No tarde mucho preparando mi equipaje, sobre todo porque las esclavas me ayudaron bastante. Una vez dejé todo listo, incluida la ropa que llevaría al día siguiente, cené algo ligero y me fui a la cama. Caí en el sueño profundo.Al día siguiente las chicas se dieron a la tarea de levantarme antes de que saliera el sol. Estaba todavía dormida, pero en cuanto sentí el agua helada rodando por mi cuerpo, espabilé. Mis esclavas me regalaron una sonrisa divertida, que yo correspondía negando con la cabeza. Había cruzado la raya.Entre risas salí de la ducha, dejando que colocaran una toalla a mi alrededor para protegerme del frío y otra en mi cabello para evitar que goteara. Tomé asiento en mi tocador, comenzaron a arreglarme. Hacían varias trenzas.Varias manos trenzaban con habilidad mi pelo plateado, hasta que por fin terminaron un hermoso peinado. La mitad estaba suelta en delicados tirabuzones en las puntas, la otra parte, recogida en dos trenzas en mi frente.Dos mechones caían alreded
Alexey obedeció, aunque un poco a regañadientes y una vez descanso el cuello sobre mis piernas, no tardó mucho en quedarse dormido. En primera instancia pensé que me estaba gastando una broma, pero al escucharlo roncar… supe que se encontraba verdaderamente cansado.No quería molestarlo, así que apoyé mi cabeza contra el vidrio del avión y también cerré los ojos. Era consciente de todo lo que sucedía a mi alrededor, pero descansaba realmente bien. De vez en cuando él se movía para encontrar una mejor posición y yo le acariciaba los mechones que caían en su rostro.Momentos como estos, me hacían recordar porque me enamore tanto de él.El viaje fue tranquilo, a excepción de la turbulencia que se produjo cuando aterrizamos. Suerte que desayune algo ligero o habría devuelto todo sobre la alfombra. El Boss despertó nada más notar la ausencia de sonido.Evidentemente no tenía un sueño muy profundo y solo fingía para ganarse más caricias. No era algo que sorprendiera. Hace algunos años me co
—¿Aquí será la reunión? —pregunté tomando asiento en la silla que los voyeviki extendieron para mí. —Disculpa que suene despectiva, pero este lugar no parece del tipo en que tu estarías. —aclaré dejando mi bolso a lado. Hablaba realmente muy en serio.Solamente decía la verdad. Estábamos en un pequeño restaurante ubicado en uno de los barrios del populacho español. Digamos que no sería mi primera opción si tuviese que buscarlo. Definitivamente no encajaba con él. Era demasiado humilde para sus gustosEl local era realmente pequeño, solo contaba con cuatro o cinco mesas. El suelo no estaba baldosado y las ventanas parecían contener una buena cantidad de telaraña. En cuanto al mobiliario, todo era a base de madera seca. Ni siquiera había cojines en las bases.—Para una persona que se queja constantemente del dinero “mal habido”, ese fue un comentario bastante clasista. —inquirió Alexey conteniendo la sonrisa que pugnaba por salir de sus labios. Rodé los ojos. Desarrollo una molesta cost
Por fin llegamos a la terraza. Desde aquí podía verse todos los autos que traía la policía. Realmente eran bastantes, aunque ninguno parecía andar por ahí. Nuestros hombres estaban haciendo un buen trabajo distrayéndolos dentro del restaurante. Tendríamos la oportunidad de escapar si continuábamos así. Caminamos muy agachados.Nos ubicamos en la orilla de la azotea, desde aquí podíamos ver cualquier cosa que sucediera. Escuchamos que un par de pasos venían por la entrada del piso superior. Inmediatamente nos dimos vuelta, apuntando al posible enemigo. Llevé mi mano hacía el gatillo, pero por suerte solo era uno de los voyeviki, quien venía acompañado por Vicente.—Un helicóptero viene en camino. Debemos ser rápidos a la hora de abordarlo. —explicó el consejero. Ni siquiera había terminado de hablar, cuando sentí una enorme brisa.Las aspas del helicóptero casi nos cortan la cabeza. Tuvimos que dar varios pasos hacia atrás para protegernos. Lo reconocí de una vez, era un equipo de comb
