Nunca pensé que extrañaría tanto volver a Rusia. En todos estos años lejos jamás lo había deseado y ahora no esperaba la hora de aterrizar. A mi lado, Kira soltó un delicado gruñido. Era evidente que él pensaba lo mismo.Lo más probable es que estuviese muy acostumbrado al clima del país y ya lo extrañaría. No estaba echo para el calor extremo que había en San Francisco. Desde que salimos del club mis hombres se desvivieron por él.Le traían cada dos horas botellas con agua, lo refrescaban un poco y también le daban de beber. Era algo explicable, nadie se atrevería a hacerle daño a la mascota del Boss. Y si lo pensaban, mejor que estuviesen preparados para las consecuencias que acarrearía tal decisión. No buenas.—¿Te sientes bien, amigo? —le pregunte sobándole el pelaje.Desde que nos montamos no se había alejado ni un segundo de mí. Incluso me arriesgaría a decir que se comportaba de un modo consentido. Bien decían que cada animal de parecía a su dueño. Ahora lo comprobaba en serio.
—Aun así, te expusiste al peligro viajando sola a otro país. —Rodé los ojos, ya empezábamos. —Para la próxima avisa y voy contigo. —aseguró. Por la forma en que habló, era evidente que daba por terminada esta discusión.Aparentemente a estas alturas todavía no tenía ni idea, de con quién se había casado. Ahora que me daba cuenta, nuestras discusiones siempre tenían lugar en esta camioneta. Aunque recordando la última vez que paso…Bueno, no podría llamarlo precisamente una “discusión”. Fue más un intercambio de opiniones, que terminó con sus dedos dentro de mí. No que me queje, pero trato de ser objetiva con la cronología de los sucesos pasados.—Claro que no estaba sola, los voyeviki me acompañaron todo el tiempo. —respondí entre dientes. Escuché como Alexey gruñía a mi lado y no pude evitar la expresión de triunfo que se instalo en mi cara. —Vas a envejecer.El Boss estaba mirando por la ventana, tratando de calmarse para no seguir con esta conversación. Pero en cuanto dije eso, su
Besar a Alexey era como llamar a las puertas del infierno. Solo que no era recibida por un demonio con cuernos, cola y un tridente. En su lugar había un hombre realmente atractivo, que no dudo en apoderarse de mi boca en cuanto llegamos a la fortaleza. Me sentía estafada con todas mis creencias.No se suponía que el pecado se sintiera tan bien, sobre todo cuando una de sus manos bajo hasta mis muslos, cargándome y provocando que enrollase las piernas en su cintura. No parecía molestarle, todo lo contrario, sostuvo mi trasero con ambas manos para que no me cayese, mientras él nos llevaba.Su lengua recorría cada espacio de mi boca, deleitándose con el sabor que encontraba. Por mi parte, me negué a detener el masaje que tenía en su cabello. Se sentía tan suave y sedoso al tacto, casi como una dulce caricia.Podía notar nuevamente su erección a través del pantalón y presa del deseo que me provocaba, comencé a frotarme contra ella. Un gruñido salió de la garganta de Alexey, dándome a ente
No salimos de la habitación en todo el día, los sirvientes tuvieron que subirlos las comidas y buscarme algo de ropa. Había dejado la mía en el ático y no tenía nada para ponerme. Aunque claro, no pase mucho tiempo vestida.Perdí la cuenta de la cantidad de orgasmos que me proporcionó Alexey. En cada asalto parecíamos mucho más llenos de energía que en el anterior. Esperamos mucho esto como para cansarnos tan rápido. Solo era placer que nos brindábamos mutuamente.Ahora mismo me encontraba sentada en medio de sus piernas y con la espalda apoyada contra su pecho. Él llevaba un rato jugando con un par de mechones en mi cabello; los enrollaba en su dedo y los soltaba en tirabuzones.—A este paso los sirvientes pensaran que te he hechizado. —dije en algún momento de la tarde. Mientras tanto me llevaba una fresa a la boca.Alexey asintió con indiferencia. Por supuesto que aquello no le quitaba ni un segundo de sus pensamientos. Simplemente no era tan relevante. Para él, cualquiera podía pe
