misión de este tipo. De hecho, por lo general asistía a fiestas importantes con mi familia para recaudar toda la información que necesitáramos. Al no tener ningún talento con las armas, esa era mi obligación.Es muy impresionante lo que son capaces de confesar las personas cuando no te consideran una amenaza. Y en este mundo y siendo mujer, me consideraron un simple jarrón decorativo. Sonreí por instinto, ese fue su error.Me preguntaba qué hubiese pasado si algún clan descubriese la cantidad de información que manejaba. El conocimiento era poder y era mucho más fácil manipular al enemigo cuando no sabía de dónde vendría la puñalada.Aunque me sentía un poco ofendida por el hecho de que Alexey eligiera solamente muj