—¿Y que si no quiero que se vaya? ¿Por qué lo haría? Si yo estoy tan cómodo a su lado —dijo Renaldo, sin dejar de sonreír. Deteniendo el par de pies del otro con sus piernas, mientras lo abrazaba por la cintura, pegándolo contra la pared afectuosamente. El hombrecito palideció, se quedó viéndolo
—¿De mí? ¿Qué están diciendo? —interrogó con curiosidad Renaldo. —Tú y tu esposa son el tema de conversación, a Lacie le dicen que después de haber tenido un hombre que la amaba como Tommy, venirse a encontrar con uno que la está usando para tapar su homosexualidad, que mientras ella está en casa,
Cuando Renaldo iba a darse por vencido, escuchó una voz femenina al otro lado de la línea. —Lo siento, creo que me equivoqué. —Disculpe, no se ha equivocado —su instinto le dijo que se trataba de Valentina— ¿Eres Valentina? —preguntó, mientras todos posaban su mirada en él con curiosidad, pero lam
Al final partieron en un vuelo privado, duraron dos horas y medias para llegar a Madrid, descansaron y siguieron con su destino hasta Rihonor de Castilla. El detective, que había contratado Renaldo, le dio la dirección donde supuestamente vivía Valentina, pero cuando llegaron solo encontraron una c
—Miren esto —el médico hizo la maniobra para mostrarles a los mellizos—. Listo, este es un varón —dijo el médico. Y enseguida Renaldo tranquilizó a su esposa. —Amor, si son dos varones más, no quiero que te pongas triste, después podemos seguirlo intentando para que venga una niña —pronunció dándo
Renaldo se quedó viéndola con una sonrisa, se veía tan adorable, su rostro ligeramente sonrojado, y sus ojos abiertos de par en par, un mechón de cabello caía sobre su rostro dándole un aspecto de chiquilla rebelde, y viéndola así menos podía negarle nada. —Está bien cariño, llevémonos a la tribu a
»Quizás cuando mi vida llegue a su fin en esta esfera terrenal, yo pueda verte mi hermoso pequeño y besarte, abrazarte y darte todo el amor que nunca pude darte… siempre seguiré cuidándote aquí. Renaldo la atrajo a su cuerpo y la abrazó, ambos tenían los ojos bañados en lágrimas, el pequeño Roberto
Lacie respiró profundo y abrió los ojos de par en par, no pudo evitar sentir su cuerpo tensarse, Renaldo se dio cuenta y la tomó por la cintura, acercándola a mi cuerpo. —Mi amor, se me había olvidado decirte, mi hermana me pidió si podía venir Katiuska y no vi ningún problema y le dije que sí. —E