No tarde mucho preparando mi equipaje, sobre todo porque las esclavas me ayudaron bastante. Una vez dejé todo listo, incluida la ropa que llevaría al día siguiente, cené algo ligero y me fui a la cama. Caí en el sueño profundo.Al día siguiente las chicas se dieron a la tarea de levantarme antes de que saliera el sol. Estaba todavía dormida, pero en cuanto sentí el agua helada rodando por mi cuerpo, espabilé. Mis esclavas me regalaron una sonrisa divertida, que yo correspondía negando con la cabeza. Había cruzado la raya.Entre risas salí de la ducha, dejando que colocaran una toalla a mi alrededor para protegerme del frío y otra en mi cabello para evitar que goteara. Tomé asiento en mi tocador, comenzaron a arreglarme. Hacían varias trenzas.Varias manos trenzaban con habilidad mi pelo plateado, hasta que por fin terminaron un hermoso peinado. La mitad estaba suelta en delicados tirabuzones en las puntas, la otra parte, recogida en dos trenzas en mi frente.Dos mechones caían alreded
Alexey obedeció, aunque un poco a regañadientes y una vez descanso el cuello sobre mis piernas, no tardó mucho en quedarse dormido. En primera instancia pensé que me estaba gastando una broma, pero al escucharlo roncar… supe que se encontraba verdaderamente cansado.No quería molestarlo, así que apoyé mi cabeza contra el vidrio del avión y también cerré los ojos. Era consciente de todo lo que sucedía a mi alrededor, pero descansaba realmente bien. De vez en cuando él se movía para encontrar una mejor posición y yo le acariciaba los mechones que caían en su rostro.Momentos como estos, me hacían recordar porque me enamore tanto de él.El viaje fue tranquilo, a excepción de la turbulencia que se produjo cuando aterrizamos. Suerte que desayune algo ligero o habría devuelto todo sobre la alfombra. El Boss despertó nada más notar la ausencia de sonido.Evidentemente no tenía un sueño muy profundo y solo fingía para ganarse más caricias. No era algo que sorprendiera. Hace algunos años me co
—¿Aquí será la reunión? —pregunté tomando asiento en la silla que los voyeviki extendieron para mí. —Disculpa que suene despectiva, pero este lugar no parece del tipo en que tu estarías. —aclaré dejando mi bolso a lado. Hablaba realmente muy en serio.Solamente decía la verdad. Estábamos en un pequeño restaurante ubicado en uno de los barrios del populacho español. Digamos que no sería mi primera opción si tuviese que buscarlo. Definitivamente no encajaba con él. Era demasiado humilde para sus gustosEl local era realmente pequeño, solo contaba con cuatro o cinco mesas. El suelo no estaba baldosado y las ventanas parecían contener una buena cantidad de telaraña. En cuanto al mobiliario, todo era a base de madera seca. Ni siquiera había cojines en las bases.—Para una persona que se queja constantemente del dinero “mal habido”, ese fue un comentario bastante clasista. —inquirió Alexey conteniendo la sonrisa que pugnaba por salir de sus labios. Rodé los ojos. Desarrollo una molesta cost
Por fin llegamos a la terraza. Desde aquí podía verse todos los autos que traía la policía. Realmente eran bastantes, aunque ninguno parecía andar por ahí. Nuestros hombres estaban haciendo un buen trabajo distrayéndolos dentro del restaurante. Tendríamos la oportunidad de escapar si continuábamos así. Caminamos muy agachados.Nos ubicamos en la orilla de la azotea, desde aquí podíamos ver cualquier cosa que sucediera. Escuchamos que un par de pasos venían por la entrada del piso superior. Inmediatamente nos dimos vuelta, apuntando al posible enemigo. Llevé mi mano hacía el gatillo, pero por suerte solo era uno de los voyeviki, quien venía acompañado por Vicente.—Un helicóptero viene en camino. Debemos ser rápidos a la hora de abordarlo. —explicó el consejero. Ni siquiera había terminado de hablar, cuando sentí una enorme brisa.Las aspas del helicóptero casi nos cortan la cabeza. Tuvimos que dar varios pasos hacia atrás para protegernos. Lo reconocí de una vez, era un equipo de comb