ALEXEY Debía ser una broma, una de mal gusto. ¿Cómo era posible que Amaranta estuviese embarazada? ¡Pero que estúpido! Claro que sabía el origen de esta concepción. Me llevé ambas manos detrás de la cabeza. Dios mío. Estaba a punto de entrar en una crisis nerviosa. Valiente Boss de la mafia había resultado. Ahora mismo parecía un gato asustado. —¿Estás completamente seguro? —le pregunto al médico. Erasmus asintió y sonrió, parecía realmente divertido. —Creo que voy a desmayarme. —aseguré sosteniendo la silla. —Y eso que no has escuchado el resto. —dijo con burla. Tenía suerte de haberme salvado la vida o en este momento estaría viajando a las mazmorras con las demás ratas. —Dilo, no creo que pueda impresionarme más de lo que estoy. —aclaró posando una de las manos en mis ojos. Escuche su risa y enarque una ceja. ¿Qué le causaba gracia? —Son dos bebés, oímos dos latidos en el ultra sonido. —Prácticamente me dejé caer en el asiento al escuchar eso. Un sonido estruendoso se oyó. Habí
AMARANTAIntentaba abrir los ojos, pero mis parpados pensaban demasiado. La cabeza me dolía y en cuanto logré hacerlo, tuve que parpadear varias veces para enfocar mi alrededor.¿Dónde estaba? ¿Cómo había llegado hasta aquí? Hice amago de moverme, sin embargo, un dolor punzante en mi abdomen lo impidió. ¿Qué demonios me había pasado?Lo último que podía recordar, era estar a punto de subirme en el helicóptero, con Alexey viniendo detrás de mí. A partir de ahí, todo se volvía demasiado confuso. No lograba enfocarme. Me sentía totalmente perdida. Había algo en mis recuerdos sin cerrar.Aún veía borroso, pero igual noté que una sombra se movía en frente de mí. No podía mover la cabeza así que tuve que esperar a que mi visión se aclarara. Cuando lo hizo, pude reconocer a mi esposo, quien vino rápidamente hasta mi dirección en cuanto observó movimiento de mi parte. Quise tomarle de la mano, pero me lo impidió, alejándose de mí.—¿Cómo te sientes? —preguntó tomando asiento a mi lado. —No ha
Los días pasaron más rápido de lo que esperaba. En poco tiempo estuve de nuevo en el jet, volando de regreso a Rusia. El Boss se había encargado de acondicionarlo bien para que pudiese sentirme lo más cómoda posible. Incluso instalaron un sofá cama, así que no tenía por qué ir sentada en los asientos. No sé en qué momento pudieron hacerlo. Realmente se los agradecía, porque el dolor había disminuido, pero aún continuaba molestando de vez en cuando. Además, me tomaron al menos diez puntos en la herida y todavía no se secaban del todo. El medico me aconsejo que guardase un reposo prudencial para que no hubiese problemas. Como si yo los buscara, ellos venían a mí y de a gratis.—Espero llegar cuanto antes al ático, quiero dormir en mi cama de nuevo. —afirmé recostándome con cuidado en los cojines. Estaba realmente agotada. Quería descansar.—¿Quién te dijo que iras allá? Obviamente te vendrás a la fortaleza conmigo, ahí estarás mejor cuidada que en cualquier otra parte. —cuestionó Alexey
Nunca creí extrañar tanto un lugar como el ático, durante estos pocos días se había convertido en lo más cercano que tenía a un hogar. Un suspiró de alivio salió de mi boca al observar mi alrededor. Con una experiencia tan cercana a la muerte, descubrí que realmente no quería morir. Haber intentado quitarme la vida no fue la mejor decisión.Cerré los ojos y sujeté la mano que me ofrecía mi esposo. Alexey parecía aún más tranquilo que yo de estar aquí. Era comprensible, Rusia es su territorio y debe pensar que puede protegernos mejor en él. Mi frío e indiferente esposo, quien no parecía tener atención para otra cosa que no fuese yo. Entramos al departamento, con el sosteniéndome.Cada paso suponía una tortura que trataba de contener y él hacía todo lo posible para tener cuidado. Sin embargo, el menor movimiento enviaba pulsaciones a mi tórax. Observe la actitud de Alexey, lucía impotente por no poder ayudarme. Odiaba verlo así.Y antes de siquiera notarlo, me alzó en sus brazos para ca