Las palabras del hombre se abrieron paso en el interior de Roberto, no podía creer que sus miedos más temidos, estuvieran allí frente a él, fueron numerosas las veces que se imaginó que su padre lo despreciaba, pero vivirla fue un golpe fuerte demasiado para él, su rostro palideció, y se quedó estát
No supieron cómo, pero Lacie irrumpió en el consultorio, estalló en llanto e inconsolable, al ver a su hijo con esa expresión de absoluta indiferencia, alzó el grito:—¡Roberto mi niño! ¿Qué tienes mi chiquito? —le dijo tomándole el rostro sin dejar de besarlo y abrazarlo. Como no encontró reacción
Lacie cerró los ojos por un momento, mientras el corazón de Renella se aceleraba, temía que su madre se sintiera mal. —Mamá, por favor, ¿No me vas a responder? No quisiera que te molestaras con nosotros y... —calló cuando su madre abrió los ojos y tomó su mano, apretándola con un poco de fuerza en
—Ya mis hermanos lo saben, mi abuelo Taddeo y seguramente mi abuela también lo sabe —Lacie alzó una ceja con sorpresa y no pudo evitar preguntar. —¿Qué dijo papá Taddeo? —¿Qué crees tú? —le preguntó la chica y ella sonrió. —Ese es el hombre más consentidor y alcahuete de sus nietos que conozco…
Lacie se quedó pensativa, sopesando si debía esperar, quizás hasta que Roberto estuviera recuperado, porque lo más probable es que eso le iba a traer una discusión con Renaldo, y no se creía en ese momento preparada con su hijo enfermo, para empezar una disputa con su esposo, no imaginó que eso qued
» En ese momento, estábamos pasando por una situación difícil, no sabíamos que nos deparaba el destino en ese entonces, pero tú nos diste nuevas esperanzas, nos hiciste sentir que aún había razones para vivir… siento, no haberte demostrado mi amor, pero te amo tanto como a mis otros hijos. Respecto
Roberto se iba a incorporar para irse y Lacie lo detuvo.—¡Detente! —le ordenó Lacie.—Todo eso me parece genial, creo que no hay nadie más preparado de nuestros hijos para que le des ese entrenamiento, pero preferiría que Roberto descanse estos días, no quiero exponerlos tan pronto a presiones que
—Me han dejado solo, no se vale, una reunión familiar sin mí —protestó y todos sonrieron.—Ya te sirvo el desayuno —habló Lacie, mirando a Renaldo con preocupación.—Luego hablamos, quizás mañana que es fin de semana, podamos hacerlo con tranquilidad —expresó Renaldo, no muy contento por tener que a