Roberto se iba a incorporar para irse y Lacie lo detuvo.—¡Detente! —le ordenó Lacie.—Todo eso me parece genial, creo que no hay nadie más preparado de nuestros hijos para que le des ese entrenamiento, pero preferiría que Roberto descanse estos días, no quiero exponerlos tan pronto a presiones que
—Me han dejado solo, no se vale, una reunión familiar sin mí —protestó y todos sonrieron.—Ya te sirvo el desayuno —habló Lacie, mirando a Renaldo con preocupación.—Luego hablamos, quizás mañana que es fin de semana, podamos hacerlo con tranquilidad —expresó Renaldo, no muy contento por tener que a
Después de ser vilmente chantajeado por su hermano pequeño, fue a enfrentar a los otros dos que se reían de manera cómplice, “¡¿Qué diablos ha pasado para perder el respeto de mis hermanos?!”, se preguntó sin poder entender lo que había pasado.—Bueno hermanito, te estamos esperando, te vas a enfren
—Roberto ¡Ni se te ocurra tocarme, así como andas! —como vio que el hombre no se detenía, sino que estaba decidido a abrazarla así, pidió auxilio a Lacie—. Mamá dile que no me abrace sudado como está.Roberto vio a su madre y con una expresión de picardía le dijo.—Necesito abrazar a una de las dos
Lacie estaba furiosa, no podía creer que su hijo mayor estuviera alimentando la vena chantajista de su hijo menor. Le reclamó a Roberto mientras Renella comenzaba a alejarse con una sonrisa victoriosa, cuando su madre se ponía molesta era mejor huir lejos de ella. —¡¿Dónde vas Renella?! —inquirió e
—Te deseo al punto que creo que voy a colapsar… es como si mi cuerpo estuviera sediento, pero de ti de tus caricias, tus besos… por favor Roberto… ¡Hazme tuya! —exclamó la chica con voz temblorosa. —Te prometo que voy a darte placer, tanto como si estuviera dentro de ti… te voy a enseñar a dar y re
Durante toda su vida los jóvenes habían tenido mucho respeto por su abuelo materno, era comprensible, tranquilo, nunca lo habían visto levantar su voz, era respetuoso y amoroso, pero ese abuelo que los observaba en ese momento, estaba totalmente consternado.—¿Cómo es posible esto? Mis dos nietos, ¿
—Por eso te amo tanto, eres la mujer más bella y dulce que he conocido, me vuelves loco y eso me encanta.—Yo quiero que me enseñes a eso que practican en el club —dijo ella con una expresión de curiosidad en su rostro.—¿A ser una sumisa? —preguntó él.—¿Sumisa? ¿De verdad crees que tengo madera de